CLAUDIO
LOZANO, ECONOMISTA
Es
poner límites
Por
Laura Vales
Imaginemos
que la consulta fuera vinculante y que el 17 diciembre la propuesta se
implementara. ¿Cuáles serían sus efectos inmediatos?
Como se trata de asignar fondos entre la población en situación
de pobreza, el primer efecto sería un aumento en el consumo. Se
estarían recomponiendo los niveles de demanda, abriendo condiciones
para salir de la recesión y relanzar la actividad productiva. A
su vez, la implementación de estas medidas obligaría a enfrentar
otro tipo de discusiones, como la defensa de la producción local
frente a la importada o el papel de las tarifas y las tasas de interés.
Al votar por estos instrumentos, también se vota por otras cosas,
un enfoque diferente para afrontar la crisis.
¿Por qué el Frenapo considera la distribución
de la riqueza como el tema central?
La Argentina ha venido funcionando bajo un régimen de acumulación
financiera que produjo desindustrialización, aumento del desempleo
y caída de los ingresos. La consecuencia fue que se incubaron desequilibrios
muy profundos entre la producción y la ocupación. Estos
problemas de carácter distributivo se expresan tanto en el terreno
fiscal como en el externo. Al colocar la prioridad en la distribución
se asume que un país que tiene 37 millones de habitantes y 14 millones
de pobres es un país que ha prescindido de su mercado interno.
También implica pensar el crecimiento de la economía en
el largo plazo, porque si el 56 por ciento de la población menor
de 18 años está por debajo de la línea de pobreza,
es obvio que a futuro no vamos a ser ni más productivos ni más
competitivos. En tercer lugar apunta a cambiar la ecuación fiscal,
es decir el esquema bajo el cual funciona el Estado argentino. Este es
un Estado que profundiza la desigualdad porque cobra impuestos sobre el
conjunto de la población y los canaliza como subsidios improductivos
sobre los sectores más concentrados de la economía.
El aumento de la desigualdad, ¿no excede largamente a la
Argentina?
Si tomamos el caso latinoamericano, Argentina fue el país
que más se empobreció en las últimas dos décadas.
La caída fue de una magnitud que realmente merece consideraciones
especiales.
En el sentido de que este desbarranco no es obra de un destino fatal.
La consideración es que efectivamente hubo una ofensiva política
de las clases dominantes a partir del golpe de Estado, que le ha asignado
a este proceso una envergadura tal que se hace difícil encontrar
casos de caídas tan brutales de una sociedad en tan corto lapso,
que no estén mediados por fenómenos bélicos.
Como el Paraguay luego de la guerra de la Triple Alianza.
Tengo un amigo que dice, justamente, que somos algo así como
el Paraguay del siglo XX. El plantea que habida cuenta de que en este
país (del mismo modo que en aquel Paraguay) hubo en algún
momento una discusión del poder político, el tipo de revancha
social que supuso la Triple Alianza sobre el pueblo paraguayo es similar
a lo que se plantea hoy en la Argentina.
¿Cuántas familias serían beneficiadas con el
seguro de desempleo, la asignación por hijo y el piso jubilatorio?
Llegaría a 800 mil jefes de hogar desocupados, a aproximadamente
6 millones de chicos menores de 18 años y a un millón de
mayores de 65 años. ¿Hay fondos para hacerlo?
Nosotros identificamos cuatro fuentes de financiamiento. La primera
es que al haber más consumo y más actividad habrá
más recaudación; en segundo lugar planteamos la reasignación
de los planes sociales vigentes, que son anárquicos y no trabajan
sobre las causas de la pobreza sino sobre sus efectos. La tercera es repensar
el régimen impositivo y la cuarta rediscutir el sistema de jubilación
privada. Sumadas estas fuentesduplican el nivel de fondos necesarios,
que es de 11.400 millones de dólares. Lo ponemos así para
que se perciba que existen.
El planteo es que lo que falta es un Estado que funcione con un
criterio de redistribución.
Que si se toma la opción por esta estrategia, habrá
recursos. Uno podrá discutir cuál es la mejor alternativa
para conseguir los fondos, pero lo que no se puede decir es que esos fondos
no existen. Nosotros estamos planteando también una cuestión
de carácter estratégico, que es que sólo democratizando
la sociedad, es decir siendo más los actores en capacidad de influir
en las decisiones públicas es que vamos a poder ponerle límite
a aquellos actores económicos que mantienen, sostienen y viven
de las políticas de ajuste.
MARIA
DEL CARMEN FEIJOO, SOCIOLOGA
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