El
film iraní El círculo, del director Jafar Panahi, ganó
el premio Fipresci a la mejor película del año, que será
entregado durante la ceremonia de inauguración del 49º Festival
Internacional de Cine de San Sebastián, el próximo 20 de
septiembre. El cineasta recogerá en persona este premio, que conceden
desde 1999 la Federación Internacional de la Prensa Cinematográfica
y el Festival de San Sebastián con el fin de estimular el
cine más arriesgado, original y personal, informó
ayer la organización del certamen donostiarra. Un total de 156
críticos de cine de 34 países incluida la Argentina
votaron para finalizar eligiendo a El círculo entre todas las películas
estrenadas entre agosto del 2000 y julio del 2001. El film cuenta la historia
cotidiana de ocho mujeres en Irán, en lo que constituye un
retrato de las profundas discriminaciones que sufren las mujeres y de
su espíritu y valor para intentar escapar de esa presión
gracias a un círculo que las une y las fortalece entre sí,
según el comunicado conjunto del Festival de San Sebastián
y la Fipresci.
Según los organizadores del premio, Jafar Panahi es uno de
los más importantes directores del cine iraní de los últimos
años, un juicio sustentado por la importancia de los galardones
conseguidos por películas. Discípulo directo de Abbas Kiarostami,
de quien fue asistente, Panahi se dio a conocer en 1995 con una sorprendente
opera prima, titulada El globo blanco, premiada con la Cámara de
Oro en el Festival de Cannes. Con su segundo largo, El espejo ganador
del Leopardo de Oro en el exigente Festival de Locarno 1997, Panahi
demostró que era capaz de hacer un film que se reflejara a sí
mismo, hasta hacer del cine un magnífico medio de conocimiento.
Y en agosto del año pasado, con su tercer largometraje, El círculo,
arrasó con seis premios principales en la Mostra de Venecia, entre
ellos el León de Oro a la mejor película.
De acuerdo con el propio Panahi, El círculo surgió de un
episodio al que los periódicos de Teherán le dedicaron apenas
unas pocas líneas: el suicidio de una mujer tras haber asesinado
a sus dos jóvenes hijas. Lo que impactó al director fue
que la prensa no informó nada sobre las causas del crimen y del
suicidio, dando por sentado que, tratándose de mujeres de una sociedad
patriarcal, no era relevante profundizar en el tema. Fue precisamente
eso lo que hizo Panahi, desafiando los tabúes de su sociedad.
A su vez, en abril de este mismo año, Panahi era esperado como
el invitado más importante del Buenos Aires Festival del Cine Independiente,
pero en su paso por el aeropuerto de Nueva York, en tránsito hacia
la Argentina, fue detenido por la policía norteamericana, que lo
sometió a un trato humillante por el solo hecho de ser iraní,
para luego deportarlo hacia su país de origen, sin permitirle proseguir
su viaje.
A su regreso a Teherán, Panahi difundió una carta abierta
que envió a un grupo de intelectuales norteamericanos, en la que
pedía una condena del hecho y en la que narraba la situación
vejatoria a la que fue sometido. Me pusieron cadenas en los pies
y me engancharon a otros encadenados, todos a la vez encadenados a un
banco, relató Panahi. Por diez horas, fui forzado a
permanecer allí sin tener la posibilidad de comunicarme con nadie.
(...) Me encadenaron nuevamente y me llevaron de vuelta a un avión.
Desde mi ventanilla podía ver Nueva York. Sabía que mi película
El círculo había sido estrenada allí hacía
dos días y que había sido muy bien recibida. (...) Vi la
Estatua de la Libertad e inconscientemente sonreí.
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