El Municipio de Hurlingham continúa desarrollando el programa Esquinas de la Memoria, en homenaje a los vecinos y vecinas asesinados y desaparecidos por la dictadura cívico-militar, que fue impulsado bajo la gestión del intendente Damián Selci.
En el distrito del oeste del Gran Buenos Aires hubo 138 detenidos-desaparecidos. El programa, implementado a través de la Dirección de Derechos Humanos, a cargo de Patricia Danna, se inició en marzo de este año, cuando se señalizó la primera Esquina de la Memoria en recuerdo de Floreal “El Negrito” Avellaneda, detenido-desaparecido por el terrorismo de Estado el 15 de abril de 1976, cuando tenía 15 años.
En esa ocasión, el intendente Selci explicó el objetivo de la iniciativa: “A 46 años del golpe de Estado cívico-militar reafirmamos nuestro compromiso con la memoria, la verdad y la justicia. Colocaremos placas en las distintas esquinas en memoria de los compañeros y compañeras desaparecidos de Hurlingham”.
Una esquina por la memoria
Este sábado se realizó un acto-homenaje y se señalizó la esquina donde vivió Soledad Schjaer: Bizet y Dell’Eva, a pocas cuadras de la zona céntrica de Hurlingham. Soledad fue asesinada junto con su compañero Leonardo Adjiman por la dictadura el 7 de septiembre de 1976 en Lomas de Zamora. Tenía 25 años y era madre de dos varones, Juan y Federico, de un año y medio y de seis meses, respectivamente.
El cuerpo de Soledad, al igual que el de su compañero Adjiman, fue enterrado como NN en una vereda del cementerio de Lomas de Zamora, en una fosa clandestina, y fue identificado en 1992 por el Equipo Argentino de Antropología Forense, dirigido entonces por Alejandro Inchaurreguí.
De abrazos y reencuentros
Entre robustas arboledas y casonas con aires ingleses, en la cuadra donde vivió la familia Schjaer en los 60 y principios de los 70 se concentró medio centenar de personas, que sacudieron la habitual tranquilidad del barrio.
Junto con el intendente Damián Selci estuvieron en el acto funcionarios locales, vecinos de la zona, estudiantes secundarios, integrantes de Hijos, Juan Martín Guevara y más amigos de la familia que, en muchos casos, llegaron desde la Ciudad de Buenos Aires para homenajear a Soledad y para acompañar a su hermano, el periodista Juan Schjaer.
El acto y la señalización con un cartel evocativo se realizó a unos pocos metros de la casona donde vivió el matrimonio Schjaer y sus siete hijos e hijas en Hurlingham, un lugar al que la familia siempre recordó como “la casa de nuestros años felices”.
El encuentro estuvo caracterizado por la emoción, tanto durante el acto en honor a Soledad en sí mismo como en esos momentos en los cuales se descubrieron luego de décadas sin verse viejos vecinos y amigos de Soledad y de Juan, quien además se reencontró con ex compañeros de la primaria y el secundario. Hubo abrazos interminables, lágrimas, emotivas charlas y el entrañable recuerdo de Soledad.
El sueño de un país más justo
El acto formal comenzó con las palabras de Patricia Danna, quien señaló que el programa Esquinas de la Memoria “apunta a visibilizar los barrios donde vivieron nuestros queridos compañeros y compañeras desparecidos. Y contar sus historias, quiénes fueron, cuáles fueron sus sueños y así, en estos tiempos complicados, mantener viva la memoria”.
A su turno, Juan Schajer trazó un cariñoso perfil de su hermana y contó cómo toda su familia sufrió la crueldad de la dictadura genocida. “Soledad decía que había nacido para ser bailarina pero que mientras hubiera un pobre en la Argentina lucharía por un país más justo. Se incorporó a la militancia por amor, con la misma pasión con que estudiaba escenografía en el Colón, organizaba una gira de Antonio Gades o traducía las canciones de los Beatles a toda velocidad”.
Al final de sus emotivas palabras, contó cómo prefería recordar a su hermana: “No quiero degradar la humanidad de la partida de Soledad con “una verdad grave”, como diría Dylan Thomas, entre otras razones porque todavía me alegran sus ganas de vivir, tanto como me divertía escuchar a Soledad decir que había nacido para ser bailarina”, señaló Juan.
Luego una vecina leyó una conmovedora carta que le envió desde España la madre de Soledad casi 20 años después del asesinato de su hija, para dar cuenta “del sufrimiento de una madre” provocado por la barbarie del terrorismo de Estado.
Al cierre del homenaje, el intendente Selci advirtió al comenzar a hablar que estaba muy emocionado. “Sus palabras fueron muy conmovedoras”, puntualizó. Y señaló que “quienes hoy militamos, lo hacemos inspirados por los compañeros que militaron en aquellos años y que sufrieron tragedias como ésta, pero que dejaron la mejor semilla para el posterior fortalecimiento de la militancia. En estos tiempos, que son muy difíciles y donde también hay sombras negras dando vueltas en la conciencia pública, es importante que hagamos estos eventos”, expresó.
“Esta es la tercera esquina que señalizamos y vamos a seguir haciendo muchas más Esquinas de la Memoria. Hoy todos nos vamos distintos de aquí, nos vamos mejor. Soledad está presente. Mi abrazo fraterno a la familia de Soledad”, resaltó.
Tras el descubrimiento de la placa en homenaje a Soledad Schjaer, la gente tardó un rato largo en irse del acto. Seguían las largas charlas, los abrazos y el recuerdo de Soledad, aquella chica que decía haber nacido para ser bailarina en París, pero que abrazó la militancia por amor y con el sueño de luchar para que la Argentina fuera un país más justo.