OPINION
ARQUITECTURA
JOVEN
Una renovación
tranquila
El enfoque de una representante de la joven generación de arquitectos
franceses, publicada en la revista “Label”, editada por el Ministerio
de Asuntos Exteriores galo.
Por Corinne Jaquand*
Los arquitectos
que hoy rondan los cuarenta y están llegando a la madurez no
han tenido las mismas oportunidades que sus mayores. Estos últimos
recogieron los frutos de la descentralización, que provocó
un aumento de los encargos, y de los grandes programas estatales de
los años 80. Los proyectos públicos, sus tradicionales
trampolines en las grandes ciudades francesas, se orientan ahora hacia
intervenciones más modestas: rehabilitación y ampliación
de equipamientos o de grupos de viviendas; acondicionamiento de áreas
de descanso en las autopistas y de zonas públicas en los trayectos
de los nuevos tranvías urbanos.
Y, sin embargo, estos arquitectos están renovando realmente la
creación arquitectónica. La mayoría, a menudo enfrentados
a las zonas periurbanas, no optan por la expresión polémica
ni radical. Las posturas teóricas sobre el terreno y la identidad
del proyecto se basan sobre todo en la relación con el paisaje.
Rompiendo con las teorías universalistas sobre la high-tech,
para ellos lo primordial es la calidad de la ejecución y la duración
de los edificios. Parecen inmunes al tabú de la forma impuesto
por los Modernos. Ya no se lleva la arquitectura inmaterial
de vidrio. Utilizan materiales más opacos y menos sensibles al
paso del tiempo, como la madera, el cobre, el acero o el hormigón
armado.
El retorno
de la materia y del tiempo
La luz sigue siendo campo de investigación, pero están
de moda los efectos translúcidos de los productos sintéticos
más baratos. También se vuelve a utilizar el vaciado a
gran escala, inspirado tanto en el mobiliario de los años 60
como en los modelos informáticos al estilo de Frank Gehry. Este
nuevo interés por la materia procede en la práctica de
otras artes plásticas. Muchos de estos arquitectos han pasado
por la fotografía, la escultura, la escenografía. Vuelven
a estar de moda la comodidad, tener en cuenta los ambientes acústicos
o térmicos. Y paradójicamente, esa generación,
marcada por la revolución informática, defiende la utilización
conceptual de la maqueta como una razón de ser profesional. Por
otro lado, las fronteras internas de la profesión tienen tendencia
a desaparecer. La nueva generación es más femenina y la
oposición entre París y la provincia ya no es tan fuerte
como antes. La crítica arquitectónica parisina se ha acostumbrado
a curiosear fuera de los caminos trillados de la capital.
Gracias a la apertura regional, han surgido nuevos focos de creación
y de debate.
A pesar de la dispersión geográfica, se destacan varias
tendencias. Marc Barani en Niza, Laurent & Emmanuel Beaudouin en
Nancy, Antonio Stinko en París se caracterizan por cierta modernidad
intemporal y humanista. El cementerio de Roquebrune Cap-Martin, realizado
por Marc Barani, celebra la eternidad mediterránea. La gran explanada
frente al mar recuerda el escenario de un teatro griego, mientras que
las terrazas y las escaleras excavadas en la pendiente evocan la monumentalidad
egipcia.
Las realizaciones museográficas de Antonio Stinko (reforma de
la Escuela del Louvre, del Museo del Jeu de Paume, del antiguo matadero
de Toulouse) también poseen esa simplicidad cúbica. La
pareja Beaudouin concibe paseos arquitectónicos, inspirados en
Le Corbusier y Luis Barragán, donde la luz es captada y coloreada
por pozos verticales (Mediateca de Poitiers, Biblioteca de Derecho y
Economía en Besanzón).
