“Soy del quinto sexo divino de Dios”, se ríe y envía a un video de Platania Aeternum en YouTube. No le resulta fácil a Sofía Oportot, cantautora electro pop chilena, definirse, no quiere renunciar a nada. Y nadie se lo pide, eso está claro. Lo de divino, tomado a la letra, es excesivo, pero podemos empezar diciendo que es una diva alternativa de la escena pop trasandina y que la escena pop de su país está en llamas: una fuega entre las brasas Oportot. Y que vamos a poder verla esta misma noche en la Fiesta Loca organizada por Loca, auspiciada por Suplemento Soy entre otros, para juntar fondos para la Carroza… Loca, sí, de la Marcha del Orgullo de la semana que viene.
Más que cantautora, Sofía es una performer y sus videos son joyitas, quizá se deba a que además es actriz: métanse en YouTube y miren, para empezar, Cuarto oscuro, Tu Luz, Dos Chicas y Entender. La última canción es, para muchos en Chile, una especie de himno lésbico -”Quién puede entender a una mujer mejor que otra mujer”, dice el estribillo-. También trabaja en la tele, en cine y puede verse online Las Niñas, una peli sobre la ¿amistad?, la tensión erótica late, entre dos chicas. Por todo esto, y por la estética que cultiva, de vamp pop con todos los colores del arco iris y siempre sexy, es considerada una especie de ícono gay. ¿Cómo se siente eso? Sofía contesta así: “Por allá por el año 2002, cuando comencé con mi grupo Lulu Jam, estábamos haciendo una música muy pop, muy colorida, diferente a lo que se acostumbraba como escena musical acá en Chile. Predominaba el rock y algo de rap y hip hop, con un contenido más de protesta, más rabioso y mucho más masculino. Nuestra propuesta vino a ser como una antesala de una camada nueva, generaciones mucho más abiertas con otras posturas de orientaciones sexuales y de identidades también. En ese sentido, cuando comenzamos, no teníamos un nicho de fans, no sabíamos para quiénes estábamos produciendo. También teníamos una veta que tiene que ver con lo oriental, de hecho uno de los primeros integrantes de Lulu Jam es japonés, y teníamos como una estética más avanzada, jugábamos con la ambigüedad, tu sabes que en Japón los hombres se maquillan independientemente de su orientación sexual. Y fue muy bonito lo que pasó: de que fueran a nuestras tocatas sólo amigos a que de repente aparecieran niños de 16, 17 años que eran abiertamente gay. Desde ese momento en adelante, siempre la identificación fue por ese lado. Después nos invitaron a tocar en las Marchas gay y también se escuchaban canciones de Lulu Jam en los camiones en la marcha;estábamos representando a gente que a lo mejor no tenía quién los representara dentro de su propio país.”
Terminaron subidos a una ola en la que no habían pensado.
-Lo nuestro es un lado b, más caprichoso, más dulce; yo siento que hacía falta, que fue una semilla para que naciera una nueva escena. También se puso en evidencia que la música la podíamos hacer desde la pieza con un computador y un programa que bajabas. Además, Lulu Jam llegó justo antes de los pokemones -así llamaron a los floggers en Chile-, fue prepokemónico, como un semillero de esto de vístete diferente, haz lo que tú quieras. Y representó como a una gran minoría.
Algo tuyo me hace pensar en Alaska.
-Sí, me lo han dicho y alguna gente se enojó, dijeron “cómo pueden comparar a esta niña con la gran Alaska”. Y claro, yo no soy Alaska, no empecé a los 16 con Almodóvar, pero sí siento una admiración muy grande por su trabajo, por esa movida que empezó en el under. Y podríamos decir que ella es una cantante pero también es una actriz pero también es una animadora y una entertainer. Y ese concepto de moverse entre las artes a mí me identifica mucho.
Podría pensarse que el pop aparece en nuestros países, estoy pensando en Iberoamérica, como un género más liberador que el rock, por lo menos en las últimas décadas, ¿no te parece?
-Sí. Yo estaba pensando que existe un tipo de pop que es de industria, para programas de televisión de la tarde, un pop de productores que eligen a un par de niños o niñas lindas y le dicen lo que tienen que hacer. Pero hay otro pop que tiene que ver con hacer lo que querés hacer, que es muy liberador.Todo pop es político podríamos decir parafraseando a un rockero que algunas veces fue casi genial. Entonces hay un pop que libera: algo de eso pasó con la primera banda de Sofía Oportot y la sensibilidad de una generación de chicos y chicas queer. Algo del color, de los roles más difusos, de la presencia fuerte de la diva, la mujer, de la ropa estrafalaria, de la fiesta, de bailar hasta que amanece nos hace más felices. Y la felicidad es poder. Esta noche bailamos.l
Sofía Orportot se presenta junto a Dani Umpi en la Fiesta Loca este viernes a la medianoche, en Borges 2450.