LA
RENGA: DISCOS EN VIVO, PELICULA, SHOWS EN OBRAS
Es lo que hay, ¿queres mas?
La
banda pasión de multitudes se saca el gusto con un doble
en vivo, una película y un par de shows el fin de semana
que viene. Desde la tranquilidad de su base de operaciones, el trío
vuelve a mostrarse tal cual es: frontal, sincero, sencillo. Aquí
pasan revista a su momento de protagonismo, la energía de
sus shows, el pacto de no agresión entre los pibes, el glamour
y las trasnoches con Led Zeppelin.
El
equipo
Las últimas imágenes del apocalipsis, CNN mediante,
empalidecen cualquier descripción de explosiones o catástrofes
naturales que hayan sido proyectadas con anterioridad. Pero Insoportablemente
vivo refleja su propio aquelarre apocalíptico, que excede
la violencia implosiva de un albergue Warnes (o una Torre Gemela)
hecho polvo. En La Renga (grupo de música) las emociones
se tensan hasta el límite de la épica, y esa apertura
del film, cargada de símbolos de destrucción masiva,
tiene su contracara en la cohesión monolítica que
manifiestan como banda (en este caso, banda entendido
como grupo de gente con intereses comunes).
Y no hay contradicción: todo el equipo de La Renga pone su
adrenalina en la banda. Afuera de la cancha, abajo del escenario,
el torbellino interior que promueven las letras de Chizzo se repliega
hasta dibujar una postal de confraternidad familiera. En la sala
de ensayo del barrio de Almagro, empapelada con esa misma escenografía
de desolación urbana que adornó el estadio de Huracán
en su último megashow, bizcochitos y alfajores de maizena,
un par de latas de cerveza y la ronda de mate comparten cartel.
No se ven indicios de que los cuatro personajes que están
allí (Chizzo, Tete, Tanque y el manager, el inefable Gordo
Gaby) hayan sido protagonistas de una película que, en función
de lo que representa, quedará seguramente en la historia
del rock argentino. No parecen ser los mismos que vendieron casi
un millón de discos, ni los que meten 30 mil personas en
un estadio de fútbol como si tal cosa. En esta entrevista,
que se desarrolló el mismo día del estreno de la película,
el eje nunca se desvía del clima de distensión que
ellos mismos plantean. Es el mismo que se vivió el día
de la presentación para familiares y amigos,
que consiguió convertir a la sala del mítico cine
Lorange en un lugar a salvo del acecho de la prensa del corazón
(ver pág. 3). Sólo un detalle de esa jornada. Fotógrafo
freelance le cuenta al No qué estaba pasando allí:
Está la Oreiro. No sé, parece que vino a ver
un recital o algo así....
¡Qué bueno que nos hayan ignorado, nosotros no
tenemos nada que ver con la onda farándula!, casi dicen
a coro Chizzo y Tete. Tanque, siempre con la frase justa, agrega,
provocando las carcajadas generales: Somos algo más
que caras bonitas. Aparece la bendita cuestión de la
imagen, tan conflictiva para las bandas de rocanrol barrial. En
La Renga parecería que esa actitud responde más a
la indiferencia o a la timidez que a una estrategia de marketing.
Los responsables de la película, Cholo Stokelj y Martín
López, ex estudiantes de TEA y amigos del grupos desde hace
años, también hicieron los últimos videos de
la banda (El Revelde, El baldío).
Cholo dice que las ideas salen entre todos. Chizzo reconoce:
No servimos como actores ni entendemos de imagen, por eso
los videos nos complican la cabeza, y por eso hacemos pocos. No
se nos ocurren muchas ideas. Sí tuvieron, no obstante,
la idea de hacer una película, bastante después de
haber hecho el show de Huracán, cuando los proyectos no iban
más allá de editar un doble disco en vivo (que lleva
el mismo nombre y contiene 31 temas) y un DVD. Cuando se les pregunta
cómo se les ocurrió lo de la película, responden
al estilo La Renga: Y... salió así.
Tete: Esta película nos sirve para volver a ser fans
de La Renga. ¿Sabés las veces que me dan ganas de
tirarme entre el público? Pero nos toca estar arriba del
escenario. Ahora estamos todos de este lado de la pantalla.
Tanque: Igual te digo que a mí se me piantaron unos
lagrimones.
Es inevitable. La película, más allá del show
en Huracán que constituye su núcleo, incluye viejas
imágenes del Galpón del Sur, Stadium, Obras, y fragmentos
de una entrevista que los videastas les hicieron en 1994 en el legendario
Club Larrazábal, el lugar donde debutaron. La nota formaba
parte de un trabajo para TEA. Ellos lo hicieron sin tener
ni idea de que alguna vez les iba a servir para una película.
