Por
Pedro Lipcovich
Por
primera vez en la historia, se detectó en seres humanos un grupo
de genes que promueven el envejecimiento exitoso, es decir,
la capacidad para vivir más y con menos achaques: un equipo estadounidense
examinó los mapas genéticos de centenares de personas de
más de 90 años, con buena salud, y encontró patrones
que se repiten y que son distintos de los de las personas menos longevas.
El paso siguiente será identificar con precisión cada uno
de estos genes, lo cual abrirá la puerta para las primeras terapias
que, de verdad, servirían para envejecer bien. En los últimos
congresos internacionales sobre envejecimiento, los especialistas
en genética sostienen, medio en broma medio en serio, que son capaces
de prolongar la vida, no hasta los 120 sino hasta los 1200 años
comentó un prestigioso especialista argentino: esta
investigación muestra que tienen con qué.
La investigación fue dirigida por Louis Kunkel, del Centro Médico
Howard Hughes en Chevy Chase, Washington, y Thomas Perls, del Centro Médico
Beth Israel Deaconess en Boston. Se publica hoy en Proceedings of the
National Academy of Sciences. Los científicos analizaron el ADN
de 137 grupos de dos a tres hermanos; por lo menos un integrante de cada
grupo debía tener más de 98 años y otro superar los
91 o los 95 para mujeres, a quienes se supone más longevas.
Eran en total 308 personas de 91 a 109 años.
La pregunta era si tenían en común características
genéticas que no compartieran con la población en general,
y la respuesta fue: sí. El patrón común se encontró
en un trozo del cromosoma 4 que abarca entre 100 y 500 genes. Kunkel y
Perls sostuvieron que las personas con una buena versión
de estos genes pueden llegar a vivir 20 años más que el
promedio, permaneciendo activas y con relativa buena salud.
El equipo apuesta a precisar los genes responsables del buen envejecimiento.
Según su estimación, la longevidad sería consecuencia
de la acción de no más de cuatro a seis genes. Identificados
éstos, se podría desarrollar medicamentos que imitaran
su acción.
Según afirmó para este diario Alberto Boveris titular
de Fisicoquímica en la UBA y autoridad mundial en temas de envejecimiento,
el anuncio de hoy es un adelanto espectacular. Según
señaló Boveris, desde hace tiempo se sabe que en ratones,
bajo idénticas condiciones ambientales, la proporción de
longevos es distinta según variables genéticas. Por
otra parte, agregó Mario Lozano profesor de Bioquímica
en la Universidad de Quilmes, en animales como el gusano C.
Elegans se verificó que la mutación de un gen específico
aumentaba notablemente la longevidad.
Boveris comentó que sometiendo a los ratones, cuando eran
jóvenes, a pruebas de destreza neuromuscular, se advirtió
que los que mejor rendían eran los que vivirían más:
la teoría es que los más longevos son capaces de reaccionar
en mejor forma frente a estímulos estresantes.
En el caso de los humanos, ¿qué es exactamente el envejecimiento
y qué podría tornarlo exitoso? Boveris lo explicó
así: En toda persona, a partir de los 20 años, se
produce una declinación de las funciones vitales: el volumen de
sangre bombeada por el corazón, la velocidad de la conducción
neuromuscular, la capacidad pulmonar, la aptitud de filtrado de los riñones
y otras. En un gráfico, esto se expresaría como una línea
en pendiente hacia abajo. Cuando estas funciones declinan hasta aproximadamente
un 30 por ciento de su capacidad original, el sujeto ha envejecido y padecerá
las enfermedades habituales a esa edad.
Pero el factor genético de longevidad continuó
Boveris haría que esa línea descendente se aproximara
a la horizontal. Este grupo de genes permitiría retardar la última
parte del envejecimiento, lo cual no sólo prolongaría la
vida sino que mantendría a la persona con buena salud hasta el
momento en que, finalmente, claro, la estantería se viene abajo.
En cuanto a la función exacta de los genes que la investigación
detectó en el cromosoma 4, por el momento, no la conocemos,
admitió Louis Kunkel. Según observó Diego Golombek
profesor de Fisiología en laUniversidad de Quilmes e investigador
del Conicet, en el cromosoma 4 se localizan genes vinculados
con enfermedades del sistema nervioso como el Parkinson, en su forma hereditaria,
o el mal de Huntington.
Boveris comentó que antes se creía que la vida humana
podría llegar a los cien años, pero ya hay 75 mil personas
de esa edad sólo en Estados Unidos; ahora se piensa que el límite
está en 120 años; cualquier persona que lleve una vida sana
podría llegar a los 80 y, si tiene los genes de la longevidad,
a 100 o 120. Pero, en los congresos, los especialistas en ingeniería
genética nos dicen: Cuando entremos en acción, habrá
que hablar, no de 120 años sino de 12 siglos. Y tienen con
qué.
Investigaciones
muy lentas
Por
P. L.
El
problema del envejecimiento es que lleva mucho tiempo: esto es
cierto, por lo menos, para las investigaciones sobre el tema.
Un experimento completo sobre personas requeriría
80 años o la duración de una vida humana,
señala el especialista Alberto Boveris. Mientras tanto,
hay en curso experimentos con monos cuyos resultados estarán
hacia 2020, ya que empezaron hace diez años y los monos
viven alrededor de 30.
En estas pruebas, a un grupo de monos se les da una dieta
que incluye antioxidantes como las vitaminas C y E. A los del
otro grupo, simplemente se les da menos de comer: 30 por ciento
menos de calorías.
A estas líneas, centrada en los nutrientes, se agrega ahora
la investigación genética. En los países
centrales están dedicando muchos fondos a esta área,
ya que lograr un envejecimiento exitoso permitiría ahorrar
las siderales sumas que ahora se destinan a atender las enfermedades
de la vejez, comenta Boveris.
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