Diego Schwartzman sacó a relucir el instinto de supervivencia que lo caracteriza y sigue adelante en Roland Garros, el torneo más prestigioso sobre polvo de ladrillo: jugó un partido de alto riesgo ante el alemán Jan Lennard Struff (42°), dueño de un saque muy potente, y lo sacó adelante tras aguantar los palazos y ganarle 7-6 (9), 6-4 y 7-5 en tres horas de disputa. "Cuando gané el primer set sentí que iba a ganar el partido", contó tras un parcial en el que llegó a estar 1-5 y en el que debió salvar siete set points.
El número diez del mundo se metió en cuartos de final de un Grand Slam por quinta vez en su carrera y se medirá nada menos que con Rafael Nadal -superó 7-5, 6-3 y 6-0 al italiano Jannik Sinner (19°)-. Con el triunfo se convirtió en el cuarto tenista argentino masculino con más apariciones entre los ocho mejores. Apenas tres gigantes lo superan: Guillermo Vilas (19), Juan Martín Del Potro (13) y David Nalbandian (10). El choque con Rafa será su tercera presencia en cuartos de Roland Garros: en 2018 cayó ante el propio Nadal y en 2020 superó a Dominic Thiem antes de volver a perder con el español.
Para dimensionar su lugar en la historia del tenis argentino se puede mencionar otro dato relevante: días atrás, cuando ganó la tercera ronda ante el veterano alemán Philipp Kohlschreiber, Schwartzman se había transformado en el quinto tenista argentino en ATP con más triunfos en cuadros principales de Grand Slam: con 43 festejos está sólo debajo de su entrenador Juan Ignacio Chela (46), Nalbandian (86), Del Potro (97) y Vilas (139).
“En París siempre juego mi mejor tenis. Cuando las cosas salen bien se disfruta mucho más; cuando te sentís bien entrás a la cancha confiado en lo que podés llegar a hacer en un Grand Slam. Hay seguridad para ganar y es por el esfuerzo y el trabajo", destacó el Peque, cuya constancia en el circuito lo coloca entre los jugadores más consistentes del momento. Desde su primer acceso a cuartos de final en un Slam, en el US Open de 2017, no volvió a salir del top 30 del ranking ATP -acumula 194 semanas consecutivas-.
Schwartzman arrastraba una gira europea de polvo de ladrillo con resultados infrecuentes, con apenas dos triunfos sobre siete partidos jugados: celebró las únicas dos veces en Barcelona pero se despidió en el debut en los tres Masters 1000 -Montecarlo, Madrid y Roma- y en el torneo de Lyon. En París, por el contrario, ya sumó el doble de triunfos sin perder sets, está a las puertas de igualar su mejor actuación en un Grand Slam -Roland Garros 2020- y cortó una seguidilla de cuatro caídas al hilo.
“Las derrotas me golpean mucho; quizá me dura un día, sobre todo por cómo había sido la gira. Se sufre un poco más cuando todo el esfuerzo del día a día no se traslada a la cancha", expresó el líder latinoamericano, quien ya cambió el chip y va por el gran golpe contra Nadal.