El calor es extenuante a través de los pasillos del Racket Club, frente a los Lagos de Palermo. Pero hay una isla: una pequeña sala lindera del restaurante del club en la que el aire acondicionado suaviza el ambiente. En ese lugar acaba de lanzarse el Córdoba Open, el primer torneo de la gira sudamericana de ATP sobre canchas lentas, con una presencia de la que se supo sobre la hora: Francisco Cerúndolo.
El segundo singlista argentino en el ranking ATP acaba de aterrizar en Buenos Aires, proveniente de la otra punta del mundo, y encara uno de los retos de su vida: llegó del verano australiano, pasará unos días en la Argentina y el sábado viajará a la fría Finlandia, para afrontar una dura y veloz serie de Copa Davis como líder del equipo de Guillermo Coria, antes de regresar al calor sudamericano para la lenta gira de polvo de ladrillo.
"Se vienen dos semanas muy movidas pero es un esfuerzo que tengo que hacer ahora y después se acomoda todo", cuenta, en diálogo con Página/12, respecto del venidero y rotundo cambio de superficie, condiciones y clima. Pero llega repleto de confianza luego de un Abierto de Australia histórico para su recorrido: "Fue un Grand Slam muy positivo para mí: hice tercera ronda en mi primer cuadro de Australia. Venía con una lesión en el abdominal y no sabía si llegaba, pero la recuperación fue rápida. El dolor no me molestó más y todo fluyó".
Cerúndolo ya se estrenó en la Davis en Bologna, en septiembre pasado, cuando la Argentina sufrió un duro golpe en la fase de grupos. Sin Diego Schwartzman, Horacio Zeballos y Sebastián Báez, ahora será el número uno en un duelo copero bisagra ante Finlandia por los Qualifiers, con vistas a las Finales por la ensaladera. La llave, en una serie techada, bajo cero y con una presunta cancha "de hielo", está en sus manos.
"Estoy muy tranquilo. Me toca ir de número uno y es otra cosa, aunque también es lindo decir que sos el uno de Argentina. Lo tomo como una buena experiencia y un gran desafío. Me gustan mucho los desafíos, las paradas importantes, y espero rendir bien porque el equipo lo va a necesitar", reflexionó el jugador de 24 años, actual 31° del mundo.
Con Cerúndolo a la cabeza, acompañado por el debutante Pedro Cachín (67º), Facundo Bagnis (87°) y los doblistas Máximo González (45º) y Andrés Molteni (37º), el plantel de Coria jugará en Espoo, en la costa sur del país, contra un rival de sumo riesgo: los singlistas Emil Ruusuvuori (23 años; 46° del mundo) y Otto Virtanen (21; 178°), además del poderío del experimentado doblista Harri Heliovaara (33; 11° en la modalidad). En el recambio están Eero Vasa (25; 1.037º) y Patrik Nicklas Salminen (25; 1.255º).
-¿Alguna vez te tocó adaptarte a un cambio de condiciones tan repentino?
-No... Me acuerdo una vez, nomás, que había jugado un Future en Europa, en polvo, con calor, y me tuve que ir volando a Estados Unidos a un Challenger en cemento. Jugué con otras zapatillas, perdí el pasaporte, jugué apenas llegué y encima gané, el cambio de horario fue de ocho horas. Esa fue la única vez que me pasó algo así.
-¿Qué cosas hay que cambiar para rendir en condiciones tan rápidas?
-La pelota va a patinar mucho y va a picar bajo. Por eso hay que jugar muy agachado, como en Wimbledon, para agarrar la pelota bien abajo, porque si estás más o menos erguido la enganchás o te come la pelota. Hay que estar muy rápido de piernas porque, al patinar tanto la pelota, no te da tiempo. El saque va a ser un factor muy importante; va a haber mucho ida y vuelta.
-¿Cómo analizás la serie?
-Es muy dura. Si jugábamos en polvo, en Buenos Aires, habríamos sido favoritos. Hoy por ranking somos favoritos pero van a poner una superficie muy rápida, bajo techo, que es la condición en la que Ruusuvuori mejor rinde. Sé que el single dos de ellos ganó un Challenger bajo techo a fin de año y juega muy bien en esa superficie. No lo vi jugar pero me dijeron que saca muy fuerte y le pega de todos lados. Por lo que escuché los dos singles van a ser muy duros y tienen un muy buen doblista.
-¿Por dónde aparecen las claves, entonces?
-Creo que los dos puntos con Virtanen van a ser clave. Tenemos que aprovecharlos; quizá jugar con nuestro ranking y nuestra experiencia. No sé cómo juega pero esos dos puntos van a ser importantes. Nosotros tenemos un equipo completo y podemos ganar.
-¿En el clima interno qué cambia que no estén Schwartzman, Zeballos y Báez?
-Lo único que modifica es la posición en la que jugás. En el equipo nos llevamos todos muy bien. Los que vamos. Pedrito va a hacer su debut y espero que lo haga bien; Machi tiene mucha experiencia y ojalá nos pueda ayudar.
-¿Cómo viviste el ambiente de tu debut en la burbuja del equipo en Bologna?
-Hubo muy buen clima. Me llevo bien con todos. La primera vez estás a la expectativa, porque no sabés muy bien cómo es la dinámica del equipo, pero aprendí muchas cosas. Es una semana en la que jugás en equipo, algo a lo que no estamos acostumbrados. Creo que jugué dos partidazos contra Coric y Sinner. No se me dio pero me sentí bien. Ya debuté y sé lo que se siente jugar. Me falta ganar un partido. No es que vaya a ir nervioso o presionado; voy tranquilo para intentar ganar.
-Ahora vas a ser el número uno del equipo...
-Me va a tocar cumplir otro rol. Ahora como número uno tengo que... en realidad no tengo que hacer nada, pero es otra cosa. Como el número uno puedo ayudar desde mi humilde posición; soy chico y también para eso están Machi y Molto. Aprendo mucho con los más grandes.
-El crecimiento del año pasado fue muy importante, con tu primer título de ATP en Bastad y el ingreso al top 25... ¿cómo te llevás con el éxito?
-Me considero un tipo ganador. Me gusta mucho competir, me gusta mucho ganar. Odio perder. Y creo que lo más lindo de este deporte es ganar. La sensación de ganar, pensar que le ganaste al otro. Ganar un partido no se compara con nada. Al menos yo no lo comparo con nada en la vida cotidiana. El tenista trabaja mucho, se entrena mucho, está mucho tiempo solo... llegar a los lugares a los que uno siempre se propuso, soñó y siempre quiso estar es buenísimo. Trato de disfrutar del día a día, aunque adentro de la cancha es muy difícil disfrutar. Y cuando estás ahí siempre querés más. Siempre hay un incentivo más y querés crecer.