Cinco de la tarde en Retiro, nodo de transporte que conduce al norte. Rumrum de bombos, micros y banderas que regresan de la marcha de las centrales obreras que reclaman el freno al cierre de fábricas. La noche anterior, diez patrulleros cazaron -literalmente- a seis feministas del Ni Una Menos que hacían pintadas por Almagro. Presas en la comisaría 9ª porteña, por “daño a la propiedad”. La mañana del 7 de marzo las lesbianas fueron a la fiscalía a manifestarse para que las liberen. Florencia Minici, una de las seis, denunció que la policía se refería a ellas en sus comunicaciones como “lesbianas”. Este clima de fondo se respiraba en el arranque de principal actividad por el Día de la Visibilidad Lésbica, en Buenos Aires.
Mucha gente alrededor de la Torre de los Ingleses, noventa por ciento lesbianas. Muy pocos varones curiosos. Alegría y clima de primavera en la plaza. Ya se ven chongas armando el escenario, femmes ajustando el sonido, transbianas dándoles los últimos toques al manifiesto que se va a leer en el escenario. Y estos mismos roles, que van cambiando de manos al correr de las campanadas de la torre del reloj. También se ven muchas lesbianas asignadas al rol de cuidado. La idea es no engancharse en ninguna provocación. Consultar a las compañeras que tienen la responsabilidad de que todo se desarrolle sin problemas. Entre ellas está Gala Abramovich: “Es mi primer día de la visibilidad lésbica. Hasta el año pasado no me percibía como torta. Aunque tampoco me percibía como mujer a pesar de que salía con varones. Claramente era torta pero no me daba cuenta. Hoy estoy acá con mi compañera, orgullosa de ser parte de esta asamblea y de que hayamos convocado a esta actividad. Da alegría sentirnos bien entre nosotras”.
Son días agitados, de efervescencia feminista. Muchos varones recalcitrantemente aferrados a sus privilegios están reaccionando mal en estos días. Bueno, estas reacciones no son algo nuevo. Los cuerpos de las lesbianas reunidas en Retiro saben perfectamente que esas “reacciones” son manifestaciones de odio a las que se rebelan, a las que se les escapan de las manos. Las tortas/lesbianas/transbianas/chongas/femmes están reunidas, se agrupan en manada. Bajo distintas denominaciones, eso ya no es lo central.
El Día de la Visibilidad Lésbica se estableció en homenaje a la Pepa Gaitán, asesinada en Córdoba por el padrastro de su novia. Es una fecha fija. Ni la movilización de la CGT iba a producir un cambio de almanaque. Hay una conciencia en las distintas manadas de lesbianas visibles que dicta no bajar banderas, en ningún caso. Y el caso Higui (Eva Analía De Jesús) reactualiza, de otra manera, la violencia que arrancó de un tiro la vida de la Pepa Gaitán. Higui, lesbiana conurbana pobre, presa por defenderse de un grupo de varones que intentaron violarla y amenazaron con matarla. Higui se salvó de morir porque atinó a defenderse. Y ahora está encerrada en un calabozo de dos por dos, en un destacamento de San Martín. A esto se refiere Julián, transbianx que participó de la convocatoria esta tarde, cuando dice: “Veo mucha fuerza en esta convocatoria, porque se está dando una confluencia de clases sociales que antes no era muy común. El caso Higui hizo que se sumara mucha gente. Me sigue chocando que vengan varones hetero a estas convocatorias, pero hoy los veo integrados con otras mentalidades. Ahora veo, además, el movimiento lgbtiq menos fragmentado, mas integrado en una misma circunstancia”. La Asamblea Lésbica Permanente, que comenzó a reunirse para tratar el caso de Higui y organizar las actividades para el 7 y el 8 de Marzo, programó esta actividad para difundir lo que le está ocurriendo a esta lesbiana conurbana, jugadora de fútbol, en el lugar de donde salen los trenes para Bella Vista. Higui vive en esa localidad y allí sufrió el ataque brutal de los varones cisgénero. A Higui la detuvieron los varones de la comisaría 2ª de San Miguel que no quisieron creerle. La (in)Justicia la procesó por “homicidio simple”, en vez de contemplar el ejercicio de la legítima defensa.