El Vélez de Gabriel Heinze sumó tres puntos fundamentales para engrosar su promedio y alejar los fantasmas del descenso al vencer por 1-0 a River en Liniers. No ganaba hace tres fechas y lo hizo frente al alicaído Millonario, un conjunto que sintió la ausencia de varios futbolistas preservados para el debut del miércoles ante Flamengo por la Copa Libertadores.
Acostumbrado a mantener en secreto la formación hasta el último instante, el entrenador local mandó al banco a Torsiglieri, quien había arrancado su ciclo como capitán, y le dio titularidad al peruano Abram. Su compañero en la zaga fue Cubero, quien le mostró al técnico que está para las paradas difíciles. Igualmente, el Poroto pudo haberse ido expulsado si Vigliano, que también perdonó a Zuculini, castigaba su juego brusco. En la vereda de enfrente, Gallardo guardó a su guardia pretoriana para el debut copero: Maidana y Ponzio estuvieron entre los relevos, y Gonzalo Martínez, quien se está recuperando físicamente, ni siquiera concentró.
De arranque, Nicolás De La Cruz se mostró picante por la izquierda, aunque su juego fue desdibujándose. Tampoco aprovechó la chance el joven Palacios. La primera acción de peligro la tuvo Mauro Zarate, a los cinco minutos, cuando agarró una pelota suelta –en una jugada que pudo ser penal de Martínez Quarta a Bouzat– y despabiló a Armani. En la jugada siguiente contestó rápido Pratto con un tiro que no llegó a inquietar a Rigamonti.
En este duelo de estilos, con su 4-3-3, Vélez fue más ambicioso y se aprovechó de una inédita defensa millonaria que mostraba ciertas fragilidades. A los 14, el menor de la dinastía Zarate volvió a avisar probando con un zurdazo desviado. Como sucedió en el amanecer del juego, al minuto, respondió Pratto y lograron desviar su centro casi en la línea. Los volantes visitantes no hacían pie en el medio y a Zuculini, que hacía las veces de Ponzio, le costaba ser el patrón y el único hombre de marca. Así las cosas, en un duelo de ida y vuelta, la triada de pibes Domínguez, Cáseres y Robertone copaba la parada en el círculo central y abastecían a Vargas y a Zarate, que seguían haciendo de las suyas aunque sin marcar.
En el complemento, Gallardo percibió ese déficit y mandó a la cancha a Ponzio, quien rápidamente se puso la cinta. Sin embargo, fue el propio capitán riverplatense el que no consiguió frenar una de las apiladas de Vargas, que terminó con un centro bajo y un remate ajustado de Robertone para llenarse la boca de gol y hacer delirar a todo el Amalfitani.
Cuando se cumplía la hora del partido el juez le perdonó la amarilla a Cubero. Al ratito, el jugador con más presencias en la historia de Vélez volvió a mostrar su rudeza y el juez le perdonó la roja. La falta del marplatense provocó un tiro libre, Mora lo ejecutó de forma brillante y la pelota se estrelló en el travesaño y picó en la línea. A la jugada siguiente se fue expulsado Enzo Pérez, por doble amonestación. Sobre llovido, mojado. Aunque tras una semana por demás inquieta por las quejas de los arbitrajes y las posibles influencias presidenciales, esta vez el árbitro no generó enojos.
Con la ventaja en el marcador, lejos de cualquier especulación, Heinze sacó a Robertone y puso a Cáseres, para quedar prácticamente con cuatro delanteros. Temperamental como cuando jugaba. Sobre el final, ya refugiado a pesar de tener un hombre más, Vélez nuevamente tuvo un guiño de la suerte y el remate de Ponzio, desviado por Pinola de taco, se estrelló en el palo. Gallardo, por su parte, evidenciaba una mirada perdida como no pudiendo entender qué hay que hacer para cambiar esta racha adversa por la que no levanta la producción futbolística ni gana hace tres partidos.