LOS
DIAS DE MOLOTOV, CON UN NUEVO AMIGUITO ARGENTINO
Orale,
Jimmy
Tito Molotov
cuenta cómo es que el cine mexicano se volvió real y padrísimo, de la
colaboración que no fue con Iggy Pop (sí con los Dub Pistols), del nuevo
disco del cuarteto bocasucia y... "Pará, pará que te paso con un amigo
argentino": ¡Peggyn! (ahora Jimmy Dolor), el ex Babasónico de quien poco
y nada se sabía en Buenos Aires. Hasta ahora.
POR ROQUE CASCIERO
El año pasado, durante
la parada neoyorquina del Watcha Tour, los mexicanos Molotov se encontraron
por casualidad con su viejo amigo y compatriota Alfonso Cuarón.
El cineasta los invitó a sus oficinas para que vieran los avances
de la película en la que estaba trabajando. Cuando acabó,
nos dijo que quería que hiciéramos música para una
escena específica. Y puta, encantados de la vida... Hacer música
para cine es un placer y más en un caso así, en el que uno
puede hacer un pequeño aporte a la propuesta de la película,
recuerda el cantante y guitarrista Tito Fuentes, en conversación
telefónica con el No desde su casa en México DF. Pero el
placer no fue tan fácil de encontrar porque, si bien la letra apareció
rápido, el cuarteto no andaba particularmente repleto de ideas
musicales en ese momento. Entonces la propuesta fue una colaboración
con otros artistas. La lista de nombres impresionaba: Red Hot Chili Peppers,
Beastie Boys, Stereototal, DJ Shadow... De todos modos, como cada integrante
de Molotov escucha distinta clase de música, al final sólo
hubo acuerdo en dos: Iggy Pop y los Dub Pistols. Me moría
de ganas de trabajar con Iggy, hubiera estado muy cabrón, pero
creo que se enfermó o algo así, y no se pudo, porque tenía
que salir la película. Y con mucho gusto hicimos Here comes
the mayo con los Dub Pistols, cuenta Tito. El tema es el que
abre la banda sonora de Y tu mamá también, que también
incluye aportes de Plastilina Mosh, Tonino Carotone, Eagle Eye Cherry
y hasta ¡Frank Zappa!
Más allá de su amistad con Cuarón, los Molotov decidieron
participar con su música en la película porque descubrieron
que el cine mexicano volvía a hablar de lo mismo que la gente.
Me cago de la risa con los diálogos de Y tu mamá también,
porque son cosas que hablaba con mis amigos hace cinco años, fumándonos
algo, confiesa Tito. Me parece que el cine mexicano, igual
que sucedió antes con la música, ha salido de un estancamiento
horrible que llevaba años. Las películas eran muy trilladas,
hablaban de pobreza extrema y tenían personajes muy trágicos.
Siempre eran análogas a la realidad, pero al mismo tiempo no lo
eran. O sea, sí pasaban esas cosas, pero no era lo único
que pasaba. Pero apareció Amores perros, que tiene otra clase de
historias y que no está clavada en una sola clase social. Es una
propuesta nueva en la manera de filmar, que se atreve a hacer elipsis
de tiempo o a contar las historias de un modo que tenía más
que ver con los cortometrajes de un cine de arte mucho más under.
Entonces aparecieron Y tu mamá también y Por la libre (no
estrenada en la Argentina), que hablan de jóvenes clasemedieros
y marihuanos, con actores nuevos, con una analogía más actual
y abarcativa de la sociedad mexicana. Es cagadísimo escuchar el
lenguaje de esas películas, porque es igualito al que hablan los
jóvenes en la calle. Pasemos a otro tema.
¿Ya está listo el tercer disco de Molotov?
Tenemos rolas (canciones). El proceso de composición es bien
raro. Nosotros cuatro siempre hemos sido muy diferentes en gustos musicales,
en ideales y en la forma de conducirnos. De hecho, fuera de los ensayos
y las tocadas apenas nos vemos. Nos llevamos muy bien, pero cada quien
decidió hacer una vida diferente. Nuestra mejor comunicación
siempre fue en el escenario y haciendo música. Por eso mismo se
da que en algún momento del año nos separamos, cada quien
compone en su casa, volvemos a juntarnos y refrescamos las ideas. Entonces
nos producimos los demos entre los cuatro, hacemos como Frankensteins
de las canciones, mezcolanzas. Apocalipshit fue un disco que hicimos bajo
mucha presión. Veníamos de una gira y estábamos a
punto de empezar otra; llevábamos cuatro años tocando y
estábamos tensos. No era el momento para grabar el disco y no disfrutamos
al hacerlo. Sí disfrutamos de conocer a Mario Caldato Jr. (productor
de los Beastie Boys) y de trabajar con él, pero lo conocimos la
noche en que empezamos a grabar. No hubo una preproducción... Puta,
fue una chinga: grabamos el disco en tres semanas y todo estuvo medio
caótico. Por eso decidimos tomarnos este año como sabático,
aunque al final participamos de dos tributos e hicimos seis rolas para
películas, además de tocar en elWatcha Tour. Pero la idea
era tomarse tiempo para componer con tranquilidad y hablando de lo que
se nos diera la gana.
