La carrera de Juan Ignacio Londero tiene un punto bisagra del que resulta muy difícil escapar. El Córdoba Open, dos años atrás, le cambió la vida: había estado a punto de abandonar el tenis y se encontró con la semana de sus sueños en el Polo Deportivo Kempes, donde superó en la final a Guido Pella, conquistó su primer título ATP y se ganó el derecho a transitar el circuito de las grandes ligas.
“Cuando gané en Córdoba pasó tan rápido que me arrepiento de haberme subido al auto para ir a Buenos Aires a las dos horas de haber ganado el torneo; hasta el día de hoy me arrepiento por no disfrutar un poco, porque ganar un torneo de esta magnitud no es algo de todos los días. Volver me trae buenos recuerdos”, rebobinó el cordobés, actual 88° del ranking, quien llega a la tercera edición con las ilusiones renovadas después de una dura primera parte del año.
Después de un 2020 inusual, en el que sumó a Sebastián Prieto como su entrenador y en el que debió afrontar el parate por la pandemia, no comenzó bien la temporada: al llegar a Australia quedó encerrado en la habitación por dos semanas por haber sido contacto de una azafata que dio positivo en el vuelo. "La cuarentena de Australia me afectó cuando salí porque tenía que volver a entrenarme para jugar un torneo a los dos días y después un Grand Slam. Se hace muy difícil después de 17 días encerrado en una habitación más el viaje, pero son las reglas del juego y no me puedo poner mal por eso”, se confesó Londero, quien trabaja con firmeza en la parte mental para mitigar el efecto de las situaciones adversas.
Por eso este año llegó a Córdoba con el equipo completo: además de su coach Prieto, de su preparador físico Roberto Maccione y de su manager Agustín Caceras, está su psicólogo Daniel Durán, con quien desarrolla los "anticuerpos" emocionales: "Me pegó un poco la cuarentena que nos tocó en Australia, sobre todo porque llevás seis semanas con la cabeza en un torneo y de la nada, por el positivo de una azafata, te quedás encerrado dos semanas. Te desmotiva y te golpea".
La energía, no obstante, ya es otra. Córdoba saca lo mejor de Londero, el hombre que ya respira otro aire y pretende dejar atrás la irregularidad y el desempeño de los últimos meses. "La intención es adaptarme a las condiciones y llegar al torneo de la mejor forma posible, porque es un torneo muy especial y lo disfruto mucho".
Actual 88° del ranking ATP, el Topo está relajado. Camina por el recinto del Córdoba Open y, lejos de analizar el cuadro, sabe que tendrá que poner la cabeza en su debut de este martes ante el español Albert Ramos (47°; ex 17°). El Polo Deportivo Kempes, tan cerca de su ciudad natal Jesús María, el escenario propicio para enterrar los sinsabores de las últimas semanas y volver a ser.