Y nosotros ni nos acordábamos de esa nota, y tampoco soñábamos
con que alguna vez nos iba a pasar esto. Si con llenar el Galpón
del Sur ya estábamos más que hechos,apunta Chizzo.
Después de ver esas imágenes, todos coinciden: Che,
estamos mejor ahora que antes. Es que nos cuidábamos
menos... nuestro pasado nos condena, bromea Tete.
La película
Durante buena parte de la proyección de Insoportablemente
vivo (salvo en la función de trasnoche del sábado,
que estuvo más caliente) parecería que estuvieran
dando una de Kiarostami. Como si los pibes respetaran demasiado
el hecho de estar en un cine del centro y no en la popular. Escuchan
la andanada de temas, aplauden y, recién al final, se sacan
las ganas y corean las canciones. No se puede fumar porro, por ahora.
Eso es medio garrón, pero no es de careta, lo que pasa
es que si los pibes se ponen a fumar se puede quemar la alfombra,
dice, casi pidiendo disculpas, uno de los asistentes de la banda.
Pese a que todavía no fue toda la gente que el grupo esperaba,
los administradores del cine están chochos. Tuvimos
películas con un solo espectador en la sala. Para nosotros,
que La Renga se quede para siempre, dicen. La elección
del Lorange, en el corazón de una avenida Corrientes devaluada,
pero con cierta mística reivindicativa de tiempos mejores,
no fue antojadiza. Es de los últimos cines independientes.
Lo nuestro no va con un shopping dice Tete. La otra
vez fui a Showcenter y me llamó la atención que hubiera
rockeros. Era una rareza, dice Tete. Gaby agrega: Había
rockeros porque tocaba MAM y por eso fuimos nosotros. Pero no todos
los shoppings son iguales. No es lo mismo Showcenter, que está
en Haedo y es más heavy, que el Village Recoleta. La
Renga es así.
En Insoportablemente vivo, que suena tan bien como el concierto,
la voz de Chizzo ruge hasta la exasperación. Realmente impresiona,
sobre todo en temas como Panic show, del último
disco. Sus compañeros-amigos lo gastan: Lo que pasa
es que en la época de Esquivando charcos el que cantaba en
realidad era el hijo de Chizzo. El cantante sólo apunta
que fue la vida la que le dejó la voz así.
Aparte, no me cuido ni a palos. A veces un poco de miel, y
nada más. Nombra luego a sus cantantes favoritos, los
que lo marcaron en diferentes épocas: Ricardo Soulé,
John Fogerty, Javier Martínez, Kurt Cobain. Se entiende el
proceso seguido por sus cuerdas vocales. En la recorrida, Tanque
señala que su gran ídolo fue, es y será John
Bonham. Imposible entonces no ensayar la analogía BonzoTanque
si de películas se trata. Y claro que por un momento,
cuando hacía el solo de batería en el tema del Che,
me sentí un poco como el Bonzo tocando Moby Dick
en La canción es la misma, dice, y se le iluminan los
ojos. Queda claro que ése fue uno de los momentos más
felices de su vida.
Es que es así, hermano, esto todavía no lo podemos
creer. Tampoco lo puede creer Claudio, un pibe de 21 años,
nacido y criado en González Catán. Está en
el Lorange, fila 8. Lunes, primera función. Jura que aparece
dos veces en la película. Ves, ahí, atrás
de la chica de rojo. A la chica de rojo se la ve. Pero a su
alrededor hay treinta mil tipos. Imposible comprobar su presencia.
Imposible contradecirla. Es su fiesta. Yo aparezco en Prima
Rock recuerda Tete y para mí fue grosso. Había
ido a ver a los Dulces 16. Gaby lo desmiente: Pero quién
te va a reconocer ahí, si hace como veinte años de
eso. Eras joven....
El recorrido por las películas rockeras de los 70 y
80 encuentra una escala obligada en el film de Led Zeppelin,
del que los integrantes de La Renga fueron adherentes incondicionales.
Tanque tiene el record: La vi 36 veces. Y caí tres
veces en cana. Chizzo dice que ya en esa época
éramos los mismos de siempre. Eramos la gente que no se veía
en otra parte. Estábamos todos los locos juntos, ahí
en el Lara. También vieron Rock hasta que se ponga
el sol y BA Rock. ¿Adiós Sui Generis? No, éramos
muy chicos, dice Tanque, y enseguida Tete lo corrige: Pero
aunque hubiéramos sido grandes, a ésa no habría
ido ni en pedo. Y mirá que en esa época había
pocos lugares a donde ir, pero ahí seguro que no....
¿Creen que se puede reeditar la mística que
hubo en su momento con La canción es la misma?
Chizzo: Y... pensamos un poco en eso, nos gustaría
que pasara como con Zeppelin, pero es como un sueño, no sé,
es difícil...
