Ocurrió hace poco más de dos años. Erasure terminaba un show sin fisuras en el Luna Park. El dúo estaba listo para culminar el set cuando algo falló: la música que tenía que salir disparada desde el chiringuito de Vince Clarke devino en ominoso silencio. Pero nada frena la potencia de un clásico. El público siguió coreando el estribillo, Clarke rasgueó los acordes en la acústica, Andy Bell se sumó al impulso y el hechizo de eso que hoy se atesora en la memoria como “música en vivo” se expandió por todo el estadio. Ya nadie recordaba el sonido sintético de “Sometimes”: la cálida e inesperada versión fogón tomó la posta. Y salvó las papas. “Si una canción es buena cuando suena sólo en piano o guitarra, eso significa que será buena en cualquier circunstancia”, le había dicho Clarke a Página/12 unos meses antes, durante la promoción del entonces flamante World Be Gone (2017). Para muestra, un botón.
¿Qué hace que una canción se convierta en clásico? “Un clásico es una canción que te dan ganas de cantar en la ducha”, responde hoy Clarke, responsable de tantos éxitos incombustibles del pop de los últimos 35 años. El tiempo, que últimamente se volvió elástico, se transforma en algo rítmico, conciso, crocante, cuando del otro lado de la línea se encuentra este personaje que responde con practicidad, humor y pragmatismo. En esta oportunidad, el motivo de la entrevista es el lanzamiento de The Neon, reciente producción del dúo, editada por Mute y disponible a partir de hoy viernes, donde parecen haber dejado atrás sus cavilaciones y reflexiones sobre el estado de las cosas en el mundo y, en pleno parate global pandémico, se despachan con un álbum que pone a cualquiera que lo escuche a mover la patita casi de manera refleja, aunque sea en pantuflas y jogging de entrecasa.
El optimismo, la esperanza y el sentido de comunidad son las ideas fuerza sobre las que descansan los diez temas que integran The Neon. “Ningún hombre es una isla”, arenga Bell en “Fallen Angel”, tercer track del álbum y uno de esos himnos de estribillos pegajosos que le dan sentido al pop. “El mundo no mejoró desde World Be Gone, sin dudas, pero nosotros queríamos hacer un disco que le trajera a la gente algo de alegría”, explica Clarke. “Aquí en Nueva York estamos en cuarentena y escuchar música para mí es un gran consuelo, es algo que me recuerda cuando era adolescente, que escuchaba música mientras sentía pena por mi vida -bromea-. Creo que hay mucha alegría en esta música y por eso decidimos que era el momento indicado para lanzar este nuevo álbum”.
-En Staying In With Erasure: Vince Clarke & Andy Bell In Conversation, el especial que compartieron en YouTube hace unos meses, tras picar unos temas de Blondie, The Undertones y Siouxsie a Andy se le ocurrió que ustedes deberían hacer un disco punk. Cosa que, a juzgar por la expresión en tu rostro, no te pareció demasiado probable. Pero ustedes ya hicieron versiones country y con orquesta de algunos de sus temas, ¿por qué la idea de Andy te resultó tan descabellada?
-¿Sabés qué pasa? Conozco a Andy tan bien… Andy cambia de opinión cada semana. Ayer charlamos y me dijo que quería hacer un álbum de speed metal. Yo simplemente le digo "pensalo un poco", porque tiende a cambiar de opinión muy rápidamente. Soy bastante bueno dilucidando qué es lo que realmente pasa por el fondo de la cabeza de Andy (se ríe).
-Así que el gesto de desaprobación fue más por Andy que por la idea de hacer un disco de punk rock.
-(Se sigue riendo) No, sí, no sé. Estoy seguro de que podemos hacerlo, si nos ponemos a ello. Pero tengo la sensación, conociendo a Andy, de que se va a aburrir a las dos canciones.
-The Neon parece dividido en dos partes: las primeras cinco canciones son una seguidilla de temas súper bailables, pero en “Tower of Love” se produce un cambio de atmósfera abrupto. A partir de ahí y hasta el final siguen temas más lentos que, aunque no abandonan la idea de la esperanza, suenan más reflexivos. Parecerían las caras A y B del disco. ¿Lo hicieron pensando en las ediciones especiales en cassette y vinilo?
-No, para nada. Cuando escribimos un álbum no hay algo particular que lo dirija. La forma que termina tomando tiene más que ver con una cierta cohesión que te lleve de una canción a la otra. La idea, en todo caso, es que la gente escuche el disco entero, no solamente los singles. Pero el orden con el que está armado tiene que ver solamente con eso: con que una canción te conduzca a la siguiente de manera natural.
-Las plataformas de streaming, los adelantos de singles y las nuevas modalidades de escucha un poco atentan contra la idea de álbum como un todo.
-Son cosas del marketing, no es algo que decidamos nosotros, tiene que ver con estrategias que deciden las compañías, pero creo que tiene su atractivo: mantiene la atención de la gente y a la expectativa de lo que viene después. Obviamente, como soy viejo, me gustaría mantener las cosas como antes, pero esos días se fueron. Así que encuentro esta nueva modalidad bastante interesante.
-En The Neon hay permanentes referencias al pasado: en el sonido, la estética, el arte de tapa. ¿Cómo te llevás con el pasado?
-La verdad es que soy una persona realmente nostálgica. Miro hacia atrás, al año 1992, por ejemplo, y pienso ¡ese fue el mejor año! Al menos para la música, ¡para la política seguro que no! Soy nostálgico y estoy seguro de que las personas que crecieron con nuestra música lo sienten de manera parecida. Cada vez que ponemos en las redes videos viejos o antiguas apariciones en la televisión, ¡a la gente le encanta! Creo que a todos nos produce verdadero confort mirar al pasado, especialmente en la situación en la que estamos viviendo.
-Tras tu última visita a la Argentina, hubo algunos aspectos de la política local que te llamaron la atención. Específicamente, te interesaste por saber algo sobre el peronismo. ¿Pudiste averiguar más sobre el tema?
-Un poco, sí, y ¡es bastante complicado! No es lo que se lee en los diarios, eso sí: nada es tan sencillo como lo muestran. Siempre estoy interesado en saber sobre los países que visito, soy bastante curioso acerca de cómo funciona la política en los diferentes lugares. Como no tengo nada que hacer últimamente, estuve tomando algunos cursos online de Historia y mi próxima asignatura es Sudamérica. La Argentina me interesa particularmente por la guerra que hubo en 1990. Yo era joven cuando ocurrió. Así que me gustaría entender lo que estaba pasando en ese momento en la cabeza de la gente, lo que ocurría en la Argentina…
-¿Te referís a la guerra de Malvinas? ¡Eso fue en 1982!
-Sí, ¡claro! Ya ves: ¡tengo que trabajar más duro en mis estudios!
-¿Lo que averiguaste sobre el peronismo te alcanzó para formarte una opinión al respecto?
-Todavía no. Tengo que continuar estudiando y hacer una investigación apropiada antes de dar una opinión sobre eso. Estoy seguro de que hay un montón de ideas y de puntos de vista diferentes. Eso es lo interesante de seguir aprendiendo.