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Jueves 23 de Agosto de 2001

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ANDY CHANGO, DE VACACIONES EN ARGENTINA

Qué bueno
estar colgado
en Buenos Aires
 

El músico flaco tiene un nuevo disco que mostrar y unos cuantos días libres en la ciudad. Ay, este muchacho...

POR PABLO PLOTKIN

Cualquiera creería que reunirse con Andy Chango en las oficinas de Warner Music es una tarea sencilla. Pues no. Primero hay que presentar documentación en la mesa de entrada, mientras un guardia de seguridad te apunta con una pequeña cámara de video y registra para siempre tu retrato en los archivos informáticos del edificio (ese monstruoso rulero que se levanta a pocas cuadras de Retiro). El ascensor no es el lugar ideal para reponerse de una cierta indignación: hacia el piso veintidós, los oídos empiezan a taparse como en un despegue aéreo. Tragando saliva y gesticulando ridículamente para descomprimir, el visitante pregunta por el artista. Cuando aparece, resulta que el hombre está en la ciudad desde hace una semana y todavía no durmió.
Dispuesto a mostrarles su lado salvaje a los empleados de la discográfica, Andy pide cerveza o whisky y enciende un cigarro, envalentonado por la gigantografía de Andrés Calamaro sosteniendo un tremendo porro. “Sólo café, agua o gaseosas”, le responden. En los últimos siete días, Chango –que se mudó hace cuatro años a Madrid– empezó a sospechar que tal vez no podría vivir en Buenos Aires. “Si allá estoy colgado, no tengo a nadie que me dé bola, porque todos mis amigos están haciendo cosas”, observa. “En cambio acá tengo tantos amigos locos y colgados que podés pasar dos, tres años de fiesta sin enterarte, sin hacer una canción. De bar en bar. No es que haya mala onda, al contrario, pero yo necesito tener compromisos laborales: un disco por delante, una gira. Objetivos concretos, porque la voluntad la tengo bastante dormida. Acá estuve siete días y no sólo nunca me fui a dormir sino que toda la semana estuve rodeado por cincuenta, sesenta personas. Y son músicos talentosos. Acá hay un montón de gente que no tiene nada que hacer.”
El Capitán Angustia protagoniza el segundo disco de Andy Chango. Un personaje de apariencia fantástica y problemas reales, víctima del deterioro físico, las heridas de amor y la droga legal. “El mensaje general es reírse de la desgracia. Festejarlo todo, incluso el dolor”, resume el autor. Producido por Ariel Rot, Las Fantásticas Aventuras del Capitán Angustia es el segundo disco conceptual de un artista que salió a la superficie con un catálogo pop sobre distintas variantes y efectos posteriores del consumo de drogas. En la Argentina, por razones obvias, pocos se enteraron.

MARRUECOS
En los primeros dos años de su vida en Madrid, Andy mantuvo una relación muy intensa con Marruecos. Tánger se le presenta como una ciudad caótica y decaída, “que combina el tercermundismo con los modelos americanos”. “Hay asfalto, sueldos ínfimos y posters de Madonna y James Dean”, describe. “Entonces son infelices sí o sí, porque es gente que cobra cien dólares por mes y la televisión los estimula con modelos de consumo a los que nunca podrán acceder.” Lo que más lo atraparon fueron los pueblos retirados en la montaña, “una clínica de rehabilitación gratuita”. Cuando habla de esos lugares, Chango recurre a la retórica del Kerouac budista. “Camino por la montaña, fumo el kiff del día, tengo amigos artesanos quetrabajan con yunque, a la antigua, y después me llevan a caminar por encima de las nubes y comemos con las manos. Las chicas usan los dedos para sacarles las vainas a los guisantes y los varones arman tiendas y fuegos. Siendo un consumista loco de Buenos Aires y Madrid, me resulta reparador convivir con esos moros que hablan un castellano muy gracioso. Sólo saben decir las palabras básicas: amigo, montaña, bueno, fumo. Es uno de los pocos lugares donde puedo cortar con la ansiedad. De todos modos, ahora me da pereza ir a Marruecos. La aduana siempre me revisa. La última vez que volví, tenía tantos sellos de Marruecos en el pasaporte que los policías dieron por sentado que era traficante. Me revisaron a mí, a Yasmin (mi mujer)... hasta desarmaron a mi robot Emilio.”

EL EXILIO
“Hay una ilusión de que allá hay muchas posibilidades. La última vez que vine, hasta la señora que me sacaba sangre en el hospital se quería ir a España. Y España no es la tierra prometida ni mucho menos. Tengo muchos amigos que llegan a Madrid y a los dos meses se van. Es verdad que es una ciudad en la que, si aguantás y te quedás seis u ocho meses, siempre te podés buscar la vida. Trabajar de músico es mucho más fácil allá que acá, pero las compañías están mal en todo el planeta. La mía echó a quince artistas en el último año, y todas están en el mismo plan. No es que están desesperadas por fichar argentinos. Por otro lado, en la Semana Argentina en Madrid me indigné bastante, porque fijate a quiénes llevaron. A los que ya están bien: a los Divididos, a Fito, con todo el cariño y respeto, porque son súper bandas, pero llevan a gente que se podría pagar el pasaje. Se gastaron un dineral en todo. En un país en crisis tendrían que poner locales de ensayo gratis en Avellaneda, o llevar a bandas que se están haciendo de abajo. No a bandas que, como acá no hay ventas, las discográficas las quieren potenciar afuera. Fue algo súper mezquino. Ahí fue cuando dije: ‘Yo me voy a ir a tocar a la Argentina’. Mientras todos viajan a España para ganar guita, yo me voy a la Argentina que está todo mal.

TELEVISION ESPAÑOLA
“Ir a la televisión española es un espanto. Casi siempre tiendo a arruinarlo todo. Suelo ir impresentable, hablar de más, decir pelotudeces y tocar mal. No es un medio que yo cuide, a diferencia del show en vivo. Casi siempre se graban a la mañana, y el rock’n’roll a la mañana no existe. Es todo falso, y a mí eso no me sale. Cuando le pido adelantos a la compañía, me dicen: ‘¿Querés que te muestre el video de TV2?’, y entonces ya no les pido nada. Me gusta hacer lío en el lugar equivocado. Lo que pasa es que vendo tan pocos discos que digo sí a todo, y entonces lo hago a mi estilo. Voy dado vuelta, o voy a hacer lío declaradamente. Tengo un par de papelones memorables, que incluso me provocaron problemas conyugales. No tengo un personaje al que esté atado, pero por lo general me surge hacer un bardo impresionante. Tengo uno para Televisión Española, con Andrés, con el que la compañía todavía me extorsiona. Otro, de hace un par de meses, cuando lo vi, me pregunté: ‘¿De verdad me pongo así?’. Ya estoy acostumbrado a que los amigos se alejen de mí en las reuniones sociales, cuando meexalto, pero nunca lo había visto filmado. Cuando vi ese programa, me dije: ‘Soy un monstruo’.” l

Andy Chango tocará mañana a las 23 en Niceto, Niceto Vega 5551 (y Humboldt). Entradas: 10 pesos.