Sebastián Báez y Juan Manuel Cerúndolo disfrutan de un sueño hecho realidad: después de redondear una temporada asombrosa, ambos se convirtieron en los primeros tenistas sudamericanos en participar en el Next Gen Finals, el Masters de la Nueva Generación, un innovador torneo que reúne a los ocho mejores sub 21 del año y apunta a ensayar reglas diferentes para atraer nuevas audiencias.
El selectivo torneo ya acumula tres ediciones -nació en 2017- y se disputa sobre la superficie dura bajo techo del Allianz Cloud de Milán, recinto en el que Báez y Cerúndolo ya se entrenaron juntos para continuar con la adaptación de cara al torneo que se jugará del martes al sábado.
"Llevo dos o tres años sin jugar un torneo en indoor y este año en canchas duras no jugué nunca. Todo es nuevo para mí y los demás tienen más experiencia que yo en este tipo de canchas. Pero cuando jugás es otra cosa, en la competencia es distinto. Pueden pasar muchas cosas", analizó el actual 85° del ranking ATP, el menor de los hermanos Cerúndolo, que cumplirá 20 años el próximo 15 de noviembre -Francisco tiene 23- y compartirá el Grupo A con el español Carlos Alcaraz (35°), el estadounidense Brandon Nakashima (65°) y el danés Holger Rune (118°).
Por otro lado Báez, quien empezó el año como 308° del mundo y llegó a Milán como el 111° y el máximo ganador argentino en el circuito Challenger -logró cinco títulos, el último en el ladrillo de Buenos Aires-, se mostró satisfecho con la celeridad del juego: "La verdad es que la velocidad de la cancha cambia un poco respecto de Buenos Aires, obviamente, porque es cemento indoor, pero sentí bien la cancha y las pelotas. Es un poco más rápido que las canchas en las que estoy acostumbrado a jugar pero me sentí bien. Estos días de entrenamiento sirvieron para adaptarme".
Más allá de que el Next gen Finals no entrega puntos para el ranking ATP, sí tiene dos atributos más que relevantes, sobre todo para los dos argentinos. Los premios oficiales acumulados ascienden a 1.250.000 dólares -cada participante embolsa 80 mil sólo por jugar; el campeón invicto se llevará 400 mil- y funcionan como un complemento perfecto para la segunda ventaja, que es la exposición: los sponsors, la televisación y la repercusión en los medios confluyen en una vidriera que puede resultar un impulso para el circuito.
"Es una buena oportunidad porque es un torneo que se ve en buena cantidad de lugares, hay una exposición importante, pero es lo que sucede cuando avanzás de nivel. Es cuestión de aprender a convivir con eso", contó Báez, entrenado por Sebastián Gutiérrez, eslabón clave en el cuerpo técnico del ex capitán argentino Daniel Orsanic en la conquista de la Copa Davis. El jugador nacido hace 20 años en Billinghurst, partido de San Martín, compartirá el grupo B con el estadounidense Sebastian Korda (39°), el italiano Lorenzo Musetti (67°) y el francés Hugo Gaston (103°).
Para Cerúndolo, entrenado por Andrés Dellatorre, la clasificación al Masters representó un objetivo concreto a partir del punto de inflexión en su carrera: en marzo, como el 335° del ranking, ganó el Córdoba Open desde la qualy y contra todo pronóstico: "Cuando arranqué el año no me esperaba todo esto, pero cuando gané el ATP empecé a mirar el ranking y estaba ahí. Eso me dio confianza y llegar acá se convirtió en uno de mis objetivos del año. Estuvo muy peleado para entrar". Aquella semana en Córdoba su padre Alejandro "Toto" Cerúndolo, 309° como tenista en 1982, coach de varios jugadores encumbrados y capitán de Fed Cup a fines de los '80, le puso un apodo especial: el Hannibal Lecter del tenis, en relación al psicópata de ficción creado por el novelista Thomas Harris.
Además de ser un torneo que estimula el desarrollo de las mejores camadas, el Next Gen Finals configura una suerte de banco de pruebas de la ATP para reconvertir el tenis a futuro, con el foco puesto en el dinamismo que suelen consumir las nuevas generaciones. Las revolucionarias reglas apuntan a vincular el deporte de la raqueta con los más jóvenes.
Algunas particularidades ya existían: los partidos se juegan al mejor de cinco sets pero con parciales de cuatro games, con un tie break en caso de que llegar al 3-3; hay punto definitivo en el 40-40, sin ventaja, y elige lado el sacador; el público puede moverse con libertad durante todo el partido en las tribunas laterales; hay 'ojo de halcón' automático, sin jueces de línea; y el reloj permite sólo 25 segundos para sacar. Este año, sin embargo, se sumaron otras normas: el coaching en la cancha, que en las primeras ediciones fue a distancia, se hará desde el box de cada jugador; y los calentamientos se reducirán de 4 a un minuto.
"El formato es raro y creo que empareja hacia abajo, porque mantener tres turnos de saque en esta cancha es más fácil que cuando jugás al mejor de tres o al mejor de cinco. En este tipo de superficie y con los rivales que tengo ahora me parece que me conviene. Si fuera polvo de ladrillo lento y con otros rivales preferiría jugar más largo a seis games", analizó Cerúndolo, quien apenas jugó cinco partidos profesionales en cemento en toda su carrera -no lo hace desde octubre del año pasado en un M15 en Setubal, Portugal-.
Báez consideró que el modo diferente de jugar le servirá para crecer y sumar más experiencia: "Las nuevas reglas son raras. Llegamos a 40-40 y elige el sacador, hay sólo un minuto para entrar en calor, no hay línea de dobles, aceptan el coaching. Son todas reglas que están buenas porque son nuevas y esta es una semana de mucho aprendizaje. Es una linda oportunidad para mejorar contra este tipo de jugadores".
El orden de juego
Cerúndolo será uno de los encargados de abrir el certamen, ya que a partir de las 10 se medirá ante el estadounidense Brandon Nakashima, uno de los candidatos al título. Luego se enfrentarán el español Carlos Alcaraz, el máximo favorito, y el noruego Holger Rune. En la jornada noctura, cerca de las 17 de Argentina, Báez cerrará la actividad del día ante el italiano Lorenzo Musetti, a continuación del encuentro que disputen el estadounidense Sebastian Korda ante el francés Hugo Gaston.