Juan Martín Del Potro viene de vivir otra temporada atravesada por las lesiones: 2019 se transformó en un nuevo año perdido en la carrera del tandilense, quien apenas pudo competir por la fractura de rótula que sufriera en octubre de 2018 y de la que aún sigue sin recuperarse.

Aquel infortunio, producto de una caída en el torneo de Shanghai, plasmó la génesis de un nuevo calvario. Una lesión que debió quedar enterrada en poco más de seis meses, pero cuya rehabilitación se extendió tanto por azar como por decisiones inoportunas.

Con una clara intención de evitar la visita al quirófano, Del Potro inició un tratamiento con Jorge Batista, el médico de Boca Juniors. ¿El resultado? Un regreso fallido en Delray Beach, apenas cuatro meses tras la fractura. Después de aquel intento se atendió con Angel Ruiz Cotorro, el profesional de confianza de Nadal, con quien encaró una terapia regenerativa con plasma enriquecido en plaquetas para revitalizar el cartílago.

Volvió en la gira de polvo de ladrillo y hasta tuvo dos match points en una batalla épica contra Djokovic en Roma. La lesión parecía haber quedado en el olvido pero un resbalón en el césped de Queen’s, en julio, provocó que se resintiera: ya no hubo otra opción que la cirugía.

En plena recuperación apareció anotado en los torneos bajo techo de Estocolmo y Viena, en octubre, mientras se entrenaba liviano en las canchas lentas del Real Club de Tenis de Barcelona. Lejos de sentirse óptimo, al cabo, se bajó de la gira europea y tampoco jugó la exhibición con Federer en Parque Roca.

Casi 15 meses después de la lesión, Del Potro figura en la lista del Abierto de Australia con ranking protegido, aunque su presencia es una incógnita. El ex número tres del mundo aún siente dolores en la zona afectada y habrá que ver cómo llega con la pretemporada. En caso de no disputar el primer Grand Slam del año, con inicio el 20 de enero, apuntaría directo al 18 de febrero, día en el que Delray Beach anunció su debut en el torneo.

Con Del Potro, sin embargo, nada está dicho. Sobre todo porque 2020 marcará un nuevo intento por volver a los primeros planos. Como tras las operaciones de muñeca, La Torre de Tandil va por otra resurrección.

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