No es común que una entrevista con una artista internacional empiece con ella haciendo las preguntas. Pero Shirley Manson está acostumbrada a habitar esos recovecos de lo poco habitual, así que una vez acomodada en el sillón y rodeada de periodistas mujeres, puso primera y arrancó: “¿Hay espacio en el periodismo argentino para las mujeres?”. Lo que sucedió a continuación fue un breve momento de catarsis ante la atenta mirada y profunda atención de la cantante por lo que estaba ocurriendo. Unos minutos que, con la simpleza del gesto, subvirtieron la escena, y entonces, a partir de ese intercambio de roles, la naturaleza del evento se transformó, la comodidad se hizo palpable y lo que había comenzado como un desayuno de prensa con una figura del firmamento musical se convirtió en una charla que se extendió por casi dos horas y que derivó por varios aspectos que hacen a la realidad de las mujeres, no sólo en la escena artística, si no en general.
La actividad funcionó como una especie de apéndice del encuentro que se llevó a cabo el jueves a la tarde en el Espacio Xirgu Untref (y del que también participó la artista chilena Francisca Valenzuela), con el que el British Council, FutuRock y Goza Records cerraron el Goza Tour: una serie de charlas por todo el país, coordinadas por Barbi Recanati, donde el objetivo fue reunir a músicas, artistas, productoras y trabajadoras del sonido y, a través de sus voces y sus experiencias, poder reflexionar acerca de la situación de las mujeres en la industria musical y la construcción de escenas alternativas feministas e inclusivas. Pero, en esta oportunidad, el escenario, los micrófonos y la platea fueron reemplazados por los sillones, banquetas, sillas y almohadones en el reducido espacio del estudio de grabación de Recanati en el barrio de Colegiales, con un inmenso cuadro de Patti Smith presidiendo, como si a la fotografía le faltara algo más de épica (y musicalidad) femenina y feminista.
Manson vino a la Argentina por iniciativa de la ex Utopians. Durante la charla del jueves en el Xirgu, Recananti contó que la respuesta de la escocesa al ofrecimiento fue inmediata y sin vueltas: “Fuck yeah!”. Así fue que se tomó un avión hacia estas pampas, sin objetivos musicales pero con la firme intención de seguir contribuyendo desde su lugar a la configuración de lo que para ella será un mundo mejor: “No. Yo soy 100% música –aclaró la pelirroja ante la sugerencia de que estuviera cambiando la carrera musical por la del activismo feminista-. Es para lo que nací. Creo que llamarte activista cuando no sacrificás tu vida por una causa es vergonzoso. Yo no tengo derecho de describirme de esa manera. No tengo esa grandeza, soy demasiado egoísta. Estoy perfectamente hecha para ser música (risas). Pero soy consciente de lo privilegiada que soy, y creo que sería una idiota si rechazara la posibilidad de venir y hablar con las tantas personas. En estos últimos días aprendí tanto que me explota la cabeza. Una de las mejores cosas de ser música es viajar y conocer diferentes aspectos del mundo. Eso a mí me enseña constantemente a tener muchas perspectivas para ser mejor”.
La música -el arte en general- había sido descrita la noche anterior como una herramienta que permite decir las cosas que no es posible decir con palabras. Durante esta charla, el asunto vuelve a aparecer, pero de manera velada, cuando la autora de “Androgyny” cuenta que, a pesar de haber sido toda la vida heterosexual, a medida que fue creciendo se fue identificando cada vez más con lo no binario: “Estoy tremendamente agradecida a las nuevas generaciones que me enseñaron todo un nuevo lenguaje que yo no tenía. Es fantástico, siento que el tema de lo no binario me habla directamente a mí. Es algo que siempre me fascinó, pero simplemente no contaba con el lenguaje para decirlo”, aseguró la misma que en los '90 aparecía en un videoclip haciendo pis parada: “Romper el sistema binario será probablemente el movimiento más inteligente que podemos hacer como sociedad para diseñar un nuevo modo de estructurar nuestras vidas. Las comunidades LGBTIQ+ son a quienes tenemos que buscar para que nos guíen para cambiar la manera en que pensamos. ¡Nosotras todavía somos demasiado anticuadas!”.
Pero, una vez que se encuentra ese lenguaje y que ese lenguaje se masifica, ¿cómo hacer para que las consignas políticas no se transformen en slogans al pasar por el tamiz de la industria de la música? ¿Qué es preferible, ganar en alcance o en profundidad del mensaje? Para la pelirroja, la manera de controlar el peligro de que el discurso se vuelva superficial es continuar siempre con el debate, para no permitirles a las palabras que se conviertan en cliché: “Hay que ser inexorable y tenaz y seguir siempre enganchadas con la discusión. Hablar con mujeres de todos los orígenes posibles: negras, mestizas, mujeres con discapacidades. Solamente involucrando a todes en la conversación se va a poder proseguir hacia adelante”. En ese sentido, considera que es fundamental dejar de pensar el feminismo desde el punto de vista de la mujer blanca, entender que hace falta luchar por todas las mujeres que viven situaciones de marginalidad y de ausencia de derechos mucho más graves, y que la meta a alcanzar es pensar en todas las mujeres, no sólo desde el punto de vista blanco, porque eso sería, en palabras de Manson “realmente avergonzante”.
La mujer y su imagen, la mujer y su sexualidad, la mujer y su edad, la mujer y sus representaciones en el mundo de la música de hoy y el de ayer, la mujer y su relación con el poder fueron tomando la posta de la charla donde el objetivo primordial pareció ser llevar todos los temas a un plano más general y abarcativo que el estrictamente musical o artístico.
Hace un par de días, la artista subió a su cuenta de Instagram una foto con la imagen de Eva Perón de fondo. Consultada a propósito del porqué de la visita al museo y de la exposición en ese (doble) retrato, Manson respondió entre risas: “Una persona que me entrevistó anoche me dijo que yo era peronista, sólo que todavía no lo sabía”. Pero ¿qué tocó de la figura de Eva Perón a Sirley Manson? “Cualquier mujer con poder me interpela desde el primer momento. Aunque sus valores no estén alineados con los míos, siempre me siento intrigada por cómo una mujer llega a esas posiciones, porque todavía es una rareza. Cuando estaba en el museo, vi el discurso del renunciamiento, en el que tan elegantemente anuncia que no será candidata a vicepresidenta y realmente me tocó. Y el hecho de que haya luchado como luchó por los derechos de las mujeres y de los trabajadores, estoy 100% de acuerdo con ello. Conozco los rumores acerca de su supuesta simpatía con los fascistas, pero no sé nada de eso. Lo que sí sé, en todo caso, es lo siguiente: las personas grandiosas no son perfectas, son humanas. Todas cometen errores. Son simplemente personas normales que en algún momento hacen cosas extraordinarias”."