“Mi bola no viajó con el peso de los días anteriores y él supo aprovecharlo”, analizó ayer Federico Delbonis minutos después de perder 6-4, 2-6, 6-1 en las semifinales del Argentina Open ante el esloveno Aljaz Bedene, quien garantizó la continuidad del maleficio en un torneo que no disfruta de un campeón de esta tierra desde que lo hiciera el cordobés David Nalbandian en 2008. El zurdo encontró pasajes de buen tenis pero explicó porque le resultó imposible sostener la intensidad que propuso el número 51 del ranking, dueño de una solidez digna de un habitué del top 25. “En cada juego de su saque se sintió muy cómodo y a mí me costó mucho mantener en mis turnos; hice lo que pude con mis herramientas, pero él cambió direcciones muy fácil por encima de la cintura”.
Delbonis comenzó el partido muy atrasado y dejó que Bedene tomara la iniciativa desde el arranque. El quiebre que concretó el esloveno en el game inicial, se tradujo en una diferencia sustancial para cerrar el primer set a su favor 6-4. “El mazazo que genera el golpe de calor al principio es muy duro después de estar varias horas en la sala de jugadores con el aire acondicionado; fue difícil entrar en el partido”, expresó el azuleño, que continuó con problemas en la primera parte del segundo aunque pudo reponerse y ofrecer pelea. Pese a perder su saque temprano, dio un paso adelante en la cancha, comenzó a apretar en la devolución y se plantó detrás de la línea para llevar los hilos y recuperarse de inmediato.
Más allá del envión anímico de haber cerrado el parcial 6-2, el número 70 del mundo no supo cómo capitalizar su buen momento en el definitivo. Trastabilló en el inicio, salvó dos break points para cerrar el primer game y ya no volvió a ganar ninguno en el resto del partido. No obstante, el balance es positivo de cara a lo que viene: “Haber jugado una semifinal en este torneo y al principio de la gira de polvo me da mucha confianza. Estoy triste por la derrota pero no deja de ser un gran resultado para mí”, dijo.
Luego de haber hilvanado dos caídas en el arranque de la temporada en Sidney y en el Abierto de Australia, el jugador de 27 años encadenó sus primeras tres victorias en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, y augura un año de menor a mayor.
Después de la excursión habitual por los torneos de Sudamérica llegará la eliminatoria de Copa Davis entre Argentina y Chile, por la segunda rueda del Grupo I de la Zona Americana, que tendrá lugar el 6 y 7 de abril, y Delbonis todavía mantiene la duda sobre su presencia en el equipo conducido por Daniel Orsanic: “Si el capitán y la AAT decidieron jugar en San Juan tendrán sus razones. No sé si estaré en esa serie pero eso dependerá de mi calendario”. Apenas recuperado de su lesión en la cadera, el hombre que le dio el título mundial a la Argentina en aquel histórico quinto punto ante Ivo Karlovic, en Zagreb, ya había avisado que priorizaría su carrera personal y su salud por sobre los cruces por la ensaladera, aunque sí aclaró que su etapa en la Copa no está terminada.
En la segunda semifinal, Dominic Thiem impuso su jerarquía y avasalló 6-2, 6-1 al francés Gael Monfils (43°), que venía de sacar a Leonardo Mayer y había mostrado un nivel sostenido durante toda la semana, pero que no encontró respuestas ante un rival que lo desbordó por completo. El austríaco, número 6 del mundo y primer preclasificado, intentará consagrarse por segunda vez en Buenos Aires –ganó en 2016–, y conseguir su noveno título en el circuito mayor. Enfrente estará Bedene, quien protagonizará su tercera definición en busca de su primer trofeo de ATP –perdió en Chennai 2015 y Budapest 2017–. Lo único cierto es que el certamen más prestigioso de la Argentina tendrá a un ganador foráneo por décimo año ininterrumpido.