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COINCIDENCIAS ENTRE LAS CGT, LA UIA Y EL PRESIDENTE DE LA UCR
Con la Convertibilidad en la mira

Las reuniones de los jefes de ambas centrales con Alfonsín por un lado y De Mendiguren por otro exploraron una agenda común: salida de la Convertibilidad y reprogramación de la deuda.

Por Diego Schurman

No le dijeron en voz alta. Saben que todavía suena a herejía. Pero los representantes de las dos CGT, la Unión Industrial y hasta el propio Raúl Alfonsín hablaron ayer de salir de la Convertibilidad y reprogramar el pago de la deuda externa. Todo ocurrió en un clima de cordialidad donde Domingo Cavallo emergió como la representación del mal y un gobierno de unidad nacional, como la salida inevitable a la crisis.
Rodolfo Daer y compañía desembarcaron en la casa del ex presidente con una misión concreta: invitarlo a la Plaza de Mayo, donde mañana protestarán junto a Hugo Moyano contra la política económica.
Alfonsín evitó una respuesta pero avaló la marcha y el documento que allí leerán los sindicalistas como elemento de presión hacia el establishment y sobre todo hacia Cavallo. Junto a Carlos West Ocampo, Andrés Rodríguez, Armando Cavalieri, y el radical bonaerense Leopoldo Moreau se mostraron como viejos amigos arengando contra el “mesianismo liberal”.
Fue entonces que Alfonsín abundó sobre la idea de organizar un gobierno de unidad nacional tras los comicios de octubre para reemplazar a Cavallo por un equipo económico. Y les confió a los sindicalistas que el tema no será ajeno en su discurso del viernes en el plenario del Comité Nacional de la UCR. Su intención es modificar los actuales ejes económicos, en los que no descarta una salida gradual de la convertibilidad y la reprogramación del pago de la deuda externa.
–Hablamos que el Estado debe recuperar independencia para el desarrollo de la política monetaria, que defienda la producción interna y aliente las exportaciones –dijo Daer.
Cuando, el año pasado, el propio Daer y Moyano hablaron de modificar la paridad cambiaria, Alfonsín no se opuso a la idea, aunque tampoco la defendió: dijo que la convertibilidad era una “trampa” porque con o sin ella le gente siempre perdía.
–Ahora todos coincidimos más que nunca en que la convertibilidad es un instrumento que no puede convertirse en una política económica –señaló Cavalieri.
El equipo sindical, que había pedido la reunión, escuchó cómo el ex presidente despotricaba contra los que lo emparentaban con el pasado y recordó que en el radicalismo triunfaron todos los que se opusieron al Gobierno. Incluyó en ese lote a la Alianza chaqueña que en línea con el gobernador Angel Rozas puso reparos a los ajustes provinciales programados. Para el cierre el ex presidente volvió con una cerrada defensa del Mercosur contra aquellos que impulsan un acercamiento al ALCA.
El debate de la convertibilidad tampoco estuvo ausente en la reunión previa que los “gordos” de la CGT oficial junto a los representantes de la CGT rebelde mantuvieron con la cúpula de la UIA. Los industriales probablemente blanqueen el tema en una jornada que programan para septiembre en Parque Norte.
“Hay consenso en que tenemos que discutir la paridad cambiaria porque aquí se perdió competitividad. Hay que abordar este tema. No lo propiciamos para mañana mismo pero me parece inapropiado no discutirlo. Hay que tener una alternativa por si estalla todo” confió Juan Carlos Schmid, uno de los integrantes de la comisión directiva de la CGT rebelde de Moyano. “Hace falta un acuerdo nacional”, agregó Julio Piumato, jefe de prensa de ese sector sindical.
Ayer, entre cuatro paredes, los industriales manifestaron la certeza de que, pese al acuerdo con el Fondo Monetario, la crisis se va a agravar y en las provincias se sucederán los conflictos. A sus argumentos sumaron las editoriales de los principales diarios económicos de los Estados Unidos.
Las dos CGT y la UIA buscan una propuesta de “salvataje nacional” –con el aval de la Iglesia Católica– con la idea de reactivar el poloproductivo. Gregorio Chodos, secretario de la Cámara Argentina de la Construcción, lo dijo despojado de cualquier tecnicismo. “Acá los argentinos tienen que tener una reconciliación con el sentido común. No queda otra”.

LA OBSESION DE RAUL ALFONSIN
Qué hacer el día después

Por F.C.

Cerca de Raúl Alfonsín explican que la principal preocupación del ex presidente está centrada en lo que sucederá después de las elecciones. “O antes”, deslizan, por la posibilidad de un crack económico inminente. Por eso, Alfonsín no abandona sus reuniones con políticos, empresarios, autoridades eclesiásticas o, como ayer, gremialistas, para promover la idea de un gobierno de unidad nacional que sirva de sostén al sistema en caso de debacle. En su entorno aseguran que a Alfonsín no lo alienta ninguna especulación electoral. Pero lo cierto es que la iniciativa le sirve para mostrarse activo en una campaña en la que todavía no consiguió precisar su discurso.
En el concepto de gobernabilidad de Alfonsín, un gobierno de crisis debe estar integrado por radicales y peronistas. “Es que recomponer la Alianza original ya ni siquiera tiene sentido, si no se sabe qué quedó del Frepaso”, explicaba ayer un dirigente cercano al ex presidente. En los encuentros que viene realizando, Alfonsín busca redactar un borrador de agenda de consenso, de forma que si la urgencia se dispara y los tiempos se acortan, lo más engorroso del trabajo ya esté adelantado.
El viernes, Alfonsín será el encargado de dar el discurso de fondo en el plenario del Comité Nacional de la UCR, en donde se espera que profundice su convocatoria en base a temas de coincidencia. Uno de ellos será el de la reprogramación de la deuda externa con quita de capital. Otro será la ratificación de la pertenencia plena de la Argentina al Mercosur en contra del anzuelo del ALCA. Además, como ayer conversó con la CGT, la necesidad de poner en marcha un seguro social.
El Gobierno, quedó ajeno –por no decir en contra– a la iniciativa. “Ellos dicen que la unidad nacional ya está, así que no hay nada más que hablar”, sostenía un ladero de Alfonsín. Al mismo tiempo, el dirigente aseguraba que el ex presidente no buscaba el reemplazo de la gestión delarruista, sino que sólo reconocia la gravedad de la situación. Algo a lo que, añadía, la Rosada se resiste, imaginando en cada momento de sosiego que, al fin, llegó el despegue.

 

 

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