Por más fuerte que sea la tradición en el deporte, por más tiempo que dure la resistencia a los cambios, el dinero siempre encuentra un límite para romper. Y el tenis no parece ser la excepción. La Copa Davis, el certamen por equipos más importante del planeta, encontró un vínculo con el fútbol que revolucionará su esencia más profunda y sentará un paradigma de cara a los próximos años.
En plena búsqueda por persuadir a los mejores jugadores del mundo, varios de los cuales ya no compiten por la ensaladera, la Federación Internacional de Tenis llegó a un acuerdo con el grupo inversor Kosmos y anunció modificaciones sustanciales en el formato. La empresa fundada y dirigida por el futbolista Gerard Piqué destinará nada menos que tres mil millones de dólares por los próximos veinticinco años para organizar de manera conjunta con la ITF la nueva final de la Copa Mundial de Tenis, que se disputará desde la temporada 2019 y reunirá a las 18 mejores naciones para competir por el título durante una semana de noviembre en una sede única.
El Consejo de Administración de la ITF apoyó de forma unánime la propuesta del defensor de Barcelona, cuya injerencia en los cambios queda de manifiesto en la semejanza que tendrá el novedoso certamen con la Copa del Mundo de la FIFA. Si bien esta trascendental metamorfosis en la disputa de la Davis quedará sujeta a votación en la Reunión General Anual de julio en Orlando, Florida, la multimillonaria inversión por parte de Kosmos deja entrever que no habrá inconvenientes para conseguir los dos tercios de los votos necesarios para la aprobación.
La definición de la Copa Mundial de Tenis se jugará durante siete días en la tradicional semana de la final de la Davis y exhibirá un formato de Round Robin –fase de grupos– seguido de una instancia eliminatoria desde cuartos de final. Cada serie consistirá de dos singles y un doble al mejor de tres sets. Estarán los 16 equipos clasificados para el Grupo Mundial más otros dos países cuya inserción aún no quedó clara.
No habrá modificaciones en la disputa de las zonas continentales, que oficiarán como una suerte de “eliminatorias”. El Grupo I, en el que se encuentra la Argentina, continuará con las series de local y visitante durante las tres semanas tradicionales del calendario. El equipo de Daniel Orsanic deberá derrotar a Chile en abril y ganar el repechaje de septiembre para disputar la nueva competencia en 2019.
La ITF sufre presiones de todo tipo desde hace varios años para modificar la Copa Davis. Los jugadores más encumbrados son los principales acusadores, ya que la ensaladera se juega durante las cuatro semanas que el tenista top tiene para descansar en medio del calendario de la ATP. Jugarla o no se transformó en una cuestión de prioridades: poco a poco las figuras se alejaron y el negocio mermó de manera paulatina.
El nuevo contrato con Kosmos, sin embargo, incluirá grandes incrementos en los premios oficiales para los jugadores y las federaciones nacionales, mientras que buscará atraer a los mejores del mundo para garantizar el espectáculo. Sin los Top 10 no hay negocio; sin negocio no hay ganancia. Rafael Nadal, por caso, disputó sólo tres eliminatorias desde que ganara su cuarta ensaladera en Sevilla 2011; Roger Federer, quien habitualmente jugaba para mantener a Suiza en la elite, sólo la priorizó para ganarla en 2014 y desde entonces apenas estuvo en una serie.
El campeón de veinte torneos de Grand Slam fue justamente quien disparó un enorme tiro por elevación con la creación de la Laver Cup, el torneo que amenazaba con llevarse por delante a la Davis. A través Team 8, la agencia de representación y organización de eventos que maneja junto con su manager Tony Godsick, el suizo se inspiró en la Ryder Cup de golf para impulsar un certamen de fin de semana que mezcló a los mejores con una puesta en escena de calibre mundial. La primera edición en Praga contó con las figuras más importantes, incluido Rafa, y sentó en el banco a Björn Borg y a John McEnroe como capitanes. Una batalla muy desigual para la ITF.
“Kosmos y la ITF llevarán la Copa Davis a otro nivel y la gran final contará con las mejores naciones y los mejores jugadores”, expresó Piqué sobre la nueva competición, una especie de unificación entre la centenaria ensaladera y la Copa Mundial por equipos, que se llevó a cabo entre 1978 y 2012 en Düsseldorf, sobre polvo de ladrillo, pero que no contó con el apoyo de los mejores tenistas. Habrá que esperar para saber cómo la ITF compensará la pérdida por la desaparición de la localía, la fuente de ingresos más significativa para muchas federaciones. El dinero está y la intención de crear un producto superador será un aspecto clave. Lo cierto es que la nueva versión de tenis del “Mundial de Fútbol” ya se puso en marcha. Y Piqué, campeón en Sudáfrica 2010 con la selección española, sabe muy bien de qué manera desarrollar un certamen que destruirá los libros de historia.