Horacio Rubianes y Pako Neiman se hicieron novios en 2012. Uno tenía 19 y el otro 18 años. Horacio se dedicaba a pintar; Pako, estudiaba filosofía y hacía música. Aunque aún no existía la marca de ropa Tebas, sin embargo, ya había comenzado su engendramiento. Esa alianza mutante pasó antes por varios proyectos que se frustraban: una revista de astrología que llamarían “Spika”; un “falabella” astrológico que se llamaría “Harpercraft”; después, una marca de perfumes esotéricos… El proyecto era mutante, podía ser cualquier cosa, pero había un propósito: “Generar un cambio de conciencia”, dice Horacio, en la conversación con SOY. Pero nada resultaba. Pasaban los años y la crisis económica los carcomía. “Tenemos que hacer algo que sí resulte”, se prometieron. Como no podían engendrar un hijx físico hicieron un hijx conceptual. Ese engendramiento tenía que transformar el espacio de desasociego donde estaban. Introducir conceptos complejos en objetos fáciles.
COMO NACIO TEBAS
Ninguno de los dos sabía hacer ropa, ni habían estudiado diseño de indumentaria.
Hacer lo que no sabían fue el camino más eficaz para vomitar toda la creatividad acumulada. Hicieron ropa. Así nació Tebas. No tanto como una marca de ropa, si no como un territorio imaginante de transformación. Como lo fue en la Antigüedad para griegos y egiptos. Trazar una ciudad poderosa en medios de colinas. Lo que en Horacio y Pako se propagó en un modo de sociabilidad de curvas, mediante colores divergentes, texturas inesperadas, siluetas amplificadas, moldería des-generada, códigos de vestimenta poéticos, desfiles performáticos en sitios específicos, fiestas calientes y canciones pop. Pero no querían hacer moda, ni estar a la moda, sino cambiar la conciencia de la moda: liberarse de su mando sexista y clasista.
La primera ruptura con que se muestra Tebas, en el julio de 2018, es con el concepto de género. La exuberante performer y modelo trans Prado Grace Blond fue la protagonista de la campaña y la titánica drag Lest Skeleton abrió la pasarela. Las irrupciones en las pasarelas de Tebas de personas no-binarias, dragas, gordxs, trans, travestis, negrxs, maricas, putxs, tortas fue un shock para el conservadurismo de la moda argentina. No se trata de adapatarse a un pluralismo posmoderno que fusiona las diferencias en aras de la globalidad normalizante del mercado, sino de la búsqueda de una filosofía de la belleza diferenciándose a sí misma. “Todo lo que queremos hacer a través de Tebas es llegar a la verdad que se llega mediante la belleza, a través de la deconstrucción de un montón de construcciones que no son para nada bellas en esta sociedad. Sin género, sin límites y sin reglas, fue la frase que marcó el primer desfile y la apertura de Tebas”, cuenta Pako. La materialización del estilo de Tebas no es tanto a través de la ropa, si no de “la decisión de colaborar con las personas sin género, las personas libres, todo lo que representa hoy la cultura cuir”, continúa. “La primera colección se hizo sólo con dos meses de anticipación sin saber hacer nada y lo hicimos nosotros porque no teníamos dinero. Sin embargo, no sé bien por qué, la gente amó. Supongo que venimos a desarrollar un concepto y no tanto una ropa,” agrega Horacio.
