La inflación en mayo resultó del 4,2 por ciento, según informó el Indec, marcando una clara desaceleración respecto del mes pasado que se debió básicamente a dos cuestiones: la revisión de las cuotas en el servicio de medicina prepaga y el congelamiento de los aumentos de las tarifas de gas y luz. La recesión interna también deja su marca por el lado de desaceleraciones de precios.
El índice de precios al consumidor (IPC) tuvo en mayo una variación del 4,2 por ciento, que es la más baja observada desde enero de 2022. Muy rápido de reflejos, apenas unos minutos después de la publicación del informe de Indec, el ministro de Economía Luis Caputo realizó esta misma comparación en su red social X. El Gobierno se muestra entusiasmado en remarcar una dinámica de desaceleración de precios “histórica”, pero muchos especialistas coinciden en señalar que no será sostenible y esperan que el índice de precios se ubique en el terreno del 5 a 6 por ciento en junio.
Es que la fuerte desaceleración de mayo se apoya en un conjunto de decisiones que tomó el Gobierno, como suspender los aumentos de las tarifas de luz y gas (que se aplicaron en junio), retrotraer las cuotas de la medicina prepaga (por única vez en mayo y junio), demoró también una suba en los combustibles vinculada con los impuestos (solo en mayo) y mantiene cuasi-congelados los salarios y el tipo de cambio. Los últimos dos precios, claves para la economía, encienden tensiones tanto en el mundo sindical como empresario. La liquidación de la cosecha viene demorada esperando una corrección cambiaria.
Si se observa la medición del IPC en la comparación interanual, la inflación en mayo fue del 276,4 por ciento, es decir que en los bienes y servicios se pagaron precios casi cuatro veces más caros que en mayo de 2023.
En lo que va del año, el IPC acumuló una variación de 71,9 por ciento, una cifra que también da cuenta de que el proceso inflacionario lejos está de haber finalizado. Siguiendo con el ejercicio comparativo que realizó el ministro Caputo, una inflación acumulada de magnitud similar se alcanzó en 2023 recién entre los meses de julio y agosto, y en 2022 en el décimo mes del año. Desde esta perspectiva, el 2024 luce bastante acelerado.
Las divisiones que registraron las menores variaciones de precios en mayo fueron Salud (0,7 por ciento y Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (2,5 por ciento). Esto responde a decisiones tomadas por el presidente y su equipo, y no a un sendero de normalización en la dinámica de precios de la economía. El ministerio de Economía obligó a las compañías de medicina prepaga a retrotraer los precios de las cuotas durante mayo, pero en julio nuevamente podrán fijar aumentos libremente. En tanto que la suspensión del aumento tarifario de luz y gas, especialmente, también tuvo una incidencia notable. Esto no correrá en la cuenta del IPC de junio.
Otras divisiones que registraron incrementos menores al IPC general fueron Transporte (4 por ciento), Prendas de vestir y calzado (3,5 por ciento), y Equipamiento y mantenimiento del hogar (3,2 por ciento). En el primer caso, el Gobierno decretó el grueso de los aumentos en abril, mientras que en las últimas dos divisiones se detecta el impacto de la recesión doméstica.
Por otro lado, la división de mayor aumento en el mes fue Comunicación (8,2 por ciento), explicada por las subas en las principales compañías de servicios de telefonía e internet. En segundo lugar, sobresalieron los precios en Educación (que aumentaron 7,6 por ciento) debido a incrementos en todos los niveles educativos. También la división de Bebidas alcohólicas y tabaco, que subió 6,7 por ciento, se ubicó por arriba del promedio, por la suba en los cigarrillos.
En la división de mayor incidencia en el índice, Alimentos y bebidas no alcohólicas (que trepó 4,8 por ciento), se destacaron los aumentos de Verduras, tubérculos y legumbres; productos lácteos y huevos, y en Aceites, grasas y manteca, según señaló el Indec.
En esta división se registraron bajas de precios en el azúcar( 6,8 por ciento), harina de trigo (3,7), arroz (3,0), galletitas dulces (1,7) y aceite de girasol (1,4 por ciento).
A nivel de las categorías, llama la atención el brusco aumento en Estacionales (del 7,2 por ciento) versus una menor suba en Regulados (del 4 por ciento). Los últimos son aquellos con incidencia de la mano del Estado o con alto componente impositivo, como los servicios públicos, los sistemas de salud, el transporte público y otros. En tanto los estacionales son típicamente las frutas, verduras, ropa y turismo.