Sol furioso sobre el asfalto de San Justo. Centro Comercial, cinco de la tarde. La primera Marcha del Orgullo TLGBI en la historia de La Matanza parte desde el shopping y parada de Metrobus de la Rotonda de San Justo. Algunas de las consignas aluden al recrudecimiento de la represión policial. “Al calabozo no volvemos nunca más”, se canta en la cabecera. Grandes banderas blancas recuerdan a las líderes travestis Lohana Berkins y Diana Sacayán. La principal, con la leyenda Resistencia Sudaca Originaria. Hacia el final de la columna de tres cuadras que se desplaza por Arieta (la principal calle comercial) putos y travas corean “el protocolo no nos va a detener”, en alusión al nuevo protocolo para detención de personas lgbt, firmado por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich.
Las consignas de esta primera marcha son: Basta de travesticidios, Justicia por Diana Sacayán (víctima de travesticidio en 2015), Nuestros cuerpos no son mercancía, Basta de persecución a las travas, tortas y maricas y Aplicación del cupo laboral travesti-trans.
En la dársena del Metrobús repleta de familias en viaje de fin de semana a visitar a sus parientes, retumba el sonido de bombos y redoblantes. “Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las travestis en la cara de la gente”. Fuerte contraste con las madrugadas a lo largo de esa ruta 3, donde travestis jóvenes y niñas se juegan la vida por pocos billetes.
El humo de los choripanes frente al shopping hace mella en el alma. Pero los manifestantes no se salen de las columnas. Tampoco hay vendedores de cerveza en lata. Se hace el día sí el vendedor de pochoclo y manzanas acarameladas de la plaza de San Justo. Se agotan las manzanitas. Hay glitter, pero poco. Luego del desfile frente a la Parroquia Catedral de los Santos Justo y Pastor, la marcha desemboca en la plaza. Se arman debates políticos en pequeños corrillos. Vasos de cerveza artesanal compartidos. A pocos metros, una cervecería artesanal con foto de Fidel y Che ofrece la pinta a 50 pesos con bolsa de maníes incluida. Una heladería ofrece el vasito de dulce de leche cabsha a 45 pesos.
Participan del acto agrupaciones tlgbi, organizaciones sociales y estudiantiles, partidos de izquierda, integrantes del movimiento afro, sindicatos, feministas de Ciudad de Buenos Aires, travestis de otros municipios conurbanos (Almirante Brown y Florencio Varela. Importante señalar que Varela realizará su primera marcha del orgullo el 2 de diciembre. Territorio peor que difícil, donde se reprime a las travestis en prostitución y enclave de la unidad penal 32).
Entre la multitud se encuentran también muchxs jóvenes matancerxs que asistieron sueltxs. Sofía Venditti (18) se acerca por primera vez a una marcha del orgullo. Recién está terminando la secundaria. “Soy de Isidro Casanova y vine porque soy bisexual. Me iban a acompañar unas amigas lesbianas, pero no vinieron. Creo que es porque tienen miedo. En nuestras familias nos consideran una mala influencia”.
En la otra punta generacional, Ramona (64) se lleva buena parte de las miradas con un pañuelo fucsia envolviéndole la cabeza y una remera con la foto carnet de un hombre. Es la imagen de su hermano, que “no pudo vivir en libertad como deseaba”. “Las cosas cambiaron mucho en los últimos años. Estamos todxs re evolucionadxs. Hoy es como si tuviera muchos años menos, porque estoy dispuesta a luchar por todos los temas. De los años que tengo, siempre consideré que tenemos derecho a elegir desde que nacemos lo que queremos ser. Nací en una época muy patriarcal, cuando las mujeres no teníamos derechos. Quiero un mundo mejor para mí y para mis nietos. Tenemos que zapatear al patriarcado y cambiar todo mundialmente”, dice Ramona, que atiende un comedor y una consejería de género.
Los pitufos (policías locales) custodian la plaza de San Justo con expresión de pocos amigos. Son tiempos de protocolo. A pesar de todo, hay mucha historia -principalmente de las travestis- de lucha contra disposiciones que restringen las libertades a las personas tlgbi. Vale Valeria vive en el centro de San Justo y estuvo en las marchas de los 90 contra los edictos policiales en la Legislatura porteña. Aquellas marchas marcaron el fin de los edictos en Capital. Sin embargo, en provincia de Buenos Aires aún rige el artículo 68 del Código Contravencional bonaerense, que pena con multa y con prisión de 5 a 30 días a quien ejerciere la prostitución. Uno de los reclamos de la primera marcha del orgullo tlgbi matancero es la derogación del artículo 68. Vale comparte anécdotas de aquella época con Belén, de Laferrere, que participó de la marcha para luchar por la aplicación del cupo laboral trans.
Al caer la tarde, la organización de la marcha lee el documento oficial. Y a continuación, números musicales, taconeo flamenco turbio, cantores populares. Llega Nora Cortiñas y la militancia corre a recibirla. Nora levanta el cartel “Justicia por Diana Sacayán. Basta de travesticidios”.
La tarde ya está hecha. Pero nadie se quiere ir de la plaza.