Ahí, en el puro centro de la gran llanura de los chistes, en la mera pampa de la ironía, casi sola, como un ombú que se expande a carcajadas aunque golpeado -pobrecito-, Susana Thénon, la que supo escribir Ova Completa para traducir eso que se universalizó como huevos llenos. 

Expresión, “huevos llenos”, que como cualquier universal que se precie, no es mucho más que un recorte y deja afuera, por ejemplo, a los ovarios que Thénon vuelve a meter en la lengua en 1987, cuando se publicó su último, y más excepcional, libro de poemas, Ova Completa, unos ovarios grandes como los que tuvo que tener para escribir casi sola. Se puede ver en esa soledad asomarse desde su copa, pero lejos, a la Alejandra Pizarnik de La bucanera de Pernambuco o Hilda la polígrafa, más lejos y medio deforme, pero en la misma pampa, al Osvaldo Lamborghini de La causa justa. 

Casi sola, entonces, en esa llanura de los chistes que puede ser la lengua si se intenta mirarla entera. Quiero decir mirarla en eso que suele denominarse “lo alto” y todo eso otro que se llama “lo popular” y que por la oposición queda, claramente, como “lo bajo”, habla la lengua de sí y de lo que es ella pero también es otra cosa, la trama de poder de nuestras sociedades, tan piramidales, lo bajo, eso que Thénon llamaba el “emputecimiento” de la lengua, quién sabe si por las putas o por los putos, señalados ellos por el despliegue anómalo de sus huecos bajos y de sus bajos instintos. 

Desarmando la lengua

Pero mejor leamos un poema: “Filosofía significa ‘violación de un ser viviente’./ Viene del griego filoso, ‘que corta mucho’, / y fía, 3º persona del verbo fiar, que quiere decir / ‘confiar’ y también ‘dar sin cobrar ad referendum’. /(...)

Una vez consumada la filosofía / se hacen presentes por orden de aparición: // la taquería el comisario el juez de la causa / el forense el abogado de oficio el reportero gráfico / el secreto del sumario Max Scheler una familia vecina / un psiquiatra dos guardias // Ya adentro, hay:// 1 que perdió entrambas gambas 1 sacerdote / 1 indiferente 1 sádico 1 calcomaníaco de Racing / 1 (UN) ejemplar del Erasmo Ilustrado para Niños // Ya más, / ya bien adentro: // el recuerdo de una frase famosa el olvido de esa / frase famosa al que sigue el olvido de todo lo / famoso y lo que no lo es salvo tu culo. // Filosofía significa ‘violación de un ser viviente’ / cuando tu pena es condenada 26 años después / retomás su ejercicio o te lo ejercen.” 

Ova Completa, acá: la etimología enloquecida y sin embargo casi transparente, obvia casi pero rupturista, que empieza a abrir una risa que, como el objeto que la provoca, corta mucho y denuncia, por pura acción lingüística, que la lengua del amo es otra y necesita traducción. Acá, en el poema, una especie de asador de todo bicho que camina, los años de Letras Clásicas con sus latines y sus griegos, estudió eso Thénon en la UBA. Entonces el griego hecho chiste, la filología con sus estudios del ¿origen?, mejor digamos historia, de las palabras también, y enseguida entran lo propio de una nota de policiales y el lunfardo: la taquería entera, el reportero, y otra vez lo “alto”, el Erasmo, y una declaración, una definición de lo fundamental: tu culo, ese centro de gravedad del cuerpo, ese agujero cuya clausura, por lo menos en sus posibilidad de ser entrado, es condición de hombría. Todo lo demás, famoso o no famoso, aclara, se olvida. 

