Guillermo Pérez Roldán fue una estrella del tenis argentino. Protagonista de la camada que surgió de su Tandil natal, integrada por jugadores como Franco Davin, Patricia Tarabini o su propia hermana Mariana Pérez Roldán, el estaba destinado a ser un elegido.
La historia de su carrera, sin embargo, terminó de manera abrupta cuando todavía era muy joven. Compitió en el circuito hasta 1993, cuando tenía 24 años, y luego volvió a pisar una cancha con intermitencias en diferentes temporadas: jugó varios torneos en 1996 y, más tarde, apareció de manera puntual en ciertas citas menores en 1998, 2004 y 2006, ya con 37 años.
Durante muchos años nadie supo, al menos en el ámbito público, realmente por qué su trayectoria finalizó de forma prematura, con tanto futuro por delante. La razón era una lesión en la muñeca que lo hizo pasar tres veces por el quirófano, pero dos años atrás, en una nota con La Nación, reveló que aquel problema surgió por una disputa con su padre y entrenador Raúl Pérez Roldán, quien lo sometió a sistemáticos maltratos físicos, psicológicos y monetarios.
Prestigioso formador en el Club Independiente de Tandil, el coach era conocido por su forma estricta de trabajar. Claro, estuvo a cargo de la dirección de menores de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) durante los años '80, desde la intervención de la dictadura. Sus métodos eran de índole militar.
Dos años después de la confesión se estrena, este miércoles en la plataforma Star+, la serie “Guillermo Pérez Roldán, Confidencial”, que reconstruye la dramática historia del ex tenista argentino, quien presentará una denuncia ante la Justicia por violación de los derechos humanos para que se investiguen los hechos de violencia que padeció.
"Tengo tres hijos y ahora voy por el cuarto. No me entra en la cabeza cómo se puede pasar por situaciones semejantes. Hay miedos que siempre están con vos y que en algún momento te alcanzan. Y en este momento de mi vida me dije: Algo tenés que hacer”, explicó el ex jugador radicado en Chile, quien llegara a ser el 13° del mundo y cuartofinalista de Roland Garros en 1988, hoy con 52 años.
La serie documental, producida por Bourke Production Company junto con el sello de National Geographic Original Productions, consta de tres episodios de media hora a los que tuvo acceso Página/12 y en los que aparecen detalles estremecedores.
Entre los entrevistados figuran varios ex jugadores, como Franco Davin, Juan Mónaco y Mariano Zabaleta, aunque el dato más llamativo es, sin dudas, la aparición del propio Raúl Pérez Roldán, quien hasta el momento había elegido el camino del silencio. Resulta extraño que, ante la confirmación de que será denunciado ante la Justicia, haya querido hablar de manera pública respecto del tema, más allá del valor real del testimonio.
Bicampeón de Roland Garros junior, Pérez Roldán se erigió como una pesadilla en el polvo de ladrillo ante los dominadores del circuito en la época en la que le tocó explotar: Ivan Lendl, Andre Agassi, Stefan Edberg, Boris Becker o Mats Wilander eran los animadores que habían comprobado que el argentino sería una verdadera amenaza.
Para dimensionar su proyección, antes de cumplir 18 años ya había ganado dos títulos de nivel ATP: Múnich y Atenas, ambos en 1987. Se fue rápido del circuito pero llegó a conquistar 9 coronas y llegó a jugar partidos de primer calibre, como la final de Roma 1988 que perdió en cinco sets ante Lendl y tras la cual su padre le recriminó la falta de entrega, o el recordado partido ante John McEnroe en la Copa Davis del mismo año, en el Buenos Aires Lawn Tennis, una derrota en cinco parciales que le costaría varios golpes por parte de Raúl en el vestuario.
“Yo no contaba nada pero el mundo del tenis siempre lo supo”, sostiene Guillermo Pérez Roldán en una de las entrevistas realizadas para la producción del documental, en clara referencia a que los hechos extremos de violencia fueron un secreto a voces tapado por todos los actores del momento: jugadores, entrenadores, periodistas y dirigentes.
Nacido en Tandil en 1969, Pérez Roldán dice, sin tapujos y en una de las escenas de la película dirigida por Matías Gey: "Los golpes podían venir en cualquier momento". Por la exigencia de su padre llegó a jugar lesionado, debió caminar 40 kilómetros con un desgarro en el hombro tras su debut profesional en el Challenger de Parioli, en 1986, torneo en el que ganó en su debut ante el suizo Claudio Mezzadri sin sacar al cien por cien.