Carlos Alcaraz parece haber recuperado su esencia. Le costó arrancar en el inicio de la temporada, pero los jugadores diferentes siempre están, siempre tienen algo que exhibir una vez que encuentran su mejor versión. Incluso después de haber venido de una lesión.
Con la cabeza repleta de dudas, luego de aquella torcedura en el tobillo derecho que sufriera en el ATP 500 de Río de Janeiro, en febrero pasado, el español se reencontró con las buenas sensaciones y gritó campeón por primera vez en el año: este domingo superó 7-6 (5) y 6-1 al ruso Daniil Medvedev (4° del mundo; ex 1°) y conquistó el torneo de Indian Wells, su título número 13 de nivel ATP en singles y el quinto de categoría Masters 1000.
"Ganar este torneo significa mucho para mí. Antes de comenzar tenía muchas dudas sobre mi tobillo; empecé a trabajar con entrenamientos de 30 minutos sin desplazarme. La primera práctica con jugadores no fue nada bien. Pero cuando pisé la cancha para el primer partido empecé a sentirme mucho mejor", expresó el jugador de 20 años.
Este festejo tiene doble valor para Alcaraz, no sólo porque le sirve para reconstruir la confianza que suele perderse cuando abundan los altibajos, sino porque volvió a celebrar por primera vez desde que levantara el trofeo de Wimbledon, en julio del año pasado, cuando ganara aquella épica definición ante Novak Djokovic. "Gané confianza con cada partido pero lograr títulos genera mucha ilusión, y más un Masters 1000 tan difícil como Indian Wells. Estoy muy feliz por haber ganado este torneo", manifestó.
El español, que cumplirá 21 años el próximo 5 de mayo, se convirtió en el décimoséptimo tenista masculino con al menos cinco trofeos de calibre Masters 1000, desde la creación de la categoría en 1990: antes había ganado Miami 2022, Madrid 2022, Indian Wells 2023 y Madrid 2023. El listado lo lidera el propio Djokovic, con 40 coronas, seguido de Rafael Nadal (36) y Roger Federer (28).
Antes de derrotar a Medvedev en la definición, Alcaraz había dejado en el camino al italiano Matteo Arnaldi (40°), al canadiense Felix Auger Aliassime (31°), al húngaro Fabian Marozsan (58°), al alemán Alexander Zverev (6°) y, en un partido increíble, luego de perder un primer set por paliza, al italiano Jannik Sinner (3°), que venía invicto en el año y emerge como su gran rival generacional.
Ya en la final, en el desierto comenzó todo cuesta arriba para Alcaraz. Rápidamente Medvedev, quien ya había perdido la final de la edición pasada ante el propio español, se adueñó de una importante ventaja. En un abrir y cerrar de ojos se colocó 3-0 en el primer set. El ruso estaba confiado y tenía incluso mayor experiencia en finales de Masters 1000: se trataba de su décimo partido de esas características. A diferencia de su récord en definiciones de Grand Slam –ganó una sobre seis apariciones–, en el nivel Masters 1000 tenía un registro positivo: se había impuesto en seis de un total de nueve antes del choque ante Carlitos.
El número uno más joven de la historia del ranking ATP, sin embargo, encontró agujeros en el juego de Medvedev, una suerte de guerrero shaolín que suele utilizar técnicas de milenarias de control mental durante los partidos para no ofrecer ventajas siquiera en el lenguaje corporal. Los encontró porque, acaso en su versión tope de gama, tiene una velocidad más que el ruso. Por eso niveló y estiró la definición del primer parcial a un tie break que, si bien tuvo un desarrollo ajustado, cayó en manos del niño maravilla por 7-5. Destrabado el set inicial, sólo tuvo lugar para volar: nunca corrió riesgo su victoria en el desierto californiano, sellada por un sólido 7-6 (5) y 6-1 tras una hora y 45 minutos de disputa.
De ascenso maratónico, Alcaraz ganó su último Challenger en mayo de 2021, en Oeiras, y ese mismo año ya levantaría su primer trofeo de ATP: fue en Umag, Croacia. Todo aquello quedó enterrado de manera muy frenética. Pocos meses después, en septiembre de 2022, pudo consagrarse en el US Open y adueñarse de la historia: con aquella proeza se transformaría en el número uno del mundo más joven desde la creación del ranking en 1973: llegó a la cima con 19 años, 4 meses y 6 días.
La ambición del jugador entrenado por Juan Carlos Ferrero, también español y también ex número uno del mundo, parece no tener techo aparente. Durante su paso por Buenos Aires reveló que sus sueños no se ven imposibles en su mente: "Soy muy competitivo; quiero ganar todo lo que juego. Ver a Djokovic allá arriba y al resto de los tenistas que ganan me motiva para pelear con ellos. Quiero intentar acercarme al Big 3… soy un chico que sueña en grande", se sinceró en torno los récords que ostentan los tres gigantes: Djokovic, Nadal y Federer.