¿Volverán a trabajar con Gustavo Santaolalla?
Aunque seguimos en Surco, su sello, nos separamos un poco de él
porque trabajamos con Mario y porque nos fuimos de gira, además
de que él estaba muy ocupado con otras bandas que sacó.
Yo me llevo especialmente bien con él y habíamos hablado,
pero como amigos. Hace poco nos comunicamos con él, porque decidimos
volver a trabajar juntos. Así que Gustavo viene a México
el 2 de diciembre, a que escuchemos demos juntos, a discutir y ver en
qué estamos.
¿Continúan con la idea de que el disco salga en marzo?
Creo que sí, porque las ideas ya están. Con Gustavo
nos gusta trabajar como en vivo, hacer tomas de batería y bajo
a la vez, de forma que tengan más vibra. Y queremos trabajar un
par de rolas con los Dub Pistols y con Caldato.
Hace un tiempo, Paco dijo que las canciones nuevas tienen el espíritu
de las del primer álbum.
Claro, porque estamos viviendo acá nuevamente. Cuando hicimos
el segundo disco estuvimos, en un año, 300 días fuera de
casa. Era ridículo: ya no teníamos ni casa ni mascotas ni
nada... (risas). Ahora volvimos y nos ha cambiado la vida de modo radical,
porque después del shock cultural de los viajes y de todo lo que
tienes que aprender, te vas haciendo más a tu manera. Vas madurando.
Ahorita cada quien tiene un punto de vista muy curioso sobre la banda
y estamos viendo qué pasa antes de que nos juntemos.
Molotov es la única banda que participó de las tres
ediciones del Watcha Tour. ¿Cómo les fue esta vez?
Nos fue muy bien. Nos invitaron a último momento y el número
central iba a ser La Ley, pero acabamos cerrando todos los shows nosotros.
El público latino de Estados Unidos es bizarrísimo. Los
Enanos Verdes todavía son lo más, pero hay una banda muy
under mexicana que toca para los chemos (los que aspiran pegamento) y
cuando salieron en San Francisco todo el mundo conocía sus temas.
El Watcha estaba fresa (concheto) porque estaban los Juanes, La Ley y
los Enanos: había mucho público adulto contemporáneo
(risas). Pero, por otro lado, estaba El Otro Yo, que es muy bueno, y los
Bersuit en un par de fechas. Con el Cordera estuvimos cantando Chinga
tu madre y Gimme the power. Y después se armaban
los partidos de fútbol, con selecciones colombianas, argentinas
y mexicanas.
¿Y quién ganó?
Por favoooooooor... La verdad, nos chingaron los colombianos. La
selección argentina estaba rara, no había mucho representante
del buen fútbol.
JIMMY
DOLOR Y LA MUSICA DE LOS CHEMOS
Cemento
de contacto
Hemos estado medio
distraidotes, porque cada quien tiene su proyecto, dice Tito
sobre Molotov. Y pasa lista: Paco, uno de los bajistas, tiene una
banda llamada Black Pulque (el pulque es una bebida casi alucinógena
que se hace con el desecho del tequila); Micky, el otro bajista,
se dedicó a ayudar a bandas chicas; y Randy, el batero, toca
en la banda glam Moderato y sale en malla, todo pintado
(?). El guitarrista tiene dos actividades al margen del grupo: toca
con su instrumento y máquinas como El Tonder y armó
Los Panterss, en el que brilla ¡Jimmy Dolor!, el artista antes
conocido como DJ Peggyn en Babasónicos (y que dio el portazo
declarándole al No su amor por Viejas Locas y La 12). Carlos
Walter Kebledi, tal es su nombre verdadero, está radicado
en México (en casa de Tito, más precisamente) y forma
parte del quinteto de new school breakhouse, basada en la
movida de los chemos (ver nota central), según Tito.
Creo que el cemento los pone volando en otra onda, que no
es como marihuana ni nada, entonces su percepción de la música
es rarísima. Ves a un chemo bailar y, puta, es casi como
ver un baile étnico. La banda es con amigos que vienen del
teatro y la pintura. Yo programo, controlo y mezclo, y ellos modulan
los sonidos, explica Tito. Y enseguida le pasa el teléfono
a Jimmy, que narra brevemente su trip por Nueva York, antes de recalar
en el Distrito Federal, y también sus andanzas por Monterrey
y Colombia (tocó en Rock Al Parque): En diciembre voy
a visitar a mi familia en la Argentina, pero después me vuelvo
acá. Tengo mucho trabajo precisamente en lo que más
me gusta, que es trabajar como DJ y haciendo remixes, adelanta
el ex Peggyn. ¿Babasónicos? No escuché
su disco nuevo, pero me llegaron algunos comentarios buenos.
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