La historia de amor perfecta no es la perfecta historia de amor. Fran y Peter se conocieron en el colegio, cuando tenían 15 años, se enamoraron y se casaron a los 21. Ella venía de sufrir un abuso siendo una adolescente y él nunca se había sentido cómodo en su propia piel y encontraron en el otro a su alma gemela. Decidieron trabajar juntos y crearon uno de los productos televisivos que definió la década del 90. Pero luego de más de veinte años de matrimonio, él pidió el divorcio y le contó lo que realmente sentía: que le gustaban los hombres. Ella tomó con sorpresa la noticia pero decidió que no quería perder a su mejor amigo y socio. Hoy siguen tan juntos como antes, hicieron de su historia otro programa de TV y son sus propios celestinos. Fran Drescher y Peter Marc Jacobson muestran una nueva forma de amor, amistad y compañerismo, en donde el afecto y el trabajo pueden ir de la mano.
La dupla es la responsable de The Nanny, la sitcom sobre una niñera del barrio de Queens que termina trabajando en la mansión del Sr. Sheffield, un productor de Broadway viudo con tres hijos, un mayordomo inglés y una asistente cheta y malhumorada que secretamente quiere volteárselo. La comedia fue repetida incontables veces por Telefe, que hasta se animó a una adaptación local con Florencia Peña, y hoy sigue brillando en el cable y en servicios de streaming como Netflix. Devenida en meme de Internet y con cuentas en Instagram que rescatan desde las inolvidables frases de su madre o cada conjunto de que usó en sus seis temporadas, The Nanny es parte del vasto acervo cultural maricón que los argentinos fuimos cultivando con el tiempo. El tiempo confirmaría lo que muchos sospechábamos: detrás de la Señorita Fine había un puto, nada menos que su cocreador y marido de la protagonista.
“Me niego a rotularme como hétero, gay, bi, queer… las etiquetas son para diferenciar tipos de sopas, no para las personas –le dijo Jacobson a SOY, en la primera entrevista que da a un medio argentino–. Creo de corazón que el mundo sería un lugar mejor si sólo nos dedicáramos a vivir experiencias sin prejuicios… ¿no creés que sería genial si se pudiera invitar a salir a un hombre o a una mujer sin que nadie se ofenda? Sin hacerse dramas, sin sobre reaccionar… no me molesta que me llamen gay, bi ¡o tri! Pero realmente me parece que debemos pensar más allá de eso.”
Con casi 60 años, Jacobson cree que su itinerario de vida es similar al de muchos de su generación. “Lo que más me costó de salir del closet fue mi temor a que las personas creyeran que no amaba a Fran. Lo hice, lo hago y ella sigue siendo la mejor amiga que puedo tener. Soy de Flushing, Queens, y crecí en un ambiente y en una época en la que nadie contaba que era gay y en donde el camino natural era enamorarse, comprometerse y casarse. Así que fue lo que hice. Tuve que enterrar cualquier duda o inquietud que tenía… hasta que no pude soportarlo más y explotó. Fran es mi mejor amiga, nos conocimos a los 15 años en los pasillos del colegio y quizá las cosas hubiesen sido diferentes de habernos encontrado como adultos”, aseguró.
Las veces en que Drescher habló del tema también repitió esta suerte de cuento de hadas, demasiado lindo como para ser cierto, pero no se ahorró pegarle algún palito. “No puedo negar que me sorprendió porque tenía muchísimo sexo… ¡con un hombre al que le gustaba decorar casas y sabía cómo elegirme la mejor ropa! Sin embargo, desde que se supo que mi esposo era gay he sido elevada al rango de Judy Garland en la comunidad LGTBI, así que no puedo quejarme. Seguimos estando muy unidos. Trabajamos juntos, comemos juntos, viajamos juntos… él entendió lo que realmente quería siendo adulto, no puedo culparlo por eso. Sólo acompañarlo y hacerlo feliz”, aseguró en 2011 en una conferencia de prensa en México al presentar su último proyecto conjunto.
Y es que la dupla es especialista en convertir sus vidas en material de trabajo. Así como las coincidencias entre la Fran Fine de The Nanny con Fran Drescher eran numerosas y evidentes, en 2011 transformaron lo que les pasaba en la trama de la sitcom Happily Divorced, en la que una florista de Los Angeles (Drescher) se divorcia de su esposo de 18 años (John Michael Higgins) cuando éste sale del closet pero, como ninguno de los dos tiene dinero para mudarse, comienzan una convivencia insólita en la que los dos tratan de acostumbrarse a las nuevas circunstancias de sus vidas.
El envío tuvo un desempeño regular de audiencia pero logró sólidas dos temporadas con una premisa que era peculiar para una sitcom blanca fue, para Jacob, un paso más en sus vidas: “Nuestro vínculo es especial y único. Como trabajamos juntos fue natural que exploráramos también esta parte de nuestras vidas en una comedia”. Más raro, quizá, fue verlos el año pasado en el reality show Millionaire Matchmaker, una suerte de Yo me quiero casar, ¿y usted? para ricos (¡quién no se querría casar con un rico!) en donde él fue a buscar novio y ella ofició de jurado seleccionando candidatos para su ex. “Desde que nos divorciamos, tratamos de presentarle al otro el hombre ideal. Debo reconocer que ella tiene mejor ojo que yo pero al día de hoy estamos los dos solteros. Estoy en una etapa en la que busco un vínculo profundo, no superficial, y no estoy teniendo suerte… ¿qué tal los argentinos? ¿conocés a alguien para presentarme”, bromeó.
Seguramente habrá más de un argentino que quiera salir con este daddy bronceado e hiperpeludo que se muestra sin complejos ni remeras en Instagram, aunque sea por la anécdota. “La experiencia de The Nanny es única, aún es vista y disfrutada en todo el mundo. Argentina tiene un lugar especial en nuestros corazones porque fueron fans desde el primer día. Fran pudo visitar Buenos Aires y experimentar lo que me describió como ‘Nanny-manía’”. Consultado de si C.C. Babcock –la archienemiga de Fran Fine en la sitcom– puede ser pensada como una exponente de cierta estética torta de los 90s, Jacobson se ríe y admite que “nunca lo pensé… ¡pero si te parece que es así, entonces así es!”
“Nunca pensamos que mostrar públicamente una relación como la nuestra sea una postura política. Pero no puedo negar que desde que salí del closet, recibo llamadas y correos de personas que están pasando por lo mismo que yo o que necesitan un consejo para tomar ese paso. Revelar quién sentís que sos puede ser aterrador. Me pone contento saber que mis acciones de algún modo ayudan a otros. Y también saber que un vínculo sano como el que tengo como ex puede ser visto como una forma profunda de amor”, concluyó.