Gaby: No se puede comparar. A Zeppelin no se lo pudo ver nunca
en vivo.
Era otra época...
Era otra época, pero La Renga parece vivir emocionalmente
en los 70. Ellos mismos se reivindican como gente que hace
música de esa década, aunque prefieran no teorizar
al respecto.
Chizzo: Nunca dijimos hagamos una onda 70s. Nuestra
vida se dio así, tampoco es que nos pusimos a pensar en que
La Renga fuera de una manera o de la otra. Lo que pasa es que tenemos
una forma de ser, nos gusta estar con nuestros amigos y no nos gusta
aparecer en todos lados...
Pero sus ídolos de la adolescencia eran estrellas de
rock, y no dejaban de ser glamorosos. ¿O Robert Plant no
era una estrella?
Chizzo: Pero nosotros agarramos Zeppelin por el lado de la
música. Lo que a mí me gustaba de Plant no era el
glamour sino cómo cantaba. De última, lo que queda
es el rocanrol...
Gaby: ¿Con esta facha, a vos te parece que estamos
para el glamour?
Los amigos
Sobre el final de la película,
aparece Pappo para refrendar la legitimidad del asunto. Hacen Hey
hey, my my, el tema de Neil Young que reza: el rock
and roll no morirá jamás, axioma que Pappo podría
asumir como corroboración empírica.
Tete: A Pappo lo tuvimos de casualidad. Estábamos tocando
y de repente se subió al escenario, calzó la guitarra
y empezó a tocar. No entendíamos nada. Inclusive se
ve en la película cuando Chizzo le va pasando los tonos.
Para nosotros era increíble, porque nos criamos con Pappos
Blues. Creo que en los ensayos y en las zapadas tocamos el Tren
de las 16 más veces que él mismo.
Gaby: Cuando lo conocimos también fue muy loco. Quería
conocernos, y entonces hicimos un asado en la sala. Entró
y preguntó dónde estaban los pibes. Entró a
la sala y ni saludó. Enchufó la viola y empezó
a pelar. Zaparon como dos horas y después sí, dijo:
Hola, yo soy Pappo, qué tal....
Tanque: Fue como que nos quiso probar. A ver si éstos
se la bancan y tienen rocanrol..., habrá dicho.
¿Y con Mollo cómo se conocieron?
Chizzo: Para la producción de Despedazado por mil partes
en el sello nos habían sugerido el nombre de Santaolalla,
que había hecho La era de la boludez y había quedado
bueno. Cuando fuimos a Los Angeles lo conocimos. Llevamos las once
canciones del disco. Y él nos dijo que quería que
le diéramos cuarenta canciones y de ahí él
elegía.
Tanque: Andá a hacer el disco vos, Santaolalla... Si
tuviéramos cuarenta canciones haríamos cuatro discos.
Tete: Es que el disco es lo que hay. A Mollo también
le dimos las canciones que teníamos. El mérito de
él es haber trabajado muy bien el sonido sin cambiar la idea
de los temas.
Difícil imaginar qué puede hacer cambiar de idea a
La Renga. Son así.
Se dan gustos que no contradicen su pertenencia social. Con la primera
plata cambiaron las motos. Esas Gileras no daban para más.
La última vez que me quedé, yendo a Ezeiza, me di
cuenta de que tenía que cambiarla. Y después,
la casa propia. Mis viejos alquilaron toda la vida, para mí
comprar una casa fue un sueño cumplido, dice Tete.
Gaby también cumplió el suyo: el Torino. Para Chizzo,
la mudanza, de Mataderos a Ezeiza, tuvo otras connotaciones. Su
casa había dejado de ser su casa. No era sólo
que vinieran los pibes, sino la hora a la que venían, y las
cosas que traían..., agrega ante las risas de sus compañeros
de banda.
Este momento
Frente al negocio de la música, ¿cómo
hicieron para imponer sus condiciones?
Tete: Para hacer el primer Obras, cuando dijimos que queríamos
la entrada a 10 pesos, nos dijeron que sí porque ese día
tocaba Aerosmith, era una noche muerta, si les decíamos que
queríamos hacer un cumpleaños de 15 nos alquilaban
igual. Y después, como llenamos, ya no íbamos a permitir
que nos subieran la entrada. Y así se fue dando todo. Por
ahí podríamos hacer mucha más guita cobrando
más, con campañas publicitarias, pero así estamos
bien.
Chizzo: Vivimos de esto, pero no nos vamos a salvar con La
Renga. Los números no reditúan tanto como se cree.
Lo que nos reditúa es la onda de la gente. Poder hacer un
show a beneficio de una chica que necesita una operación
para salvarse. Nos pasó de pibes que no pudieron salvarse
y los padres vienen igual, por gratitud. Eso no te lo paga nadie.