Bio bio

A esta altura, unos datos para ubicarnos: nació en 1935 Thénon. Y se murió en 1991. En el medio, estudió Letras, ya lo dijimos, publicó cinco libros de poemas, se dedicó a la fotografía. De este aspecto de su producción, las fotos, se destacan las que le sacó a una de sus amadas, la bailarina de danza contemporánea Iris Scacheri. En el breve documental Biografías de la literatura / Susana Thénon -que dirigieron Natalia La Porta y Pablo Gerson para Canal Encuentro-, se entrevista al poeta Daniel Freidemberg, a la investigadora Paola Cortés Rocca (ver recuadro) y a la actriz María Inés Aldaburu. Ella describe las fotos: “Eran exactas y en el aire, es decir, la fotografiaba volando, la fotografiaba cayendo, la fotografiaba como si fuese un pájaro. Y al mismo tiempo, con una intensidad y con una definición admirables. Agarró algo del alma de Iris Scacheri”, dice. Y así es, no hay más que mirarlas. Su producción como poeta tuvo dos etapas: en la primera, entre 1958 y 1967, en la que publicó tres libros. La segunda, entre 1984 y 1987, cuando publicó sus dos últimos libros. La describen como alta, flaca y tímida; como una outsider que hacía su poesía más preocupada por la experiencia de hacerla que por aparecer en el circuito literario. Se murió joven, tenía 56.

Tiene, Thénon, en su Ova Completa, potencia de clásico. ¿Por qué lo digo? Por la felicidad de leerla entonces, esa expansión, esa sensación de libertad y de posibilidad que generaba. Y por la sorpresa de hace un par de años, en la primera maratón de lectura Niunamenos un grupo de poetas recitó “Por qué grita esa mujer” y entonces Thénon habló sin lugar a dudas de la ola de femicidios que padecemos más de 20 años después de su muerte. Eso, esto, es un clásico. 

No nos acostamos más

De los grandes amores de Thénon, la primera, y la que siempre estuvo con ella, fue Ana María Barrenechea, una lingüista y crítica argentina muy importante durante el último tercio del siglo pasado. Nacida en 1913, 22 años antes que su poeta amada, tenía, como toda su generación, el clóset tatuado en la sangre. Pero lo que pide pista termina corriendo. Paola Cortés Rocca -investigadora y profesora argentina, doctora en Literaturas Romances por la Universidad de Princeton- que trabajó en su más temprana juventud en el Instituto de Filología Hispánica de la UBA, entonces dirigido por Barrenechea, le contó a Soy, café de por medio, algunas anécdotas.

-En un concurso, Ana María Barrenechea pregunta cómo hacer para que los alumnos no se copien o no le hagan la monografía a otro. Florencia Calvo, que era una de las personas que estaban concursando, empieza a dar respuestas. Entonces Anita dice: ‘Yo voy a contar una cosa personal. Me acuerdo de que Susana Thénon tenía que hacer una monografía sobre El Quijote y empezaba con la biografía de Cervantes y no pasaba de la segunda línea. Y entonces le dije: ‘dejá que te la hago yo, sino no nos acostamos más’’. Todo el mundo se quedó helado porque ella era re-clóset, nunca jamás iba a decir nada; tenía un montón de “amigas”, todas tortas, pero no decía una palabra del tema. Ahí me di cuenta de que había sido la novia o la mujer de Anita. 

Nada de sutilezas Barrenechea para salir del clóset. 

-No. Y en algún momento me empieza a mostrar los libros de Thénon anotados por ella, porque ella escribía sobre Thénon. En un momento me cuenta que Susana Thénon en una época se había hecho muy “amiga” de otra, o sea que estaba de novia, la bailarina Iris Scacheri. La fotografió muchísimo. Y con Barrenechea juntaron dinero y sacaron un portfolio bellísimo con esas fotos. Yo tenía 23 años, estaba en el Instituto (de Filología Hispánica de la UBA, entonces dirigido por Barrenechea) y lo que escuchaba era eso. Que Cortázar le había pasado tal manuscrito, que Borges había estado enamorado de ella, que “un día íbamos caminando con Alejandra (Pizarnik) y pasamos por adelante de la Facultad y sacamos la lengua”. Estaba fascinada con ella, quería ser como ella, hacer el doctorado, tener el pelito rubio hasta acá. Era de un feminismo raro; católica a la vez, los domingos iba a misa. Al final, Thénon se enfermó y Anita la cuidó. No sé cuánto tiempo fue su novia, su mujer o su amante, lo que fuera, pero tuvo una amistad de toda la vida. Tuvo cáncer en el cerebro, algo horrible. Contaban que era muy tímida, que había hecho clásicas y entonces hacía cosas muy graciosas como agarrar tangos y pasarlos al latín. En Ova Completa se nota ese procedimiento en el humor, esa mezcla de la cultura clásica con la cultura popular; hay un click ahí, y es emblemático. 

