El Argentina Open tiene tanta historia como peso a nivel internacional. En primer lugar se trata del quinto torneo del circuito más antiguo del mundo -data de 1893-, pero además suele generar una repercusión exponencial con ciertas presencias estelares.
La edición de 2023, nada menos que la 23ª consecutiva desde que volviera al tour en 2001, arrancará con un cimbronazo estelar: jugará el niño maravilla Carlos Alcaraz, el hombre que se convirtiera, en septiembre pasado, en el número uno del mundo más joven desde el nacimiento del ranking ATP en 1973.
Si bien no llegará como líder del listado -hoy es el 2º, detrás de Novak Djokovic-, el murciano de 19 años ya revolucionó las instalaciones del Buenos Aires Lawn Tennis Club en la previa de su debut, que será este miércoles en el estadio Guillermo Vilas durante la jornada nocturna, ante el ganador del duelo entre el italiano Fabio Fognini (58º) y el serbio Laslo Djere (62º).
"Se trata de mi primer torneo en casi cuatro meses. Está claro que quiero ganarlo pero no será fácil después de tanto tiempo sin competir, ante rivales muy buenos que vienen con ritmo de partidos. Será una buena experiencia jugar en Buenos Aires", expresó Alcaraz.
Para el Argentina Open su aparición representará una suerte de continuidad en términos expansivos, ya que el año pasado también hubo un efecto explosivo con la presencia de Juan Martín Del Potro, que tuvo su noche de gratitud en un encuentro mágico con el público argentino, una velada que marcó un récord inédito para el torneo. El tandilense, por su figura y su representación en la gente, fue un imán para una edición irrepetible del torneo.
"A veces te tiene que ayudar la suerte y en este caso nos ayudó. Así como el año pasado Juan Martín Del Potro decidió jugar el torneo de Buenos Aires, cosa que trajo una expectativa mayor, ahora tuvimos la buena fortuna de que Alcaraz cambió su calendario y eligió Buenos Aires como su primera parada del año", comentó Martín Jaite, el director del torneo, en diálogo con Líbero.
La fortuna de la que habla el ex10º del mundo tiene que ver con dos lesiones que padeció Alcaraz en los últimos meses y que lo obligaron a recalcular el armado de su calendario: a principios de noviembre, en París, tuvo un desgarro abdominal, y este año, antes del Abierto de Australia y en plena pretemporada, sufrió una lesión en el músculo semimembranoso de la pierna derecha.
Confirmada su participación en el ATP 500 de Río de Janeiro, programado para la semana siguiente a Buenos Aires, el último campeón del US Open entendió que podía sumar un torneo más en la gira latina. Días antes del anuncio de la baja en Australia, su representante Albert Molina, una de las personas que lo acompañan esta semana en su travesía por Buenos Aires, se comunicó con la organización del Argentina Open para confirmar la posibilidad.
Si Alcaraz tenía otras ofertas y se decidió por jugar en Buenos Aires fue por la historia que anida el torneo y por injerencia propia de su entorno: su entrenador Juan Carlos Ferrero, el exnúmero uno del mundo con quien tiene una relación muy estrecha, le habló muy bien del certamen que supo conquistar en la edición de 2010, cuando le ganó la final española a David Ferrer.
"Cuando hablé con Albert Molina, después de Roland Garros, me dijo que era imposible. Lo mismo pasó después del US Open, pero en enero me llamó para preguntarme cómo estaba el torneo, que había que decidir muy rápido. La historia del torneo, el vínculo con los españoles y la ubicación previa a un ATP 500 como Río pesan para la decisión del jugador. El calendario ayuda; hay muchos torneos 250, pero si un torneo está pegado a un 500 o a un Masters 1000 hay más posibilidades de que vengan los buenos", contó Jaite.
En relación a la negociación por la garantía, como se conoce al dinero extra que invierten ciertos organizadores para contar con figuras rutilantes, Jaite explicó la diferencia que marcó que Alcaraz haya preguntado por el torneo más sobre la fecha en comparación con una contrafáctica confirmación más atrás en el tiempo. "No sé si las condiciones de la negociación cambiaron porque cuando fui a buscarlo la respuesta fue no. Calculo que si vos podés promocionarlo más tiempo el jugador puede resultar más caro; en este caso ellos confirmaron a principios de enero", analizó.
"La explosión previa con Alcaraz fue similar a la que generó Del Potro, con la diferencia de que Del Potro anunció que iba a jugar seis días antes, más allá de que se decía que había una posibilidad de que jugara. Con Alcaraz tuvimos más tiempo, porque fue a principios de enero, y la expectativa por la cantidad de partidos que pueda jugar es mayor", opinó sobre la transición entre dos ediciones consecutivas del torneo con una figura de primer calibre.
Un torneo en expansión: ¿pasará a ATP 500?
"Llevamos muchos años con conversaciones y con ganas de subir la categoría a ATP 500. Para la gente el torneo dura nueve días, pero para nosotros dura casi un año. Lo bueno es estar en carrera y nosotros estamos en carrera. La ATP está reviendo el calendario y, hasta donde yo sabía, eran tres las plazas para subir la categoría, pero tampoco es muy claro, eh", dijo Jaite respecto de un deseo de antaño.
Varios meses atrás, con la idea todavía fresca, el uruguayo Martín Hughes, ejecutivo de Tennium, la compañía dueña del torneo, se esperanzó: "Hay varios torneos ATP 250 a los que la ATP les genera un upgrade para rediseñar el calendario. Estamos atentos a lo que pueda suceder; Argentina siempre va a ser un candidato por la historia. Vamos a estar metidos de cabeza en el proceso. Habría que invertir un poco en infraestructura pero el incremento automático sería el prize money, que incluso puede cuadruplicarse y serviría para traer mejores jugadores".
Jaite profundizó: "No entramos en detalles pero si llegamos a hacer un ATP 500 deberíamos reforzar un segundo estadio con mayor capacidad, porque el cuadro sería un poco más grande y vendrían mejores jugadores, aunque si medís el torneo de Buenos Aires con el de Río hoy los jugadores son los mismos. Sí habría otras pretensiones y otras exigencias".