“Tarifazo es una percepción subjetiva”, aseguró ayer el jefe de Gabinete, Marcos Peña, al ser consultado sobre los aumentos en los servicios públicos que vienen después de las elecciones. El funcionario confirmó los ajustes, pero buscó restarles relevancia al decir que serán menores a los que aplicó el gobierno el año pasado. El presidente de la Asociación de Defensa de los Derechos de los Usuarios y Consumidores (Adduc), Osvaldo Bassano, sostuvo que el planteo de Peña “es tomarle el pelo a la gente” porque afirmar que el tarifazo es una percepción subjetiva “es como cuando se hablaba de que la inseguridad era una sensación térmica”.
–¿Es cierto que después de las elecciones viene un nuevo tarifazo con dos aumentos en luz, gas y agua? –le preguntaron a Peña en radio La Red.
–Lo que es correcto es que hay una audiencia pública del año pasado que estableció un cronograma que incluye un camino gradual de modificación tarifaria, pero eso ya fue anunciado hace tiempo. Tarifazo es una percepción subjetiva de qué es un tarifazo o no.
No es la primera vez que el gobierno busca minimizar el impacto de los aumentos de los servicios públicos. En diciembre de 2015, el entonces ministro de Economía, Alfonso Prat-Gay, comparó el tarifazo de luz con dos pizzas. “Asustan los porcentajes cuando decís cuánto van a subir. Pero una factura que se pagaba 150 pesos y pasa a 350 pesos son 200 pesos, que es también dos taxis o dos pizzas”, respondió el ministro en una entrevista televisiva.
“Lo que es real es que se está haciendo una inversión muy fuerte que ha reducido a la mitad los cortes de luz. Hay una inversión muy fuerte en tarifa social. Todo lo que ya hemos contado. Lo que no hay son sorpresas. Lo que hemos planteado es un camino gradual de ordenamiento del sistema tarifario para lograr que todos los argentinos tengan conexión de luz y de gas y que haya inversión nuevamente y ese es el camino que está previsto”, amplió Peña en la entrevista radial que concedió ayer por la mañana.
El “gradualismo” al que hace referencia el gobierno recibió numerosos cuestionamientos, pues el objetivo oficial es que las empresas recompongan en cuatro años el nivel de ingreso en dólares que fueron perdiendo a lo largo de quince años. En el caso del gas, por ejemplo, la tarifa de gas acumula un alza promedio del 400 por ciento. Antes de fin de año se sumará un 40 por ciento adicional y en abril del año próximo habrá otro ajuste del 30 por ciento sobre esa base.
“Lo que si está claro es que son porcentajes más bajos de lo que tocó hacer el año pasado. Lo que también está claro es que no hay ninguna posibilidad de que haya un escenario de caída del salario real y de impacto fuerte como tuvimos el año pasado. El año que viene es un año de crecimiento, de recuperación del salario real y de generación de empleo”, aseguró Peña. Efectivamente, los porcentajes de aumento comienzan a ser más bajos, pero sobre una base mucho más alta. Por ejemplo, en el último año la tarifa de gas trepó 400 por ciento en promedio, Para una tarifa de 74 pesos mensuales eso significó pasar a pagar 300 pesos más por mes para llegar a 373 pesos. Ahora el aumento se aplicará sobre los 373 pesos que ya paga ese hogar y un 40 por ciento significará 150 pesos más. A eso habrá que sumarle el aumento ya previsto para abril y el que vendrá a fin de 2018, pues el cronograma oficial prevé dos ajustes por año. Al aumento de los servicios públicos, además habrá que sumarle las subas previstas en telefonía móvil, monotributo, peajes, prepagas y probablemente en el precio de los pasajes de trenes, subtes y colectivos.