El gobierno informó ayer en la audiencia pública que las tarifas de gas residenciales subirán 45 por ciento en promedio a partir de diciembre. La categoría de menor consumo será la más perjudicada al tener que enfrentar un aumento promedio de 58 por ciento. Estas subas impactarán sobre boletas que en el último año treparon un 400 por ciento en promedio para los hogares y se espera que en abril vuelvan a aumentar. Además, se incrementarán las exigencias para acceder al premio por ahorro, se reducirá la bonificación a la que acceden los hogares con tarifa social y se anunció que el precio que pagan los beneficiarios del Programa Hogar por las garrafas subsidiadas pasará de 20 a 39 pesos (95 por ciento más). Para los comercios las subas promedio de gas serán de 58 por ciento. 

El subsecretario de Exploración y Producción del ministerio de Energía, Marcos Pourteau, ofreció ayer en la audiencia pública realizada en el Teatro de la Ribera una serie de ejemplos sobre cómo aumentarán las tarifas, con impuestos incluidos. En el caso de Metrogas, para un usuario R1 con un promedio de 25 metros cúbicos por mes la tarifa promedio pasará de 127 a 201 pesos mensuales (58 por ciento), para un R2 (56 m3 por mes) de 239 a 370 pesos (55 por ciento), para el R2-2 (70 m3 por mes) de 309 a 478 pesos (55 por ciento) y para un R2-3 (85 m3 mes) de 384 a 596 pesos (55 por ciento). Esas categorías concentran al 55 por ciento de los usuarios. En el otro extremo, la categoría R3-4 con un promedio de 210 m3 por mes, que concentra al 11 por ciento de los usuarios, pasará de 1670 a 2342 pesos (40 por ciento). No obstante, recién cuando los cuadros tarifarios estén disponibles se podrá calcular con precisión la suba que deberá afrontar cada usuario. 

Además, se adelantó que para lograr una reducción del 10 por ciento en la tarifa habrá que consumir un 30 por ciento menos de gas que en el mismo período de 2015, una vara muy difícil de superar para quienes en ese momento no derrochaban el gas y vivían con lo justo. A su vez, la tarifa social ya no bonificará el 100 por ciento del gas para los que superen el umbral de consumo de un R1.  

La tarifa de gas integra los costos de producción, transporte, distribución e impuestos. En esta ocasión la suba obedece a un ajuste del gas en boca de pozo (que representa un 44 por ciento del total de la factura) y a una mejora en la remuneración que perciben transportistas y distribuidores (que en conjunto inciden en un 28 por ciento de la factura).  

Gas en boca de pozo

El precio mayorista del gas que pagan los usuarios volverá a ser ajustado tomando en cuenta el cronograma que el ministro de Energía, Juan José Aranguren, trazó el año pasado para darle un horizonte de precios creciente a las petroleras. 

En abril del año pasado, el funcionario intentó elevar el precio promedio que pagaba el usuario por el gas en boca de pozo de 1,29 a 4,72 dólares por millón de BTU, un 266 por ciento. La cifra de 4,72 dólares no fue azarosa ya que era lo que en promedio recibían entonces las petroleras por el crudo. “Lo que quisimos hacer fue llevar el 1,29 que heredamos de la gestión anterior a 4,72 dólares, que era el precio promedio de remuneración del productor local. Queríamos de un golpe eliminar el subsidio a la producción local. Que los usuarios pagaran por el precio de esa producción y que el Estado nacional siguiera haciendo frente al subsidio a la importación”, aseguró por entonces Aranguren.

Ese esquema trajo consigo en algunos casos aumentos de tarifas superiores al 1000 por ciento. Fue entonces cuando la reacción de los usuarios y el freno que puso la Corte Suprema en agosto de 2016, obligó al gobierno a barajar y dar de nuevo. En septiembre del año pasado se convocó a la primera audiencia pública por el tema del gas y la nueva propuesta fue elevar el precio promedio que pagan los usuarios por el gas en boca de pozo de 1,29 a 3,42 dólares en octubre de 2016 y seguir ajustando cada seis meses hasta llegar a 6,78 dólares en octubre de 2019. Distinta es la situación de la Patagonia, la Puna y Malargüe, donde la gradualidad es mayor porque se partió de un piso más bajo y se prevé alcanzar ese objetivo en 2022.

Como parte de ese esquema, en abril el precio promedio trepó a 3,77 dólares y ahora subirá a 4,19 dólares. No todos pagarán 4,19 dólares por el gas ya que ese es un promedio ponderado. Dentro de los residenciales, las categorías más bajas (R-1, R2-1, R2-2 y R2-3) pagarán 3,17 dólares. Las categorías medias (R3-1, R3-2 y R3-3) abonarían 4,63 y la categoría R3-4 desembolsará 5,73 dólares por millón de BTU.

Según los datos suministrados ayer el gobierno, los productores locales están percibiendo este año 4,91 dólares por millón de BTU en promedio, cifra que surge de ponderar los 2,49 dólares que las petroleras reciben por la producción “vieja” y los 7,33 dólares que cobran por la producción adicional respecto de sus valores históricos. Los 4,19 dólares que pagarán en promedio los usuarios no están muy lejos de los 4,91 dólares por millón de BTU que embolsan los productores locales. El problema es que la producción local abastece sólo el 74 por ciento del consumo y el 26 por ciento restante se importa a precios mayores: 13 por ciento de gas de Bolivia a un precio promedio de 4,75 dólares por millón de BTU, 9 por ciento de Gas Natural Licuado a 7,03 dólares y 3 por ciento de gasoil y fueloil a 10,62 dólares y 1 por ciento de gas proveniente de Chile a 7,55 dólares. El déficit previsto para ese año por esa importación es de 1200 millones de dólares.

El precio ponderado que reciben los productores por el gas, tomando en cuenta producción local e importación, es 5,43 dólares el millón de BTU. Por lo tanto, el horizonte de 6,80 dólares que debería convalidar la demanda en 2019 no sólo implica un recorte de subsidios sino fundamentalmente un horizonte sostenido de aumento de precios para la industria, aumento que no tiene ninguna relación con los costos de extracción del fluido. 

Transporte y distribución

A transportistas y distribuidoras, el Ente Nacionales de Regulación del Gas (Enargas) les autorizó el año pasado un ajuste en el Valor Agregado de Distribución (VAD) a ser aplicado en tres cuotas. En abril incrementaron su remuneración un 30 por ciento, ahora ajustarán otro 40 por ciento y abril de 2018 el 30 por ciento restante. Ese incremento surgió de la Revisión Tarifaria Integral para los próximos cinco años, pero además se acordó un ajuste por inflación que toma como referencia la evolución del Índice de Precios Internos al por Mayor (Ipim). Entre abril y octubre ese índice trepó un 14 por ciento y hace que la recomposición para las distribuidoras ahora llegue al 54 por ciento.

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