En una cajita de música hay algo muy del pasado y de la niñez de otro tiempo. Hay algo también de lo absolutamente presente, de un aquí y ahora que aparece cuando se gira la manivela. Hay algo inevitablemente físico en el acto de dar cuerda para que suene la música. Y hay algo irremediablemente etéreo e intangible, que es la música en sí. Cuatro cajitas de música. Cuatro canciones. Cuatro estaciones: primavera, verano, otoño, invierno. Cuatro elementos -fuego, aire, tierra, agua-, engordados por el quinto: la música. Pausa musical es la exposición que Florencia Hana Ciliberti inauguró junto al artista Daniel Joglar en PM Galería y que se puede visitar hasta el 28 de agosto en Tres Sargentos 463. Cuatro esculturas que, de alguna manera, sintetizan una preocupación que atraviesa su proyecto artístico: hacer confluir artes visuales y música en un nuevo lenguaje sin límites, superador.
PM Galería es el espacio que Hana puso en marcha en marzo de este año, junto a Nicolás Dominguez Nacif y Enzo Luciano. En sus palabras: “La galería surge como el deseo de ser una comunidad de artistas. El tema de los cruces interdisciplinarios, intergeneracionales, es algo que vengo pregonando en toda mi obra. Aquí está la idea de rescatar obra de artistas donde no siempre se relacione a la novedad con lo joven, lo jovial. A veces la novedad sale de artistas que no tuvieron visibilidad y que tienen una obra increíble. Ahí también está puesta nuestra atención, esa es nuestra curaduría. Donde lo que prevalezca siempre sea el arte, la obra y no ciertos condicionamientos que muchas veces vienen asumidos por un mercado al cual nosotros no adherimos”.
Ciliberti tiene una extensa carrera atravesada por la música y las artes visuales, pero el momento fundacional de su militancia a favor de la visibilización de las músicas hechas por artistas plásticos fue en 2016, cuando tras una intensa labor de investigación y curaduría, editó Otras formas, un CD que incluía canciones de artistas desde Jorge de la Vega y Federico Peralta Ramos hasta Dani Umpi y Magdalena Jitrik. Ese proyecto continuó creciendo: Otras Formas se transformó en sello discográfico, con el que el año pasado cumplieron veinte lanzamientos, y un libro que, pandemia mediante, será editado el año que viene.
De esa investigación y trabajo surgió también la relación de Florencia con Ramón de la Vega, hijo de Jorge, con quien trabajó en la reedición por los cincuenta años de El gusanito en persona, en 2018. Esa sociedad-amistad sigue activa y Ciliberti será la encargada de curar el show que se realizará el 26 de agosto a las 19 en la Casa Nacional del Bicentenario (Riobamba 985), en conmemoración del 50 aniversario del fallecimiento de Jorge de la Vega. El encuentro se lleva adelante en el marco de Figuras Indómitas, jornadas en homenaje a los artistas de la Nueva Figuración a 60 años de su primera muestra conjunta, organizadas por la Secretaría de Patrimonio Cultural en varios museos nacionales. Participan Marikena Monti, Ramón de la Vega y otros invitados especiales.
“La música que estábamos visibilizando con Otras Formas no estaba contemplada por la propia institución del arte. Es decir: no la consideraban muchas veces parte de la obra de esos artistas”, recuerda Ciliberti sobre la génesis del proyecto que hoy continúa apoyando desde la galería, donde incentiva a los artistas que exhiben a experimentar con el sonido y aportar músicas que completen la experiencia de cada exposición. “Yo considero que es obra también la obra musical que hizo ese artista que quizás vende un cuadro muy caro. ¿Por qué? Porque el propio artista lo señala. El caso emblemático es el de Jorge de la Vega. Él sentía que con la música llegaba muchísimo más, que transmitía un mensaje de manera mucho más directa, más popular. Muchas veces sentí que mi obra musical y mis videos no eran considerados obra dentro del mundo del arte. Imaginate que yo trabajo con un montón de lenguajes, pero esa obra particularmente no era considerada por las instituciones. Hay cosas que en un futuro siento que se van a ir naturalizando, abriendo. El artista tiene que ser libre y poder elegir el lenguaje que quiera para expresarse”.
-Sobre esa cualidad de la música hablabas en la época del lanzamiento del primer compilado de Otras Formas. Decías que "la música no pide permiso".
-Es que la libertad que genera como pieza una pieza musical… tiene ese don de poder ser adueñado, cantado, interpretado por todes. Para apreciar una obra de arte tenés que accionar el encuentro, activarlo, que de todas maneras es muy hermoso, porque se genera una situación íntima con la obra. Pero la música tiene una manera diferente de acercarse. Y la obra en definitiva lo que tiene que hacer es modificarte. Ese es el sentido del arte: que después de exponerte a la obra que sea, no seas el mismo que antes.
El concepto de arte como herramienta para señalar aquello que no se ve es un tema recurrente en el discurso de Hana. “Destaparte”, el single que lanzó dos días después de la inauguración de Pausa musical, habla justamente de eso: “‘Destaparte’ tiene que ver con darle luz a lo que está oculto. A mí me pasa mucho, quizá de manera inconsciente, que ese campo en el que estoy volando, y que me está ocupando el tiempo y la poética, se traslada en todo lo que hago. Creo que era inevitable que me saliera la letra de 'Destaparte'. Fue casi una síntesis de mis últimos años”.
-Es una idea que ya venís delineando desde Pretexto (2017): en “Inverso” cantás “Donde parece que no hay nada siempre hay algo”.
-Hay algo latente, sí. La canción habla de la Luna menguante. En ese momento ves un pedacito, pero la Luna es una entera, no ese fragmento. ¿Qué pasa con todo lo otro que hay ahí? La idea es no ver solamente lo que tiene puesto el foco: algo hay detrás. Y si está oculto, es por algo. También habla de un cambio de paradigma en cuanto al género. Cuando salí con mi proyecto solista en 2005, éramos muy pocas las chicas que accedíamos. Nos costaba mucho tener difusión, estábamos realmente en las sombras. En ese momento salí por Universal Music, con mucho apoyo, fuimos de gira, fui a Vive Latino. Incluso, no tan lejos en el tiempo, en 2016 abrí el show de Coldplay, y tampoco tuvimos visibilidad. Pasaron esas cosas. Siempre tuve mucha pasión por lo que hago y entendí que realmente era muy difícil de cambiar en ese momento porque éramos muy pocas. A las mujeres que seguimos trabajando nos reconforta poder darle luz a ese pasado de mujeres que han trabajado, que han dejado su obra. Como me pasó a mí, trato ahora de estar muy consciente de las artistas mujeres. Por eso siento que es importante hacer nosotras mismas una revisión de la historia. Como justo estoy en la música y en el arte, lo hago con multiplicidad: hay que rever todos los campos, reescribir la historia. Y eso es algo de lo que vamos a tener que ocuparnos nosotras. Yo, dentro de lo que puedo, estoy haciéndolo.