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La legalización del cannabis, una polémica que murió antes de nacer

El secretario de Lucha contra el Narcotráfico dijo que no dudaría en impulsar la legalización si hubiera consenso sobre su beneficio para enfermos terminales. Pero ayer el propio ministro Jorge de la Rúa salió a aclarar que ni piensan en esa posibilidad.

Por Cristian Alarcón

Los pacientes oncológicos y los de VIH conocieron con optimismo las declaraciones del secretario de Lucha contra el Narcotráfico, Lorenzo Cortese, hechas al diario La Capital de Rosario. “Si se logra el consenso científico sobre el efecto benéfico del consumos de marihuana en enfermos terminales, no dudaría en impulsar la legalización”, dijo. Las declaraciones del secretario de Política Criminal del Gobierno, Mariano Ciafardini, apuntaron más alto. Convencido de que Cortese juega con un anhelo utópico, le dijo a Página/12 que más allá de su uso médico, está de acuerdo con la legalización del cannabis, y con “que se regulara su producción y se controlara su venta al público”. Pero ayer terció Jorge de la Rúa el ministro de Justicia, el área en el que trabaja Ciafardini, para descalificarlo: “El aumento de consumo de este estupefaciente obliga por el contrario a una lucha frontal para erradicarlo”, dijo en un comunicado. En definitiva, el ruido no alcanzó a desmentir la baja cantidad de nueces tras el repentino debate.
Ayer, entrevistado por este diario, Cortese aclaró que “hemos dicho lo de siempre, con la misma salvedad de siempre, es decir que desde el gobierno garantizamos el debate abierto, pero que mientras no haya una posición clara de la ciencia, no se puede hacer nada”. La distancia del discurso oficial a la posibilidad concreta de que los científicos acuerden sobre las propiedades terapéuticas del cannabis, es aún larga: en el país casi no existen investigaciones sobre su uso. Cortese habla en condicional de los cambios: “Si hubiese uniformidad en cuanto a la utilización del cannabis no tendríamos inconvenientes que se realizara una habilitación de venta, como sucede con la morfina”. Sucede que no deja de sonar fuerte esa hipótesis en la que el funcionario de la Secretaría para la Prevención de las Adicciones y Lucha contra el Narcotráfico, propone un escenario visto desde las leyes Argentinas como factible sólo en el primer mundo.
Lo que también es cierto es que existe una corriente de opinión entre juristas, algunos jueces y a la que adhiere el propio Ciafardini, de despenalizar el uso de la marihuana como solución a la criminalización creciente de los consumidores y el funcionamiento de las mafias que la venden. Ciafardini considera que si hay equipos científicos que pueden determinar si la marihuana “sirve o no sirve para tratamientos terapéuticos” son norteamericanos o europeos. “Muy difícilmente esto pueda resolverse acá, por eso por el tema terapéutico no arriesgaría ninguna opinión”, le dijo a Página/12 en una entrevista en la que sí quiso opinar sobre “la posición hipócrita” que en base al cuidado de la salud publica prohíbe el consumo de marihuana. “Si estamos preocupados por las consecuencias de la ingesta de marihuana por los sectores juveniles, deberíamos tener la misma preocupación por el consumo de tabaco y alcohol, es decir que a la marihuana tendría que darle un tratamiento similar que a esas sustancias legales”, considera Ciafardini.
En la argumentación de Cortese, el principio que primaría si hubiera acuerdo sobre las propiedades médicas del cultivo, es el del “valor de la salud pública que justificaría su utilización”. Para Cortese el inconveniente es que hay opiniones encontradas. Mientras el estado canadiense aprobó este año, en base a informes científicos, el uso terapéutico, la Corte Suprema de los Estados Unidos sentenció hace dos meses que no admite su uso basada en otros informes, que a su vez contradicen al de la Academia Nacional de Ciencias. De todas maneras el ministro De la Rúa no la emprendió contra Cortese en su comunicado de ayer. “Se trata –dijo de la marihuana–un estupefaciente nocivo, fuertemente adictivo y facilitador del acceso a drogas mas peligrosas aún” y recordó que el gobierno “sigue una política firme y coherente a través de la secretaría del doctor Cortese y ha firmado acuerdos internacionales en ese sentido”. El propio Cortese recordó esos pactos, según los cuales sería imposible legislar alguna autorización para la venta de cannabis, por más beneficios terapéuticos que los científicos le reconozcan.

 

 

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