Una hipótesis ni tecnofílica ni juridicista para tratar de pensar la crisis de gobierno desatada este último fin de semana.

El mileísmo aspira a ser la traducción argentina de un tipo de poder que opera al menos en tres dimensiones:

-Imponiendo un mando virtual sobre toda realidad analógica (escaneo de lo orgánico en información, sometimiento de la información a mando algorítmico);

-opacando las relaciones de cooperación sociales en categorías esotéricas (fetichizando al máximo la representación del valor social en nociones como blockchain y cotizaciones de crypto memes);

-haciendo de la velocidad un diferencial específico como instrumento principal de sometimiento de la "casta" (capturada en su pesadez burocrática de despacho y negociación propia de las instituciones; en particular: el parlamento y los organismos internacionales); y de la organización popular (que expresa su fuerza a través de los tiempos lentos de la composición de los cuerpos en multitud).

Dentro de este marco, algunas observaciones:

-La torpeza ostensible del mileísmo ha suscitado hasta ahora más comprensión que rechazo: fue celebrada por muchos como un rasgo de "autenticidad" que le permitió a su personal representar el papel de personas de comunes con responsabilidades extraordinarias;

-Sus ilegalidades parecen relativizadas por el odio constitutivo a la regulación pública (destrucción de toda autoridad normativa extra-mercantil) propio de ese modo del poder:

-La impunidad de la que gozan se explica en buena medida por el estupor que aun hoy impide la aparición de otro tipo de fuerza, que juegue de otro modo con el poder, fijándole límites: la oposición existente no es un contrapoder.

¿Qué podemos leer políticamente, entonces, en base a la información pública hasta disponible? Milei hizo mileísmo: acudió a un mecanismo de financiación virtual, opaco, y veloz; y lo hizo a su manera (porque este es su modo hacer política): torpemente, acometiendo ilegalidades y sin afrontar límites institucionales. (Es más que sensato imaginar que se trató de obtener recursos económicos para fines políticos; los medios hablan de la participación de su herma, la constructora del partido).

¿Cuál sería para el mileísmo la peor consecuencia posible de esta crisis?: que la sociedad reaccionase imponiéndole un límite a ese tipo de ejercicio del poder. Esto es: forzando una hibridación que actúe recobrando los derechos de lo real analógico (de la vida, de los cuerpos), recuperando capacidad de lectura de la representación del valor (a riqueza socialmente producida, lo común como fuente del valor), y desacelerando la velocidad ciega como único valor del movimiento. ¿Existen, podrían conformarse los medios políticos para lograr algo de esto?