Tete: Y tampoco es tan difícil. Si lo hacemos tocando,
que es lo que nos gusta hacer. A veces, cuando veo a los jugadores
de fútbol que no quieren jugar por esto o por lo otro, que
se dejen de joder, si es lo que saben hacer, lo que hicieron toda
la vida. Nosotros tocamos toda la vida, si podemos tirar una buena,
mejor...
Gaby: Hablando de fútbol, ésta no es una banda
muy futbolera, pero éste (por Chizzo) no tiene idea de lo
que es una pelota y aparece en la película jugando...
Chizzo: Y la verdad es que el fútbol no es lo mío.
Es curioso que una banda no futbolera tenga a la hinchada
más futbolera del país.
Chizzo: Sí, pero el ritual del fútbol nos cabe,
con las banderas, las bengalas.
Gaby: Y sin el odio que hay entre las hinchadas de fútbol,
porque en un recital no hay con quién pelearse.
Chizzo: Pero ojo que ese tema tuvimos que laburarlo mucho.
Por ser una banda de barrio, de Mataderos y todo eso, hubo un tiempo
en que se armaban quilombos, que Chicago, que All Boys, y nosotros
no teníamos nada que ver. Por suerte, lo hablamos y los pibes
lo entendieron.
¿Es una responsabilidad extra eso de que puedan decir
algo desde arriba del escenario y los pibes lo sigan como una orden?
Gaby: Asumimos las responsabilidades sobre lo que hacemos
nosotros.
Chizzo: Es difícil, porque a veces, una palabra mal
dicha puede ser fatal. Pero no nos ponemos a pensar qué vamos
a decir o qué no. Por lo general preferimos no hablar mucho
y listo.
Chizzo, ¿por qué eso de insoportablemente
vivo?
Chizzo: Es lo que se vibra en la calle. La que tiramos nosotros
puede parecer apocalíptica, pero es como un pesimismo constructivo,
una cosa como que está todo mal, pero de ese desastre puede
nacer algo bueno. Es un mensaje fuerte, sabemos que no vamos a cambiar
el mundo con la música, pero estamos en una lucha continua
y no bajar los brazos es una manera de ganar la pelea.
Tanque: Lo que se ve puede ser apocalíptico, pero salís
a la calle y lo que hay es peor que el apocalipsis.
Lo dijo el viernes, antes de que pasara todo lo que pasó.
Banderas
en el cine
Hasta
ahora vieron la película unas 4000 personas. En la
primera función del viernes la sala estuvo llena de
banderas, como si fuese un show más. Después
la cosa fue más tranquila. Hoy será el último
día que continuarán las funciones habituales
de la cartelera. Y anuncian que en la de las 21, habrá
sorpresa. A partir de mañana, Insoportablemente vivo
irá solo viernes y sábados en trasnoche, a las
24.
El comienzo
de la película reproduce dos momentos que reflejan
fielmente a la banda: una entrevista en el Club Larrazábal,
previo al Obras 1994. Mesa de ping-pong, cartón de
vino, y los tres músicos admitiendo que ya habían
llegado más lejos de lo que habían soñado.
Ahí es donde se le piantan los lagrimones a Tanque
y a unos cuantos más. Como contracara, el prólogo
del show en Huracán, con edificios que se derrumban,
ríos de lava, destrucciones masivas. Desde el fondo
mismo del desastre, aparece La Renga, tocando su Panic
show. La muchachada, a full.
Los anónimos
se roban cinco minutos de la película. Es parte de
la familia renga. Podrían ser músicos de la
banda, o fans. Pero pertenecen a ese otro lado, que incluye
a Fito (escenografía), Toroba (asistente de batería),
Tucho (seguridad), Pipo (luces), Locu (producción),
entre muchísimos otros. Uno más personaje que
el otro. Imperdibles.
Hay dos
temas inéditos, compuestos en la primera época
y nunca antes grabados: Un tiempo fuera de casa
y Oportunidad oportuna. Las dos canciones integrarán
el disco doble, que se venderá en disquerías
y kioscos de diarios, con el agregado de una revista que tendrá
más de 150 fotos inéditas. Quienes compren el
disco hoy y mañana, se llevarán de regalo una
entrada para ver la película.
Dos momentos
exceden la mera proyección del show, que por otra parte
está muy bien filmado, con un registro preciso de lo
que es La Renga en vivo: Paja brava es uno de
esos buenos momentos, y posiblemente se pueda encontrarle
otra dimensión si se la ve con algún complemento.
Imágenes de hongos, fogatas aborígenes, muy
Castaneda. El cielo del desengaño, una
balada heavy incluida en el último disco, es otro buen
viaje, que visualmente busca algún punto de encuentro
con el Black hole sun de Soundgarden.
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