La inflación se ubicó en 2017 en el 27,1 por ciento en relación al año previo, al incorporar un avance mensual del 2,7 por ciento en diciembre, informó ayer el Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT. El dato anual de evolución de los precios quedó así diez puntos por encima del techo de la pauta oficial prevista para el período. El pifie fue todavía más grosero en 2016, cuando el entrante Gobierno pronosticaba una inflación de entre 20 y 25 por ciento y los precios terminaron un 41 por ciento por sobre la marca de 2015. Con estos antecedentes y la catarata de aumentos previstos para los primeros meses del corriente año, no sorprende que los economistas descrean de la nueva pauta inflacionaria del 15 por ciento que el Banco Central acomodó recientemente para el 2018.
Si la experiencia pasada sirve para modelar comportamientos futuros, ningún actor de la economía nacional estaría en condiciones de creer en la palabra del Gobierno de Cambiemos en materia de inflación. A las frases de Mauricio Macri acerca de que “en mi gobierno la inflación no va a ser un problema”, “eliminar la inflación será la cosa más simple que tenga que hacer” y “la inflación es la demostración de tu incapacidad para gobernar” se sumaron otras reflexiones oficiales y las metas del BCRA consecuentemente desmentidas por la realidad. Antes de asumir, el ministro de Economía, Alfonso Prat-Gay, aseguraba que la suba del dólar por la eliminación de las restricciones cambiarias no afectarían a los precios.
La primera meta del 20-25 por ciento de inflación para 2016 le quedó muy corta al Gobierno: la suba de precios motivada por la fuerte devaluación del peso, los tarifazos en los servicios públicos y la quita de retenciones al agro ascendió al 41 por ciento, lo que implicó una dura pérdida de poder adquisitivo incluso en los trabajadores registrados con mejor organización gremial.
Según el dato de la CGT, la inflación de 2017 fue del 27,1 por ciento. La medición de la central obrera va a quedar algo arriba del promedio. Con una inflación en diciembre estimada entre 2,5 y 3 por ciento, el Indec (que da a conocer su dato el jueves que viene) terminará con un avance cercano al 24 por ciento. Para el Gobierno porteño estaría por encima del 25 por ciento. Para la consultora Ecolatina, la inflación fue del 25 por ciento en el Gran Buenos Aires y del 24 por ciento a nivel nacional. En Elypsis calcularon un avance del 24 por ciento, similar al del economista Orlando Ferreres. Es decir, son entre siete y diez puntos por arriba del tope de la pauta prevista por el Banco Central, que iba del 12 al 17 por ciento.
Ayer también se dio a conocer el informe de inflación del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) Germán Abdala, que arroja una suba del 2,5 por ciento mensual en diciembre y un avance del 25 por ciento frente al mismo mes de 2016. El promedio de los precios en 2017 frente al año previo implica un incremento del 26,6 por ciento. “La autoridad monetaria acumuló en dos años un desvío superior a los 20 puntos porcentuales”, advierte.
En diciembre pasado, la inflación para la CGT fue del 2,7 por ciento impulsada por la suba de hasta el 58 por ciento de la electricidad y de hasta el 60 por ciento en el caso del gas. También avanzó un 6 por ciento la cuota de la medicina prepaga, al igual que las naftas.
La fuerte divergencia entre la inflación observada y la pauta prevista permite por sí sola dudar del cumplimiento del nuevo objetivo del 15 por ciento de inflación al que recientemente se comprometió el Gobierno. Pero además, el año tiene un comienzo caliente en materia de precios. Colectivos, subtes y trenes subirán desde febrero, mientras que ya avanzaron los peajes y se espera un nuevo incremento de las naftas del 7 por ciento. En febrero también suben las prepagas y hay alzas confirmadas en telefonía celular, entre otros rubros.