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Jueves 27 de Septiembre de 2001

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LAS NUEVAS FORMAS DE COMERCIALIZACION DE LA MUSICA

Este es el rebusque

Caído el gigante de la M, multinacionales, compañías independientes y bandas recu-rren a distintas formas “alternativas” para vender discos. Ahora podés comprar CDs en quioscos y supermercados, mientras las disquerías de barrio y “cuevas” de importados recobran protagonismo. En cada caso, bien puede contarse cómo se llegó al nuevo estado de las cosas.

POR JAVIER AGUIRRE

La implosión financiera de la cadena Musimundo y la posibilidad de un mercado sin megadisquerías (o casi) plantean un posible nuevo escenario de comercialización para la música. ¿Y ahora qué hacemos?, es el interrogante entre multinacionales, sellos discográficos nacionales y artistas. Algunos lanzamientos recientes –el caso más notorio es el de La Renga, pero también Megadeth, Slipknot, Daniela Herrero– sólo se consiguen en quioscos de revistas, un método de probada eficacia y rentabilidad: a dos semanas de publicado, Insoportablemente vivo ya suma 40 mil ejemplares vendidos y va por más. Se habla de un regreso a la disquería de barrio (¿quedó alguna luego de la década menemista-musimundista?) o a las “cuevas” especializadas. Se dice que va a crecer la venta de discos en supermercados y que Tower Records va a expandirse. Se negocia con cadenas de videoclubes, de librerías y hasta de... farmacias. Se proyectan ferias. Se vuelve a confiar –un poquito– en la venta por Internet. Se mira con otro respeto a los puestos de venta en recitales, y crecen los catálogos independientes itinerantes. Los tiempos están cambiando.

¿Dónde? ¿Cómo?
Quizás conseguir un disco vuelva a ser un problema. El cierre de Musimundo (cadena-monstruo que con la complicidad ambiciosa de las multinacionales se convirtió en su único y gigantesco cliente, y por extensión, en la prácticamente única y gigantesca disquería de la Argentina) ha generado una revolución, o un derrumbe, para la venta de discos. La debacle de Musimundo –luego de que su “bicicleteo” en los pagos a sus proveedores, las multinacionales, acumulara una deuda de varios millones de dólares– y por consiguiente el método tradicional de comercialización de discos en la Argentina, quedan al borde de una gran transformación, que es mucho mejor que una desaparición (hipótesis no descartable del todo merced a nuestro infausto pasar económico). Parecería que todos los caminos –o al menos los inmediatos– conducen a las pequeñas disquerías, tanto las de barrio como las “cuevas” especializadas; aunque no son muchas las que sobrevivieron a la década imperial de Musimundo, ni tienen la afluencia masiva filoshoppinguista de compradorescuriosos, de la que sí gozaban los locales de la M (no la amarilla, eh). En respuesta, ya circuló la información sobre la instalación de unas quince franquicias de locales “express” de la cadena Tower Records, luego de que durante meses se rumoreara que también cerraría sus puertas ante la crisis de ventas. Simultáneamente, las multinacionales buscan nuevas bocas de expendio para discos. La que más ha llamado la atención en los últimos meses está en los quioscos de revistas. La maniobra –por motivos impositivo-legales, “un revi-poster con disco de regalo”– esta vez alcanza a lanzamientos importantes en cuanto a la expectativa de venta. En principio, el plan es que los discos sólo estén en los quioscos como novedad, durante uno o dos meses. Aunque en Sum Records no descartan que si, por ejemplo, Megadeth visitara próximamente la Argentina, el disco aparecería otra vez en los puestos de revistas. El método tiene antecedentes en las ediciones especiales de medios gráficos (Página/12, la revista Gente con la serie Obras cumbres, Noticias y sus colecciones de rock nacional, folklore, tango y lo que venga, entre otros).
Por supuesto, el quiosco de revistas tiene sus límites –empezando por una razón de espacio– para vender discos: ¿cuántos quioscos hacen falta para exhibir la discografía completa de los Rolling Stones, Bob Dylan o Luis Alberto Spinetta? Por eso, por el lado de las multinacionales, hay otras estrategias en danza, entre ellas aumentar la oferta en supermercados (Carrefour es hasta el momento el que guarda mayor espacio para discos) y negociar con librerías (“¿Tiene Artaud?”), farmacias (¿The Cure?) o la cadena de videoclubes Blockbuster (¿Fito Páez?). También haynuevo interés por alentar el hasta hace poco desprestigiado comercio electrónico, especialmente luego de la caída de (adivinen...) musimundo.com. Sony Music, por ejemplo, en su sitio oficial vende discos con promociones que van desde el merchandising (anotadores, videos, gorritos) hasta la “preventa” en los casos de los lanzamientos, que consiste en ofrecer el disco antes de que llegue a las disquerías. El disco comprado en el sitio, además, llega al domicilio del comprador en 24 horas. Otra novedad es la venta de música en restaurantes o bares, como los álbumes del catálogo del sello Tocka Discos/Universal (Ratones Paranoicos, Carca, Babasónicos, entre otros), que se consiguen en el Soul Café. Pero además de estos intentos, o de confiar en la concreción de hasta ahora utópicos proyectos como una “Feria del disco” –o versiones mainstream, del Parque Rivadavia–, las ideas de nuevas bocas de expendio de discos no se alejan del retorno, con la cola entre las patas, a las disquerías chicas.

