Juan Martín Del Potro lo imaginó. Lo soñó. Alimentó el anhelo. La realidad, sin embargo, no le permitió revivir sensaciones en un lugar especial: aquejado por los dolores en la rodilla derecha, el tandilense anunció que no jugará la próxima edición del US Open, el último torneo de Grand Slam del año.
El ex número tres del mundo, campeón del Abierto de los Estados Unidos en 2009 tras aquella antológica final ante Roger Federer, tenía el deseo latente de volver a aparecer en las canchas del Billie Jean King National Tennis Center para tener un reencuentro con la gente en una suerte de último baile. El físico, una vez más, emergió como su mayor rival.
“Mi deseo de volver a una cancha tan especial como lo es el US Open me tenía muy ilusionado. Intenté por todos los medios llegar a término, pero mi cuerpo no me acompaña al cien por cien para poder sentirme cómodo y contento de compartir, una ves más con ustedes, un momento único”, comenzó el mensaje de Del Potro.
Multicampeón, amado en todos los rincones del mundo, embajador argentino en cada torneo y sumamente carismático, el ganador de 22 títulos de ATP convivió durante toda su carrera con una dualidad: el éxito deportivo y la desazón de las lesiones.
En ese contexto ganó todo lo que ganó incluso con ocho visitas al quirófano. Primero por las muñecas y las últimas cuatro, entre junio de 2019 y marzo de 2021, por la fatídica fractura de rótula que sufriera en octubre de 2018, en Shanghai, cuando tenía todo para pelear por el número uno del mundo. La pesadilla no terminó y el tandilense nunca se recuperó. Los dolores lo aquejan hasta en la vida cotidiana.
El comunicado finalizó con un mensaje certero: “También saben que el dolor que siento no me permite enfocarme todavía en un regreso. Voy a continuar buscando las mejores alternativas para recuperar la calidad de vida. Les agradezco la compañía, la comprensión y los mensajes de aliento que me dejan. Les mando un abrazo grande. Espero verlos pronto”.
Recuperar calidad de vida. La idea es clara: Del Potro sufre por no poder jugar al tenis pero también lo hace en los movimientos diarios. Su pierna sufre cuando maneja de Buenos Aires a Tandil. También cuando sube o baja escaleras. Las opciones que baraja apuntan a mejorar, sobre todo, su día a día.
Semanas atrás, en un evento ante la presencia de Página/12, había avisado que su anhelo era de difícil concreción: “Con el US Open tengo un deseo interno que es pisar la cancha por última vez y hacer un juego digno. Mi salud me manda mensajes que no son compatibles con ese deseo. Si en un mes el cuerpo me dice que no puedo hacerlo, que elija otra forma de cerrar mi carrera, voy a escucharlo. Pero todos los días me levanto para satisfacer mi deseo hasta que tenga que hacer un anuncio”.
El día del anuncio llegó y el sueño quedó trunco. Pero Del Potro siempre fue un tenista de corte emocional. Cada golpe lo hizo volver más fuerte. Por eso el dolor resulta más profundo: la idea del retiro fue provocada por un proceso obligado y no por el paso natural del tiempo. Y por eso, también, se resiste a pensar como un ex jugador.
En aquella ocasión lo había explicado con detalles: “No tengo mi etapa en el tenis cien por cien cerrada, con llave y candado. En algunos momentos del día me siento un tenista activo. No veo videos como un tenista retirado. En mis redes sociales dice ‘tennis player’. Y lo quiero mantener. Es muy difícil el día después y, en mi caso, yo me preparo ahora. La vida me puso esto en el camino y no pude hacer un proceso como el de Nadal, por ejemplo, que anunció que la próxima va a ser su última temporada. Yo era el tres del mundo, me caí, me rompí la rodilla y todavía hablo con médicos para ver cómo puedo curarme. Me siento un deportista activo”.
Y ahondó en ese sentido: "Tuve que sacar armas de vida, no deportivas, y quizá son las que menos entrenadas tengo. Este desafío es diferente a los anteriores. Hoy no tengo una vida súper alegre, porque veo Roland Garros y quiero jugar, pero tengo que escuchar a mi físico y aceptar que el cuerpo me haga a mirar para otro camino en la vida".
Del Potro jugó su último partido oficial el 8 de febrero de 2022, en la que se convirtió en su noche de gratitud en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, en una anecdótica derrota ante su amigo Federico Delbonis. Aquella aparición en el ATP porteño era la primera desde el 19 de junio de 2019, cuando se resintiera de la lesión en la rodilla tras una caída en el césped de Queen's momentos antes de ganarle al canadiense Denis Shapovalov.