El tenis argentino disfrutó de una semana histórica a principio de noviembre. Por primera vez después de 34 años se jugó en suelo nacional un torneo de calibre WTA: el Argentina Open, de categoría WTA 125, tuvo lugar en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, contó con diez jugadoras locales en el cuadro principal y tuvo como campeona a la húngara Anna Bondar, sucesora nada menos que de Gabriela Sabatini, quien había ganado la última edición del certamen en 1987.
Propiedad de la empresa Tennium, al igual que el Argentina Open masculino, el torneo de mujeres configura el inicio de un plan de expansión del tenis femenino para la región. "Hacía tantos años que no había un torneo que les diera a las chicas la posibilidad de competir. Haber podido materializarlo en tan poco tiempo es increíble. Queremos hacer algo más grande que esto: estar en cuatro o cinco países de la región, con dos o tres torneos por país, aunque no se puede hacer todo de un año para el otro", explicó el uruguayo Martín Hughes, ejecutivo de la compañía con sede en Barcelona, en diálogo con Página/12.
La presencia del circuito WTA en la Argentina ofrece una chance inmejorable para las jugadoras locales, cuya mayor parte no cuenta con los recursos para salir del país a competir y sumar puntos. Un ejemplo elocuente: la marplatense Solana Sierra logró su primer triunfo WTA y ascendió casi 200 posiciones en el ranking sin necesidad de salir al exterior. Hughes lo tiene claro: la idea es solidificar el torneo de Buenos Aires junto con el de Montevideo -se juega desde el 15 de noviembre-, ampliar la base de competencia en Sudamérica y llegar a tener varios WTA en semanas consecutivas. El tándem conformado por Buenos Aires y Montevideo tiene garantizado, en efecto, tres años de organización a cargo de Tennium, que además pretende agregar algunos eventos más a partir de 2022, incluso en la Argentina.
"Vamos a meter otro torneo en el medio de los dos para hacer la gira completa. Lo ideal será una gira de un mes. También hay que evaluar si esta es la mejor época para hacerlo; hay otro momento que está bueno que es más a principio de año, entre marzo y abril, cuando el clima está bien. En la región es importante que todo se pueda alinear para la planificación de las jugadoras. Eso te ayuda para traer más tenistas de nivel. La idea es establecer cinco, seis, siete torneos de la WTA", amplió el uruguayo.
La ventaja que tiene el WTA de Buenos Aires, entiende Hughes, es que la empresa ya viene con el reflejo de organizar, desde 2018, el tradicional ATP 250 de Buenos Aires: "Venir con el Argentina Open de varones en la espalda nos ayuda bastante. Siempre digo que el Argentina Open, el ATP, es un árbol con unas raíces tremendas que lo hacen crecer mucho. El caso del WTA es el opuesto: acabamos de plantar una semilla que hay que regar...", sostuvo.
¿Un ATP 500 en Buenos Aires?
"Creo que tenemos chances de llevar el torneo a categoría ATP 500", soltó el ejecutivo de la compañía. Y explicó por qué aspiran a lograr esa suba de nivel: "El Argentina Open lleva cinco años desde que lo agarramos nosotros; queremos y buscamos agrandarlo. Siempre está el tema de poder llevarlo a categoría 500 o modificar la superficie a cancha dura. Hay que buscarle la vuelta. Yo creo que tenemos muchas chances".
Está claro que el cambio no depende de Tennium sino de la ATP, el órgano rector del circuito, que tras la pandemia busca redefinir su estrategia con modificaciones en el calendario. El torneo de Buenos Aires, el cuarto certamen más antiguo del mundo -data de 1893-, corre con ventaja según la mirada de Hughes: "Hay varios torneos ATP 250 a los que la ATP les genera un upgrade para rediseñar el calendario. Estamos atentos a lo que pueda suceder; Argentina siempre va a ser un candidato por la historia. Vamos a estar metidos de cabeza en el proceso. Habría que invertir un poco en infraestructura pero el incremento automático sería el prize money, que incluso puede cuadruplicarse y serviría para traer mejores jugadores".
Objetivo Del Potro
Desde que Juan Martín Del Potro volviera al US Open para jugar una exhibición con John McEnroe, el 7 de septiembre pasado, la puerta quedó abierta. Mientras encara la última parte de la recuperación tras la cuarta cirugía en la rodilla derecha, y tras más de dos años alejado de las canchas, el tandilense arrojó palabras elocuentes: “En Argentina jugué muy poco; hay alternativas que tocan el lado emocional y voy a ir por ahí”. Su vuelta en 2022, en efecto, incluiría una gira de torneos en polvo de ladrillo "cerca de casa".
Aquellas declaraciones desde Nueva York tuvieron un rebote inmediato por estas latitudes. Ya hubo conversaciones por el Córdoba Open, el otro ATP 250 del país que será la semana previa a Buenos Aires, aunque también existen indicios de una probable aparición en el Argentina Open.
Desde las oficinas de Tennium no hubo afirmaciones al respecto pero, según supo Página/12, Del Potro quiere estar en el torneo y los organizadores quieren que esté el tandilense. Todo depende, claro, de la evolución de su rodilla. Más allá de que en este momento no hay conversaciones, porque acaba de finalizar el WTA de Buenos Aires, el propio torneo de mujeres arrojó una pista: entre los auspiciantes de categoría "oro" emergió un sponsor personal del ex número tres del mundo.
Del Potro jugó seis veces de forma oficial en la Argentina. Sólo en 2006 lo hizo en el ATP de Buenos Aires, cuando tenía 17 años: recibió una invitación y perdió en la primera ronda con el español Juan Carlos Ferrero en tres sets. Las otras cinco correspondieron a series de Copa Davis.