"Las acusaciones son injustificadas y falsas", se cansó de decir Alexander Zverev, actual número cuatro del mundo y último campeón olímpico en Tokio 2020, respecto de la denuncia pública de su ex novia Olya Sharypova. Su postura siempre fue la misma: desmarcarse y negar los hechos.
La ATP anunció este lunes que abrió una investigación contra el alemán por violencia de género. "Las acusaciones planteadas contra Alexander Zverev son graves y tenemos la responsabilidad de abordarlas. Entendemos que el jugador acepta nuestra investigación y reconocemos que negó todas las acusaciones", expresó Massimo Calvelli, el director general del órgano rector del circuito masculino.
La rusa de 24 años había tomado la decisión de narrar, el año pasado, el infierno que vivió: golpes, amenazas, daño emocional y hasta un intento de asesinato. "Sólo quiero que se sepa la verdad. Mi único objetivo es ayudar a otras personas que están en la misma situación que pasé yo y necesitan fuerza para sobrevivir", relató Sharypova ante el periodista Ben Rothenberg.
Después de recibir un informe para salvaguardar la integridad de todas las partes involucradas, solicitado a principios de este año y llevado a cabo por Chris Smart -ex inspector jefe de la Policía Metropolitana del Reino Unido-, la ATP decidió avanzar con la investigación en un claro cambio de rumbo.
La inacción previa parecía denotar la falta de compromiso con el caso. Ante la consulta de Página/12 la respuesta oficial el año pasado había dejado bastante que desear: "La ATP condena cualquier forma de violencia o abuso. Sobre las acusaciones contra cualquier miembro del Tour las autoridades legales investigan y se aplica el debido proceso". Por eso Zverev jamás dejó de jugar ni nadie lo apartó del circuito. Y surgía la diferencia con otros organismos deportivos como la NFL y la NBA, en los que separan al jugador involucrado hasta el esclarecimiento de los hechos.
Sharypova empezó a salir con Zverev en septiembre de 2018. La relación duró poco más de un año y se volvió cada día más violenta. Primero surgió el maltrato psicológico y, con el correr del tiempo, aparecieron los ataques. "La primera vez que me pegó fue en Mónaco. Habíamos discutido, me golpeó contra la pared y perdí el conocimiento".
Un día Sharypova no soportó más: en el US Open 2019 decidió dejarlo y temió por su vida. Las palabras hablan por sí solas: "Fue una pelea aterradora; me empujó a la cama, tomó una almohada y se sentó encima de mí. No podía respirar. Todavía no entiendo cómo escapé". Tras aquella discusión Zverev le quitó el pasaporte y la obligó a volver. Días después viajaron a la Laver Cup de Ginebra, donde el alemán siguió con los maltratos y hasta le pegó un puñetazo. Sharypova intentó lo peor: "Traté de suicidarme con insulina y pasé tres días en cama".
En ese sentido la ATP, por el momento, no anunció si examinará lo sucedido en el US Open y en Ginebra, aunque sí abrió otra investigación en paralelo sobre la denuncia de Sharypova respecto de las agresiones en el Masters 1000 de Shanghai de ese mismo año. Más allá del velo que había colocado durante largos meses todo el ecosistema del tenis, incluidos varios medios de comunicación, llegó el momento en el que Zverev tendrá que dar explicaciones.