Veinte
años no es nada...
El primer
gran despelote
A
partir del pasado 17 de julio, el rock nacional cuenta con un
teatro menos. Se trata de un conocido auditorio de la zona de
Belgrano, que ha servido de escenario de una incalculable cantidad
de grupos y solistas, desde Jade hasta Coral, desde MIA hasta
Porchetto, pasando por una multitud de nuevos valores. Todos
encontraron en el lugar una audiencia a la que le resulta complicado
movilizarse al centro, un barrio tranquilo y una sala prolija,
cómoda y agradable.
Olvídense de ella desde hoy, al menos por un largo tiempo.
En ese local tocaron Los Violadores, un grupito punk de las
inmediaciones, que poca repercusión obtuvieron en un
par de años de revolotear teatruchos de la Capital. Tal
vez por aquel revoloteo fueron anunciados en la calle como Los
Voladores, una tibia forma de provocar sustos menores.
¿Por qué los responsables de la firma accedieron
a firmar contrato con ellos? Quién sabe. Quizás
exceso de confianza, y una larga trayectoria de apadrinar grupos
nuevos.
Desde la primera canción, la cosa pintó como peligrosa.
El público, compuesto por algunos camperas
(cuero negro y aritos en las orejas, habitués de los
punks) y mayoría de rockanrolleros (esperando ritmo y
polenta), escuchó cómo Los Violadores denigraban
la generación de Woodstock con insultos y frases hirientes.
Los hippies no sirven para nada, sólo para estar
tirados en una plaza... No era novedad. Hasta el más
descolgado sabe que los punks no pueden ni ver a los hippies.
Pero el caldo se puso espeso cuando palabrotas de grueso calibre
volaron hacia el lado de los rockeros, acompañadas de
escupidas y gritos. Levántense, muertos de m...,
vociferaba el bajista. Algunos camperas empezaron
a saltar y a armar despiole al son del tema Represión,
que balbuceaba algo así como que hay represión
en todas partes...
...Lo único que el rock les pide es que vayan a
gritar a Inglaterra, si les dan bola. Acá no. No se metan
con nosotros. Porque de basura estamos llenos, y aún
de basura asumida como tal. Ustedes, barrita de café
institucionalizada como movimiento musical, no molestaron
demasiado hasta ahora. Pero una sala prohibida por su culpa,
un teatro prohibido para centenares de músicos con mayúsculas
preocupados por crecer y ayudar al crecimiento, ha colmado la
medida...
...Cualquier consulta, evacuenla en la seccional 33ª.
No acá. En lo posible, no en este país.
Párrafos
extraídos de una nota firmada por la periodista Gloria
Guerrero, publicada en la revista Humor en julio de 1981. El
texto, histórico por varios motivos el martes se
cumplirán 20 años de aquel show de Los Violadores
en el auditorio de la Universidad de Belgrano, aparece
reproducido en el libro El nacimiento del punk en Argentina
y la historia de Los Violadores, de Esteban Cavanna, recientemente
editado.
At
The DriveIn ya fue
Bandus
interruptus
Obituarios
adornados con fotos de cañones humeantes, alguien que
está cansado de contar cadáveres, paramédicos
caníbales, concentración de riquezas. Podría
cometerse el error de señalar a At The DriveIn
como el mensajero punk del futuro, con todas sus visiones apocalípticas,
su noble paranoia ciudadana y esas cancionesbomba que
parecen destinadas a despertarte de la siesta del milenio con
laboriosas patadas en el culo. Doble error. En primer lugar,
ATDI dejó de existir hasta nuevo aviso. El cantante y
guitarrista Cedric Bixler y su mano derecha, Omar, se dedican
a Defacto, un proyecto inspirado en el dub jamaiquino y la música
puertorriqueña de los 70. Además, no sería
del todo correcto hablar en futuro de un grupo al
que le queda mucho mejor el desequilibrio del presente. La urgencia
del sonido de ATDI parece surgida de una necesidad de contar
lo que está sucediendo justo ahora, antes de que todo
se acabe, y la única manera de contarlo es a puros sopapos
eléctricos y con letras inteligentes (de una extraña
conciencia histórica para el rock actual).
Lo cierto es que estos cinco yanquis de sangre hispana nacidos
en El Paso, Texas, estuvieron un lustro girando en las peores
condiciones, tocando para quince personas, editando simples
arrasados por el viento sureño y grabando un par de discos
prometedores (Acrobatic Tenement e In Casino Out), para luego
decir basta una vez que alcanzaron éxito intercontinental
al galope furibundo de Relationship of Command y mientras parte
de la prensa los declaraba la mejor banda en vivo de la
historia. Gente de pocas palabras y muchas ideas, a fines
del 2000 los tejanos habían anticipado la desintegración:
Queremos darle a la América media una opción
de música y conducta. Todo esto... es una lucha, y por
momentos siento que hemos mordido más de lo que podemos
masticar. Pero siempre nadamos contra la corriente, y no vamos
a sentarnos a vaguear. La escena punk necesita sangre nueva,
ideas nuevas. Pero como no existe un Corán que nos indique
qué se debe hacer y qué no, cuando todo se vuelva
demasiado para nosotros, frenaremos y empezaremos en otra banda.
Parece que fue demasiado. Hasta pronto.
