Desde Miami
“Aún recuerdo ese día como si fuese ayer. Recibí un llamado antes del amanecer que me despertó y mi teléfono no dejó de sonar en todo ese día. No sólo por la tragedia, sino porque nos golpeaba en el corazón como comunidad. Y cuando empezamos a ver las noticias y a escuchar a las autoridades nos dimos cuenta de que había un plan para borrar a los gays de la escena y convertirlo en un incidente de terrorismo más. Nos sentimos usados en nuestro dolor y menospreciados”, recordó el activista Octavio Campos sobre las horas posteriores de la masacre en el boliche Pulse de Orlando, cuando el 12 de junio de 2016 un hombre llamado Omar Mateen entró y mató a 49 personas. Lo hizo a lo largo de tres horas, armado con un rifle automático y una pistola y encerrando al centenar de asistentes en baños y cuartos, asesinándolos a sangre fría hasta que la policía decidió entrar y le disparó. Pero en vez de abordar el caso como un crimen político contra una minoría, la comunidad lgbti de los Estados Unidos denuncia que los medios locales y el gobierno realizaron un “straight-washed” del suceso, limpiando todo rastro de homofobia y reinterpretándolo como un hecho más de terrorismo, una jugada útil para consolidar las políticas anti inmigratorias y de agresión a los extranjeros de la administración del presidente Trump. Así que decidieron utilizar otras armas para contrarrestar esta situación.
Campos es uno de los organizadores de Pulse Points, una gigantesca muestra en el espacio New World Center de Miami, en la que 49 artistas de todo el país homenajearon a su manera a las 49 víctimas de esa trágica noche. “Quisimos que sea una manifestación plural y diversa que celebre la vida, la igualdad y la compasión en una ciudad como ésta, en la que su historia y su brillante presente no se pueden explicar sin hacer referencia a la contribución de la comunidad gay y queer. La masacre ocurrió en Orlando pero nos afectó a todos. Buscamos acciones positivas para fomentar el ‘coraje social’, que creemos que es necesario para asegurar espacios seguros para los que son diferentes”, le explicó a Soy. El objetivo se cumplió con creces, porque el gigantesco centro cultural alojó diferentes y muy variadas expresiones, desde presentaciones de coros de adultos lgbti de Orlando y coreografías de los grupos Dance Now y Tango Out hasta piezas de videoarte, recitales de poesía del colectivo Reading Queer y poderosas performances, como artistas que pasaron todo el día en tirados en el piso con fotos de las víctimas, simulando ser sus cuerpos.
En un contexto adverso a nivel nacional, Pulse Points fue posible gracias a la colaboración de las autoridades de la ciudad y el apoyo de Internet. “Esta muestra y muchas de las actividades que se están realizando en todo el país para recordar que las víctimas del tiroteo fueron gays, y en especial gays latinos, son posibles gracias al sentido de comunidad que tenemos las minorías sexuales y de género en todo el mundo. Como dijo uno de nuestros compañeros, hemos sobrevivido juntos y es por eso que necesitamos mantenernos juntos”, graficó. De hecho, Equality Florida, la organización lgbti más grande del estado, se vio en la necesidad de lanzar una campaña de financiamiento colectivo en la plataforma GoFundMe al día siguiente de la tragedia para afrontar los gastos y logró una respuesta abrumadora. En menos de doce horas recaudó 750 mil dólares y al mes ya tenía 7 millones, fondos con los que lograron brindar apoyo a las familias de los 49 muertos y de los casi 60 heridos. “Aquí en Miami, por ejemplo, hubo un récord de donantes de sangre esa semana. Conozco a alguien que recibió a lo largo de todo su tratamiento sangre de más de 60 personas… ¿se te ocurre una mejor imagen de lo que es una comunidad unida? –graficó Campos–. Los bares y boliches tienen que ser lugares no sólo de diversión y levante, sino también espacios seguros para poder mostrarnos como somos. Eso nadie nos lo puede arrebatar. Y tampoco podrán borrarnos de las noticias”.