Thénon según Lang

Los ovarios llenos, entonces, el cuerpo otra vez, de esa forma del saber de la filosofía, de la Academia, el saber “macho”, dice el director e investigador del teatro Silvio Lang, el que llevó a escena, hizo una ópera, a El Fiord de Lamborghini, el que en estos días muestra Los diarios del odio, ese texto que hicieron Roberto Jacoby y Sid Krochmalny con los comentarios de los lectores de los diarios digitales, y lo convirtió, Lang, en canciones de una banda de pop cristiano. Y habla de Thénon, porque este lunes a las 19 presenta Las Thénon en el Museo de Bellas Artes Emilio Petorutti acá nomás en La Plata. 

“Una frase muy potente, que tomamos como el lema de la obra que estamos haciendo, es ‘filosofía significa ‘violación de un ser viviente’’. La Academia es la institución paradigmática que produce ese tipo de violación sobre la corporalidad; produce un tipo de racionalidad donde el cuerpo tiene que ser puesto en suspenso. Es una operación del pensamiento filosófico occidental que va junto con la producción del pensamiento religioso: la institución iglesia y la institución académica están trabajando en complicidad. Y esto Susana lo lee, como lee el colonialismo español, el extrativismo norteamericano sobre el pensamiento sureño”. La iglesia, va a decir Lang en minutos, entra a los poemas de Thénon por el latín. Para lo del colonialismo español, y el estadounidense de un solo tiro, leáse “Poema con traducción simultánea español-español”. Acá una puntita: “Cristóforo gatilló el misal / (Christopher disparó el misil) / dijo a sus pares / (murmuró a sus secuaces) / coño / (fuck) / ved aquí nuevos mundos / (ved aquí a estos inmundos) / quedáoslos / (saqueadlos)”. Entra, también, su (ay, ¿nuestra?) contemporaneidad política en forma de tango; “Punto final (tango con vector crítico. // la picana en el ropero / todavía está colgada / nadie en ella amputa nada / ni hace sus voltios vibrar.” De esto, de tanto que entra y sale de los poemas de Thénon, también va a hablar Lang: “Algo muy interesante para el campo escénico es que hay muchas voces en los poemas de Thénon. Voces dobladas. Aparece la idea del doble pero como idéntico sino como lo que se viraliza. Esa idea de pensar las palabras más como agentes virales que como secuencias semánticas; eso lo puedo conectar con mi investigación, que tiene mucho que ver con trabajar las fuerzas sensibles que hay en la escena que no son el texto. Pensar un campo de la palabra que no sea sólo semántico si no que sea acontecimental, que las palabras produzcan afectos y acciones sobre otras palabras y sobre los cuerpos. Ponerte a hablar estas lenguas que hay en sus poemas; lenguas populares y argots y también cosas del latín y de una lengua alta. Toda esa proliferación de voces la pone en una trama performática y en relación al acontecimiento: qué le pasa a un cuerpo atravesado por esos estados de lengua. Esto es lo que estamos explorando con Alejandra Flechner e Iride Mockert en Las Thénon”. Otra cosa que hay en estos poemas es música: lo cuenta ella misma en una de las cartas que fueron editadas por María Negroni y Ana María Barrenechea en La morada imposible (Ed. Corregidor), los dos volúmenes que reúnen su obra completa. Los escribió escuchando música contemporánea. Stockhausen, Ligeti. Que no lo pensó mucho dice, que escribió nomás sin preguntarse demasiado. Por eso en Las Thénon algunos poemas son canciones. Por ejemplo, el de la amada de Ramos Mejía, un poema lésbico en tono inédito para esos años, sin sublime ni tragedia, y a dos voces que contrastan, una vez más, dos lenguas posibles. Y en ese contraste aparece el humor: “Si durmieras en Ramos Mejía / amada mía / qué despelote sería// cómo fuera yo a tus plantas / cómo esperara tranvías / cómo por llegar de noche / abordara a mediodía // qué despelote sería”. Es una cumbia en las voces de Flechner y Mockert.