PABLO
PLOTKIN
La
gira salvaje de Misfits, Marky Ramone y Black Flag
Se cagan
de risa
El
espíritu ¿rebelde? sigue vivo o al menos adquiere
nuevas formas de acción. A saber: Marky Ramone y Jerry
Only líder de The Misfits se comunicaron
con el No ¡desde un teléfono público! ubicado
en un boulevard de Kansas City, justo al lado del camión
en el que viajan durante su gira americana. Ruidos desaforados
de motores de una probable red de tránsito pesado interrumpieron
la charla, que comenzó por la gira de memoria punk que
el ex batero de Ramones, la banda de los hermanos Caiafa (más
conocidos como Jerry Only y Doyle von Frankenstein) y los californianos
Black Flag vienen realizando por Estados Unidos desde abril,
y que en breve los llevará a Panamá, Brasil, Chile
y la Argentina. La idea inicial era hacer esta gira con
Joey, dijo Jerry, y cuando murió pensamos
en suspenderla. Pero luego lo discutimos y entendimos que él
querría que la hiciéramos igual. El siempre nos
hizo más fuertes, más duros y mejores; y salir
al escenario a tocar duro y divertirnos es la mejor forma de
recordarlo. La gira en cuestión se basa en un mega-set
de alrededor de setenta temas, cuarenta de ellos del repertorio
de Misfits, veinticinco de Black Flag y unos doce de Ramones,
de acuerdo con estadísticas oficiales. Jerry lo define
como un dream team del punk, un supergrupo con lo mejor
de las tres bandas; y sin egos ni peleas, ya que es imposible
que personas que no se amen toquen juntas. Ahí
le pasó el tubo a Marky: Estas tres bandas, junto
a los Clash y los Pistols, cambiaron el sonido del rock and
roll, lo que está claro en grupos como Green Day, Attaque
77 o The Offspring; y enseñaron que no necesitás
ser un gran músico, si tenés mucho huevo y aguante
(Marky dice en realidad stamina and strenght, pero fuerza
y coraje parecen palabras demasiado lavaditas para la
voz cavernosa del batero y para el espíritu de la charla).
Somos tipos con mucha historia, y no necesitamos imitar
a nadie, agrega. Y Jerry redondea la idea: El punk
está igual que cuando empezó, quizás todavía
con más poder y más corazón; y la gente
lo siente de manera muy especial. Nosotros llevamos veinticinco
años dándole duro, y entre las tres bandas ahora
hacemos un show intenso y rápido. Y lo mejor de todo:
nos cagamos de risa.
JAVIER AGUIRRE
The
Misfits, Marky Ramone y Black Flag se presentarán en
Hangar, de Liniers, el 26 de julio.
Massacre
sigue en la suya
Intelectuales
Massacre
abandonó la militancia skater y ciertos mandamientos
estéticos del punk mucho antes de que las remeras de
Sid Vicious empezaran a venderse en los locales de Ona Sáez,
pero existe una saludable coincidencia entre ese retiro voluntario
y el progresivo avance mundial del marketing rock. Es decir:
En el 2001, algunos gestos y discursos nos hacen dudar
mucho sobre la vigencia de algunas formas del rock. Estamos
desencantados en ese sentido, y lo que más nos importa
son las guitarras y las zapadas en la sala. Cuando surgimos,
éramos más onda que arte, nos interesaba formar
parte de tal club cultural. Ahora me doy cuenta de que nos sentimos
incómodos siendo el grupito de rock que quiere parecerse
a los Beatles o a los Sex Pistols. El que habla es Walas,
voz, letra e imagen de una banda que no termina de encajar en
ninguna época ni escena -y que por ello se la puede ubicar
en casi todas, siempre trastabillando al borde del negocio
y dedicada a su único ejercicio honrado posible: el arte.
¿Qué quedó del punk, entonces? El
punk quedó como una forma ética, sigue el
cantante. Tener la escuela que nos enseñaron Patti
Smith y John Lennon está bueno, y siento que me sirve
en la vida más allá del rock. Me hace feliz.
Una sinopsis de los últimos tres años en la vida
de Massacre diría algo más o menos así:
edición de Aerial en 1998 (disco de múltiples
atmósferas y un par de canciones que en otros tiempos
y lugares habrían sido hits); divorcio de Sum Records,
vuelta a la autogestión y preparado del aperitivo Singles+Covers+Rarities;
renuncia de Paco, baterista fundador y especie de manager, por
diferencias personales; reaparición pública
a mediados del 2001 con nuevo baterista (Chachi, ex Uaita),
la publicación de un documental videográfico de
hora y media Atomic Surf Punk y los cañones
apuntando a su próximo álbum de estudio, mientras
las firmas de Olivia Tremor Control, Coldplay, Incubus, Spiritualized
y Air siguen creciendo entre los discos favoritos del grupo
(esos que se apilan sobre los parlantes). Demasiado instruidos
y barrocos para el punk, los Massacre anticipan su nuevo sonido:
Nos estamos poniendo muy (King) Crimson, y hay bastante
de grandilocuencia, muchos himnos, cosas muy elaboradas, y también
algunas canciones más directas. Pero hay algo de... intelectual,
se podría decir, y de búsqueda de estados emocionales
extremos.
P.P.
Massacre tocará mañana a las 22 en el Whisky
AGoGo (Rivadavia 1910), con Family Joint como grupo
invitado.