Caminito al costado del mundo
La opción de venta “atendido por sus sueños”, que durante gran parte de la última década llevaron adelante en sus shows artistas independientes como El Otro Yo o Fun People, aparece ahora como pintada de colores flúo. Los puestitos de venta en los conciertos, que inicialmente ofrecía los discos del artista que estaba tocando, ahora en muchos casos han ampliado su oferta. Patricia Pietrafesa, cantante de She Devils, cuenta: “Muchas bandas independientes intercambian material para tener más discos para ofrecer en sus shows”. En el caso de She Devils, el catálogo que exhibe en cada concierto o festival (se llama Resistencia Distribución) incluye CDs, casetes, vinilos, videos y merchandising de más de treinta artistas, como Fantasmagoria, Las Trolas o Killer Dolls. Por su parte, en los shows de Boom Boom Kid se monta una verdadera feria de venta de discos, con todo el material de su sello propio, Ugly, y de otros sellos independientes. En estas ferias y puestitos, además, el precio de los discos suele ser más bajo que en las disquerías comunes (entre 5 y 10 pesos). Uno de los problemas que han enfrentado estos catálogos itinerantes es la venta por correo, especialmente en los casos de clientes en el interior o incluso en el exterior, ya que para acumular pedidos y ahorrar en gastos de envío, a veces la compra tarda dos o tres semanas en llegar al domicilio del comprador. La maquinaria de El Otro Yo está un poco más aceitada en ese sentido, y los envíos por correo de su sello Besótico suelen tardar menos de una semana, en un precio de alrededor de 15 pesos, traslado incluido. María Fernanda Aldana, bajista de El Otro Yo, explicó al No que por un acuerdo de Besótico con el sello-distribuidora DBN, el catálogo que ahora ofrece la banda de Temperley en sus presentaciones se amplió a discos de artistas como Los Piojos, Bersuit y Hermética. “Además, desde hace unos meses –cuenta Aldana– también sumamos al sello una pequeña distribuidora llamada América Villa, que reparte material por las disquerías chicas.”

Tu disquería amiga
Tanto Aldana como Pietrafesa coinciden en que la caída de Musimundo afecta más a quienes producen y venden en grandes cantidades que a los independientes (al menos en forma directa). Pero en tanto no aparezca otra megacadena, las disquerías chicas podrán absorber las ventajas del momento. En Capital Federal y Gran Buenos Aires existen actualmente alrededor de 600 disquerías chicas, aunque apenas 50 de ellas, las que entran en la categoría de “cuevas”, son tomadas en cuenta en el circuito del rock. “En las cuevas ya se está vendiendo más, y se está ampliando la oferta de venta porque las distribuidoras ampliaron lo que les llevan”, dice Lee-Chi, propietario de un local de la rica en cuevas galería Bond Street. Y concluye: “Hasta hace poco ver un disco de La Renga en la BondStreet era imposible, ahora ya no”. Efectivamente, los tiempos están cambiando.

PROBABLES NUEVOS PUESTOS DE VENTA

El lugar adecuado

Mientras la industria discográfica se reacomoda, el No está en condiciones de anticipar cuáles serán los nuevos centros de venta, por cierto no convencionales, en los que podrás conseguir los discos de tus bandas favoritas.

Redonditos de Ricota en góndolas de lácteos.
Cadillacs en concesionarias.
Pericos, Ratones, Piojos en zoológicos.
Los Siete Delfines en Mundo Marino.
Calamaro en pescaderías.
Venus en el Planetario.
Divididos, Menos Que Cero en la Facultad
de Ciencias Exactas.
Sugar Tampaxxx en consultorios ginecológicos.
Cadáveres de Niños en la casa de Michael Jackson.
Melero en almacenes naturistas
y locales de computación.
Los Abuelos de la Nada en geriátricos.
Soda Stereo los lleva Dady Brieva a domicilio.