Papelera
Papelón
Por el prof. Sócrates Mosqueto
Lector. ¡Sí, usted, lector! ¿Qué ha hecho
últimamente por su primo? Usted no hizo nada, pero el ex
ministro José Luis Machinea se ocupó de su primo Víctor
Machinea, a quien designó presidente del Servicio Nacional
de Sanidad Animal, luego de duplicar el sueldo del cargo, que así
pasó a 9000 pesos. Ahora que se fue Machinea y que volvió
la aftosa, ¿seguirá el primo? Aunque no siguiere,
debe suponerse que ha tenido tiempo de nombrar a su vez otro primo,
y éste a otro: basta con la velocidad de designación
de primos sea superior a la de sus destituciones, de acuerdo con
la siguiente fórmula:
TDP = TDP-1
Que se lee así: el tiempo de designación de primo
debe ser igual al tiempo de destitución de primo menos (por
lo menos) un segundo. Es un poco incómodo que la sigla (TDP)
de la designación sea igual que la de la destitución,
pero con Machinea siempre se supo que era así. Lo importante
es que la sociedad argentina, gracias a su infatigable preservación
de los valores familiares, ha logrado lo que los matemáticos,
con sus computadoras, todavía no consiguieron: una fórmula
para predecir infaliblemente la aparición de los números
primos.
Es claro que, así, todo funcionario renunciante tiene un
primo a quién recurrir, pero en realidad no le hace falta:
todo el mundo sabe que los funcionarios renunciantes siempre consiguen
trabajo en importantísimas empresas privadas. La función
pública, a diferencia de las universidades, ¡tiene
salida laboral asegurada! Y esto debe aprovecharse para resolver
definitivamente el problema del desempleo.
Se trata de que todo argentino tenga derecho a ser designado funcionario,
lo cual puede lograrse fácilmente mediante una adecuada rotación
en los cargos públicos. Supongamos, José Pérez,
actualmente changuista en La Matanza, es designado Director Nacional
de Papelitos. Pasados unos meses se lo destituye, pero se irá
sonriente porque tendrá trabajo asegurado en la Papelera
Papelín. Su sucesor, José Sánchez, actualmente
desocupado en Tartagal, tampoco durará mucho en su cargo
pero también va a sonreír porque conseguirá
trabajo en la Papelera Papelón. El problema, claro, sería
si Pérez o Sánchez, en su paso por la función
pública, se comportaran de tal modo que ni Papelín
ni Papelón quisieran contratarlos después. Pero, bueno,
a éste Pérez y a éste Sánchez no hay
manera de ayudarlos.
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