Barani, Stinko y los Beaudouin trabajan el hormigón y los materiales
contemporáneos como si fueran piedras nobles y se inspiran en
la escultura minimalista de Richard Serra, jugando con los efectos de
la ingravidez. Así, la fachada de hormigón del Museo de
Arte Contemporáneo de Nancy (Beaudouin) y la pirámide
invertida de Saint-Jacques-de-la-Lande (Barani) parecen flotar en el
espacio. Yves Arnod e Isabel Hérault (Grenoble) se ejercitaron
en la escultura y la danza. Aunque sus obras son muy variadas, tienen
en común el parecer instantáneas de un movimiento (gimnasios
de Echirolles, instalación móvil Nomad). Los volúmenes
flexibles o regulares, añadidos, encajados o resbalando los unos
sobre los otros, imitan masas sobre el vacío, vistas desde arriba
(casa Corenc en la parte alta de Grenoble). Están pensados como
objetos reactivos con respecto al paisaje, como el Punto
de Información Turística del Valle del Ferrand, situado
en lo alto de una escarpada carretera de los Alpes.
Como Arnod
y Hérault, Manuelle Gautrand efectúa relativamente tarde
los planos de sus proyectos. Su manera de proceder, intuitiva y circunstancial,
siempre desemboca en formas originales pero sobrias. Rehabilita el adorno
con audacia y humor, a través de intervenciones muy contemporáneas.
Así, el vidrio serigrafiado de las áreas de descanso de
la autopista de Picardía evoca con humor las vidrieras de las
catedrales góticas de las ciudades de Beauvais y Amiens que se
encuentran en ese trayecto. En las despensas del restaurante del aeropuerto
de Nantes, una impresión fotográfica identifica el contenido
de cada almacén. En otros casos, se ha coloreado el material
en su conjunto (hormigón granate del Teatro de Béthune,
paneles de policarbonato azul en el depósito de mantenimiento
del aeropuerto de Nantes).
El movimiento y el dinamismo de las obras de Nasrine Séraji procede
de la referencia al arte bruto. Séraji, de origen iraní,
fue alumna de la vanguardista escuela AA (Architectural Association)
de Londres, antes de instalarse en París. Ha realizado, entre
otras cosas, el edificio provisional del Centro Americano en Bercy y
el Museo Conmemorativo de la Batalla del Camino de las Damas.
El equipo francoalemán Labfac, compuesto por Finn
Geipel y Nicolas Michelin, es heredero de la línea constructiva
y experimental de los años 60, de los metabolistas, del Team
X y de Candilis. Geipel y Michelin se dieron a conocer con la cubierta
del anfiteatro romano de Nimes, una estructura tensada a la Frei Otto.
Después construyeron la Escuela Nacional de Artes Decorativas
de Limoges, con hormigón, acero y vidrio, un riguroso juego de
construcción. Geipel y Michelin, familiarizados con las nuevas
tecnologías y la informática, continúan la misma
investigación estructural en el marco de los proyectos urbanos
(eriales ferroviarios en Munich).
Juegos de
construcción
En Lyón, el grupo Tectoniques tres hombres
y una mujer comparte ese gusto por el ensamblaje constructivo.
Trabajan con insistencia en los detalles que requiere el montaje de
elementos prefabricados (casas de madera en Saint-Pierre de Chandieu
y Abbeville) y dedican mucha atención a los paisajes en los que
intervienen. Las láminas blancas y negras que cubren el centro
EDF/GDF en Saint-Claude, de una depurada estética de estilo Mies,
son un eco de las estratificaciones de la montaña del Jura. En
Burdeos, Lacatan & Vassal confirman su liderazgo en la low-tech
minimalista y ecológica. Sus casas privadas utilizan materiales
industriales y baratos, así como espacios bioclimáticos,
ampliaciones naturales del espacio doméstico (invernaderos, galería-salón
cubierta de una vidriera amovible). La facultad Pierre-Mendès-France,
en el campus de Grenoble, es la primera en poseer una doble fachada
con ventilación natural y soporte para plantas.
Edouard François logra que la arquitectura misma se convierta
en alegoría del paisaje. Tras haber pasado por investigaciones
virtuales sobre formas híbridas entre arquitectura y naturaleza,
Edouard François ha construido un magnífico edificio en
Montpellier. La fachada cubierta de cilindros de tierra verdeará
espontáneamente. Los anejos de las viviendas, verdaderas cabañas
en los árboles, acercarán a los habitantes a la naturaleza.
Se espera un segundo edificio en París. En los balcones corridos,
una gama de plantas elegidas por el arquitecto crecerán en inmensos
maceteros. Lo único ecológico de esta idea es la estética
del jardín.
* Profesora adjunta de la Escuela de Arquitectura de Clermont-Ferrand.