Tebas va más allá de cualquier cosa material que pueda generar. Es un modo de plantear una sociabilidad más libre de nuestras identidades. En una incorporación estrásbica de la ética platónica, que aporta Pako, desde sus estudios de filosofía, Tebas “puede ser un canal para acceder a la liberdad”. Cada colección se elabora como una escalón más de la escalera ática. Pero no en un idealismo platónico, si no a partir de un pragmatigmo artístico de las singularidades libres. Primero se convoca a lxs modeles y desde cada unx de ellxs se diseña cada prenda de la colección. “En función de sacar la máxima belleza de cada unx. Belleza en el sentido no de lo hegemónicamente bello sino como verle y decir ‘¡Guau, lo da todo!’: es bello, es libre”, se exalta Pako. Lo que les interesa a los Tebas es la vida en sí misma de sus modelxs. “El scouting es más saber cómo vive, qué hace de su vida. A veces nos han dicho que hay ‘cupo gordo’, ‘cupo trans’, en nuestras colecciones, pero estamos lejos de hacer cupos”, afirma Pako. A lo que Horacio complementa:
“Van apareciendo personas en la vida, que nos parece hermoso como viven. Son, para nosotros, un ejemplo de vida libre, más allá de lo que tengan puesto”. Como Marlene Wayar que piensa la identidad y el género como una obra de arte que hacemos con nosotrxs mismxs.
MOSTRANDO LA HILACHA
Sin embargo, esa libertad autopoiética no sólo es considerada para lxs modelxs, si no, también, para el público que asiste a cada presentación de colección. Un dresscode es solicitado a lxs espectadorxs cada vez: “religiosa”, “historia del arte”... “La obra de arte no se genera en sí en la pasarela, sino con lxs asistentes y en lo que sucede”, afirma Pako. Cada desfile es una ceremonia. Una puesta en escena que integra el modelaje de las prendas a bailarinxs, escenografía, maquillajes y peinados estrambóticos, y un recital de alguna cantante invitada, que los propios Tebas producen y editan, desde su sello discográfico. Mientras que cada locación es elegida según el eje explorativo de la colección y los criterios de la puesta en escena, a cargo del director escénico Franco Kuma La Pietra. ¿Por qué el desfile tiene que ser un acontecimiento? “El hecho de hacer ropa para nosotros es una obra de arte, el dresscode del público, entonces, funciona como una unión de toda una comunidad que se actualiza. Reactualizarse como si fuera un culto. Pensamos muy cultualmente los desfiles. No los planteamos como desfiles, sino como ceremonias. Creo que el dresscode es parte de la participación de dar cada unx lo suyo para que suceda la magia”.
Tebas plantea, además, una discusión a dar en el canon de la vestimenta social argentina. “Es necesario romper con la vestimenta, para después romper con cosas mucho más importantes”, se envalentona Pako. Se trata de animarnos a otros modos de aparecer bajo el sol, con otras texturas, colores, combinaciones, formas... Salir del closet monocromático y monocorde de la apariencia cis-hetero-normada y mariconear un poco más. Es por eso que, incluso, los Tebas han creado y producen la fiesta Durx, donde una comunidad indeterminada se encuentra y despliega sus vestimentas hard kinki al ritmo del techno, en el legendario Requiem Club.
El descomunal desfile “Ke Santa” (colección otoño invierno 2019), se desplegó en la arquitectura neogótica del teatro Xirgu-UNTREF, repleto de más de 450 espectadores, en la platea y balcones, donde estábamos todos montados de “religiosas”, según versión libre de cada unx. Mientras la cantante Vedette, junto a dos bailarines de voguing, presentaba sus canciones hiteras. Fue la moda haciendo el presente y antídoto de la depresión de la realidad porteña derrotada y sus representaciones escénicas neurotizadas. Participar de ese evento dragueadas de herejes fue una disputa por la espiritualidad hoy; la politicidad de las corporalidades; la sensualidad multiforme; el público como performance, en un teatro extasiado.
El próximo desfile se llama “La matrix show”, con más 40 modelxs en escena y la presentación de un EP de Ana Devin. El dresscode para el público es “Historia del arte”. La inspiración es la “alegoría de la caverna” de Platón como paradigma contemporáneo, mezclada con hinduísmo. La pregunta disparadora de los Tebas esta vez es: “¿Se puede salir de la matrix a través de la obra de arte, y poder reconocer la ilusión que estás viviendo y transformarla como vos quieras?”.
La Matrix Show
Jueves 21 de Nov.
21 hs. Centro Cultural Kónex (Sarmiento 3131)
+ Info: @wearetebas