Página/12
en Canadá
Por Eduardo Febbro
Desde Quebec
Fernando Henrique Cardoso está ganando una batalla simbólica que ni en sus mejores sueños habría soñado. Ya antes de que llegara a Quebec, el presidente brasileño fue elegido como �segundo gran jefe de todas las Américas� por la prensa local. En vísperas de que se inicie la tercera Cumbre de las Américas, los comentaristas sólo ven a través de Cardoso y del �primer gran jefe�, es decir George Bush. Cardoso y Bush catalizan toda la atención de una cumbre en la que los intereses particulares de sus 34 participantes son una auténtica torre de Babel de la geopolítica. Para el conjunto de los observadores internacionales, ante el servilismo de unos y la ceguera de otros Cardoso es el único que ofrece una verdadera resistencia a las intenciones hegemonistas norteamericanas.
Ficción interpretativa aparte, el otro �gran jefe� americano llega a Quebec con las manos vacías.
George Bush hijo apenas trae a cuestas la idea que su padre lanzó en los años �90 cuando era presidente, es decir, la Iniciativa para las Américas cuyo objetivo consistía en crear un área de libre comercio que se extendiera desde Alaska hasta Tierra del Fuego, el ALCA.
Treinta y cuatro países englobados, más de 800 millones de habitantes y el 20 por ciento del comercio mundial son los datos más significativos de esa zona que, según lo acordado en Buenos Aires hace dos semanas, recién empezará a regir en el 2005.
En términos de acción política real, Bush se presenta sin el arma maestra del ALCA, o sea el fast track, el mecanismo que, si fuera aprobado por el congreso norteamericano, permitiría a EE. UU zambullirse completamente en la instauración de la zona.
Sin lugar a dudas, el Presidente norteamericano no juega con las intenciones ni los intereses de su país. A pesar de que no traiga el fast track en sus valijas, sus pronunciamientos durante la campaña para las elecciones presidenciales y la calidad de los hombres que nombró en los puestos claves una vez electo prueban que sus objetivos miran al Sur.
El representante para el comercio estadounidense, Bob Zoellick, está considerado como uno de los más fervientes promotores de la integración económica del continente.
No hay generosidad alguna en esta nueva cruzada globalizadora de EE.UU. Como lo resalta el economista Christian Deblock, co director del grupo de Investigaciones sobre la Integración Continental en la universidad de Quebec (UQAM), los �objetivos norteamericanos son estratégicos y económicos. Además de facilitar el comercio, el ALCA beneficiaría a las multinacionales norteamericanas creando un espacio abierto que, a su vez, haría todo más simple al permitir que se reestructuraran con mucha más fluidez�. Y eso no es todo. El economista canadiense estima que en el escenario mundial los norteamericanos reforzarían su posición actual: �De hecho, el ALCA funcionaría como una palanca para desestabilizar a Europa y forzar a los otros países a adoptar los criterios de la OMC (Organización Mundial de Comercio)�.
Frente a ese panorama, la actitud de Brasil y el eco que las opiniones de Cardoso encuentran en los comentaristas locales se explica por lo que el diputado liberal canadiense John McCallum llama �el síndrome de la estrechez�. McCallum acota que al defender sus intereses y su visión América Latina se muestra como el antídoto de la administración norteamericana. En suma, asegura el diputado de Ottawa, �Brasil prefiere ser un pescado grande en una pecera chiquita (el Mercosur) que un pescado chiquito en una pecera grande� (el ALCA).
Por lo pronto, anoche no era recomendable hablar con acento argentino cerca de la delegación brasileña. Las declaraciones de Domingo Cavalloprovocaron un visible malestar entre los allegados de Cardoso que veían como �un desastre� y una �torpeza diplomática reiterativa� la frase del ministro argentino de Economía. �La payasada es decir eso en un momento semejante�, comentó a
Página/12 un delegado de la cancillería brasileña al mencionar la calificación de �payasada� hecha por Cavallo al arancel externo común.
LA POLICIA SITIO LA ZONA DE LAS NEGOCIACIONES
Un muro de Berlín de alambre
Por E.F.
La policía de Quebec se tomó las cosas muy en serio. Ingresar en el perímetro de la ciudad donde se llevan a cabo los principales desplazamientos originados por la Cumbre de las Américas es prácticamente imposible si no se muestra el debido pase que permite el acceso. Los militares y la policía parecen esperar una auténtica batalla campal en torno a la Cumbre.
Las medidas adoptadas resultan desproporcionadas con una reunión entre demócratas. El perímetro prohibido está rodeado por un muro de alambre levantado expresamente y que, recordando el célebre muro de Berlín, fue calificado como �el muro de la vergüenza� por el líder francés de la Confederación campesina, José Bové. Pero si la visión de una ciudad sitiada por una pared de alambre y un ejército de uniformados es chocante al lado del refinamiento de su arquitectura, lo que se ve dentro de la �zona� inaccesible aún lo es más. Ayer por la tarde, decenas de personas trabajaban apresuradamente para tapar con planchas de madera las vidrieras de los principales comercios del centro.
Bové y sus aliados antiglobalización reunidos en la Cumbre de los Pueblos les inspiran tanto miedo que hasta el McDonald�s de la calle principal perdió su cartel luminoso. El gerente prefirió despegar las letras de la vidriera y la pared por las dudas de que a Bové se le ocurriera repetir lo que hizo en Francia hace unos años: desmontar pieza por pieza un McDonald�s en construcción.
�En vez de una cumbre de 34 países democráticos, de donde se excluyó a Cuba, esto parece la guerra de los pueblos�, decía a
Página/12 uno de los participantes a la Cumbre paralela. Allí se reunieron la mayoría de los �duros� que tienen pensado manifestar mañana. Para ellos, lo que va a hacer la Cumbre de las Américas es �adoptar una carta de los derechos y libertades de los inversores�, según la feliz expresión del universitario Dorval Brunelle, uno de los grandes especialistas quebequenses de la globalización. Brunelle afirma que los textos que se están negociando en el seno del ALCA son �inaceptables� ya que, en muchos casos, �especialmente en los textos relativos a las inversiones, hasta se prevé que las empresas multinacionales van a poder presentar querellas contra los gobiernos si las huelgas o los conflictos sociales perturban sus actividades�.
Quebec dormía anoche sus últimas horas tranquilas. Si los rumores se confirman, la ciudad canadiense podría convertirse en una suerte de batalla campal desde hoy a la noche.
OPINION
Un gatillo financiero llamado Argentina
Por Martín Granovsky
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