La pelota viajaba a la velocidad de la luz en la cancha de cemento de El Abierto, en Saavedra, la sede elegida para encarar las prácticas diarias en el medio de dos giras. Bajo las órdenes de Alejandro Lombardo, su entrenador, Horacio Zeballos ensayaba golpes de fondo, manejaba variantes, devolvía saques, se cruzaba para volear y ajustaba detalles propios del doble.
Después de disputar nada menos que la final del US Open y días antes de volver al ruedo en los torneos de Asia, el marplatense se tomaba un impasse en Buenos Aires mientras trabajaba con vistas a la última parte del año. “Tengo un rato después del entrenamiento y rajo a buscar a Emma al jardín”, le había contado a este cronista el día previo a la cita con Página/12.
Padre de la nena de tres años y de Fausto, de uno, el número tres del ranking ATP de dobles se tomó aquel momento tras la práctica para explicar el presente que vive en el circuito, abocado exclusivamente al tenis por parejas desde hace casi dos temporadas: “Realmente estoy muy contento. Estoy pasando uno de los mejores momentos de mi carrera; con el doble, obviamente es el mejor momento. Era inimaginable. Tener este ranking era un objetivo pero creo que llegó un poco anticipado. Estoy feliz”.
El mejor momento de su carrera, con 34 años, incluye la conquista de sus dos primeros títulos de Masters 1000, en Indian Wells y Montreal, y su primera final de Grand Slam en Flushing Meadows. Unico argentino en alcanzar el top 10 en dobles masculino, vislumbra un ocaso de temporada que podría incluir hasta la clasificación al Masters de Londres junto al español Marcel Granollers, con quien se ubica en el décimo puesto de la carrera anual tras la victoria en Canadá y el subcampeonato en Nueva York -ingresan las mejores ocho parejas-.
“En apenas dos torneos empezamos a soñar a lo grande. Tenemos muchísimas ganas y estamos motivados”, deslizó Zeballos, que a fin de año estará en las Finales de la Copa Davis en Madrid, en la primera edición con el nuevo formato de 18 países en una sola semana y bajo la capitanía de Gastón Gaudio. Con el single como parte del pasado, pero con el recuerdo indeleble de aquel histórico triunfo ante Rafael Nadal en la final de Viña del Mar 2013 -su único trofeo individual de ATP-, el zurdo del Edison Lawn Tenis de Mar del Plata no deja de ilusionarse.
-¿Tenías planeado este presente después de un tiempo dedicado sólo al doble?
--Con mi equipo sabíamos que teníamos que trabajar mucho para mejorar varios aspectos del doble. Buscamos ser más agresivos, mejorar el saque y red, perfeccionar la volea y ajustar la devolución, que es muy diferente a la del single. Había mucho sobre qué trabajar y todavía tengo que seguir mejorando. El objetivo era tratar de terminar esta temporada en el top 15 y apuntar a estar mejor rankeado el próximo año. Pero todo llegó con anticipación y lo estoy disfrutando mucho.
-Siempre rendiste con diferentes compañeros, incluso en la Copa Davis, ¿qué te ofrece Granollers en esta última parte del año?
-Marcel es un jugador muy intenso, con muy buena energía, muy valiente. Eso me gusta. Tenemos muy buena comunicación dentro y fuera de la cancha, que es algo que siempre traté de buscar con los compañeros que tuve. Estamos muy motivados.
-¿Te sentís parte de la elite?
-Hoy en día estoy jugando sólo los mejores torneos del circuito y eso es espectacular. Además estoy viajando un poquito menos y juego otro tipo de torneos, los más grandes, porque en este momento los más chicos no suman para mi ranking. Eso está buenísimo. Cada semana que juego los veo a Federer, a Nadal, a Djokovic, comparto el restaurant o el vestuario con ellos y eso me hace sentir parte del circuito grande.
-Más allá de la diferencia económica, ¿jugar sólo dobles tiene un poco menos de presión?
-La diferencia económica es muy grande, claro, pero la presión es la misma. Quizá la compartís un poco con tu compañero, pero una vez que te abocás de lleno querés hacerlo de la mejor manera y siempre existen la presión y el miedo. Y es algo positivo, porque forma parte del deporte y demuestra que estás interesado por lo que hacés.
-¿Cómo te imaginás la Copa Davis de noviembre en España?
-La final de Madrid va a ser muy linda. Es un nuevo formato y estamos con muchísimas expectativas. Sabemos que va a ser un torneo nuevo pero el objetivo es el mismo: tratar de que Argentina pueda estar lo más arriba posible y en las instancias finales. Tener la posibilidad de vestir la camiseta de Argentina siempre nos llena de orgullo.
-El cambio de formato fue tan radical después de 118 años que la Davis parece otro torneo, ¿qué creés que tiene de positivo?
-Sí, totalmente. Pero ahora yo estoy jugando sólo dobles y la nueva Davis le da mucha más importancia a ese punto. Antes era importante pero ahora significa el 33% de la serie (NdR: las eliminatorias pasaron a ser al mejor de tres partidos). Eso me gusta. Como doblista me da más coraje para intentar ganar ese punto. El nuevo formato también cuida mucho más el físico de los jugadores a lo largo del año y eso me parece muy positivo.
-¿Se pierde un poco la esencia sin la localía por no poder jugar con la gente en el país?
-Habrá que ver cómo es en ese sentido. Perder la localía, obviamente, es un cambio. Pero seguramente habrá muchos argentinos en Madrid; y aunque sean dos o tres igual se sienten en todos lados. Pero, sin duda, perder la localía es el punto negativo de esta nueva Copa Davis.
-¿Qué opinás de Gaudio como capitán?
-Lo veo muy metido. Estuvo compartiendo varios torneos con nosotros, sé que también irá a una gira de fin de año para tratar de seguir afianzando este grupo. Gaudio es una eminencia del tenis, fue un gran jugador y tiene muchísimo para enseñarnos. Es importante tenerlo como capitán.
-¿Cada cuánto volvés a ver aquella final contra Nadal en Chile?
-La veo, la veo. Quizá antes, cuando jugaba singles, la veía un poco más seguido. Pero por supuesto que la tengo muy presente en mi memoria y es el recuerdo más lindo que me dio el tenis hasta el día de hoy, sin dudas.