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MARIANA Y LOS PANDIYA, UNA SOLIDA PROPUESTA INFANTIL
Canciones para niños de hoy

El grupo está lanzando un EP �del tamaño de la mano de un chico�. "Suele decirse que las canciones tienen que enseña algo a los chicos. Las nuestras son para que las disfruten", plantea Mariana Cincunegui.

Por Pablo Plotkin

El juguete antiguo que ilustra la tapa del nuevo EP de Mariana y Los Pandiya, Hoy es mañana, no es un mero objeto decorativo. La criatura de cabeza cuadrada y tope de xilofón es, en verdad, la primera pista sobre la naturaleza de un disco pequeño, “del tamaño de la mano de un chico”: tres canciones grabadas con instrumentos eléctricos y acústicos y sonidos de juguetes que Mariana Cincunegui atesora desde pequeña. Dos versiones –una del canto popular colombiano “Chiriguare” y otra de “Casi lo digo”, de la cubana Rita del Prado– y un tema propio –”Un lugar para viajar”– conforman este CD que en un par de semanas lanzará a la calle Cuatro K Records, el sello de Mario Pergolini subsidiario de Sony. “En este momento hay muy pocas cosas para chicos”, observa Mariana en un viejo caserón restaurado de Palermo Viejo, que le funciona como base de operaciones. “Lo que hay está puesto en duda si está bien o mal. Perdemos mucho tiempo así. Creo que ahora hay que vivir, consumir y aprender. Hay que empezar a hacer, porque las cosas siempre están difíciles, pero los chicos siguen creciendo en un país que se supone debería ofrecerles algo más”.
El cambiante proyecto de Cincunegui, Los Pandiya, salió a la superficie en 1994, cuando grabó su ópera prima con la colaboración de Fito Páez, Liliana Herrero y Ricardo Mollo, entre otros. Entonces Mariana se presentaba como una artista de “rock para chicos”, etiqueta que ahora intenta sacarse de encima. “Yo no me siento rockera, no vivo como rockera”, asegura ella, cruzando las piernas sobre un banquito, paseando los ojos por la comodidad de su oficina. “Ahora hay una moda de hacer rock para niños, pero lo que yo hago es traducir la música que me gusta, usar esas herramientas. Tiene que ver con mi generación, con mis amigos, con lo que escuchamos todos, y tal vez porque sé trabajar con los instrumentos. La prensa y el mismo ghetto de la música infantil me señaló como la rockera. Bueno, algo de eso hay. Si el rock es traducir la actualidad, Los Pandiya es una banda de rock. Pero no es el estereotipo. Peter Gabriel es rock, también”.
–¿Cuál es el propósito de Los Pandiya? ¿Simple entretenimiento, instrucción...?
–Cuando hago las canciones, estoy pensando en que eso vibre y produzca alguna emoción. Ese es el lugar desde el que hago música para chicos: pensando en algo que los identifique, los emocione, les sirva como medio de expresión. A los nenes les pasa como a nosotros, les gusta determinada música porque los identifica con lo que les pasa. El tema del osito, el gatito, son cosas que ya no les están pasando. Hasta con los técnicos de sonido tuvimos que romper ese preconcepto. La idea era que los nenes que participan en el disco no sonaran estereotipados, no queríamos hacer un coro de niños cantores. Ese fue un desafío. Porque mi música es comercial, pero no comercial en el mismo sentido que “Chiquititas”. De todos modos, “Chiquititas” ahora está muy serio. Está muy bien hecho, tiene una orquesta que suena bárbaro. Es un producto que, aunque no sé si me gusta ideológicamente, es muy respetable. Al menos cuidan la oreja de los chicos.
–En estos doce años que lleva enseñando música, ¿en qué medida fueron cambiando los intereses de los pibes?
–La tecnología hizo posible ver la música. Antes la música era invisible, entonces era muy difícil de trabajar. Ahora, con la computadora, los nenes manejan 24 canales de audio, ven las ecualizaciones, cortan, hacen loops. Espero que en diez años haya muchos chicos que tengan esa oportunidad, porque ayuda a ver otra profundidad en la música, una profundidad que está más allá del toc toc y el juego rítmico.
–¿Qué cree que diferencia a Mariana y Los Pandiya de otras propuestas del género?
–Tiene que ver con cómo nosotros concebimos la música. Suele decirse que las canciones tiene que enseñar algo a los niños, que una canción sirve para determinado objetivo. Nuestras canciones sirven para pasarla bien, emocionarse. No hay una búsqueda. Por eso es más rockero, estéticamente. Es algo tan natural que no sé cómo explicarlo. Es difícil romper con el prejuicio de la música para chicos, pero... El disco de Toy Story, por ejemplo, es una masa. El Rey León tiene los mejores músicos africanos. Bueno, ¿por qué no hacer eso acá? Yo no creo que tenga que dejar de escucharse “Manuelita”. Me parece que a “Manuelita” habría que sumarle otras cosas, porque es una obra del ‘63. Es un clásico, una poesía bellísima, pero algo pasó para que quedara ese lugar vacío. Resulta cansador escuchar una y otra vez el disco de los “Teletubbies”, pero vas al súper y sólo encontrás eso. La pregunta es: si hubiera otras cosas, ¿se vendería sólo el disco de los “Teletubbies”? Yo creo que no.

 

 

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