Lejos de las luces que ofrece la elite y de los lujos que brinda el costado más selectivo del circuito, Nicolás Kicker no deja de asombrar. Silencioso y de bajo perfil, es un trabajador constante de esta profesión y disfruta de cada escalón que consigue subir. Después de protagonizar una semana en la que se sorprendió a sí mismo en el Abierto de Australia y de redondear una discreta gira sudamericana de canchas lentas, el tenista nacido hace 25 años goza de su paternidad pero no deja de tener aspiraciones en su carrera. En una charla exclusiva con PáginaI12, el número 94 del mundo cuenta que no se conforma con su presente y va por más.
–Fuiste padre a los 19 y la luchaste desde el principio, ¿en qué etapa de tu carrera te encontrás y cómo es la relación con Bastian?
–Sí, fui papá joven, pero gracias al apoyo de mi familia pude seguir jugando. Por eso estar en el Top 100 es un logro muy importante para mí. Es una posición que me pone muy feliz y que me permitió jugar el año pasado casi todos los torneos de ATP. Tengo un vínculo genial con mi hijo. Se llama Bastian por el alemán Schweinsteiger. Me encanta cómo juega, es un luchador y lo admiro. Ahora le compré la Play y jugamos todo el día. Dentro de un par de años, cuando me retire, podré disfrutar mucho más. Ahora todo se complica un poco con los viajes.
–Tuviste un gran resultado en Australia… ¿Cuándo te convenciste de que podías ganar partidos en cemento?
–En Australia tuve una enorme semana. No venía jugando mal pero yo mismo no me convencía de que podía rendir en canchas duras. La realidad es que me motivé porque es un torneo maravilloso. Les gané a Jordan Thompson y a Luckas Lacko para llegar a tercera ronda. Fui partido a partido y por suerte pude disfrutarlo. Mi cabeza estaba negada pero dentro de la cancha me convencí de que puedo jugar bien en cemento. Gracias al trabajo de mi equipo logré un buen resultado.
–¿Te planteás objetivos?
–Con el ranking no me gusta ponerme objetivos, pero sí quiero jugar la mayor cantidad de torneos de ATP. La idea es tratar de meterme dentro del Top 60. Tengo que trabajar y estoy muy focalizado en eso. También necesito ser más regular todo el año, sobre todo en canchas rápidas. Todos mis puntos del año pasado son en polvo de ladrillo. Espero que la semana de Australia sea el puntapié para sumar más en rápidas.
–¿Cómo es la historia de tu raqueta Prince Tour 100? ¿Por qué te cuesta tanto cambiarla?
–La verdad es que juego desde hace mucho con ese modelo y estoy muy acostumbrado. Todo el tiempo pruebo otras raquetas, pero ésta es muy diferente a todas porque tiene unos agujeros muy particulares. Dejó de fabricarse y este momento tengo sólo seis raquetas, es una desventaja. La idea es probar más para ver cuál me gusta y con cuál me siento más cómodo.
Juan Martín Del Potro contó con el apoyo de un psicólogo camino a la conquista del título en el ATP 500 de Acapulco, torneo al que llegó con algunas dificultades en el aspecto personal y en el que finalmente se cargó a tres jugadores del Top 10 para levantar el trofeo. En plena etapa en la que se busca desmitificar este nuevo rol en el deporte, Kicker cuenta que trabaja desde hace tres años junto a la licenciada Mariela García y explica por qué un profesional en ese rubro puede influir de forma positiva en los resultados.
–¿Qué herramientas brinda un psicólogo deportivo?
–Como todos los psicólogos, Mariela cumple un papel muy importante en mi carrera. Dentro de la cancha los tenistas tenemos muchas presiones. Fuera de ella, además, tenemos una familia. Todos los aspectos juegan y cuando estamos en un partido tenemos que tener la cabeza bien focalizada en lo que hacemos. A mí me suma mucho contar con esa ayuda. Todavía tengo mucho trabajo por delante en la concentración y en la visualización pero estoy muy contento con la tarea que hice hasta el momento.
–Nadal se retiró en Australia y se quejó por la dureza del circuito, ¿qué opinión tenés sobre las críticas al calendario?
–Creo que es demasiado duro y te exige elegir muy bien los torneos para cuidar el físico. El tenis es muy demandante y permanecer en el alto rendimiento tarde o temprano te pasa factura. Y más para los jugadores como Nadal, que saben que empiezan el lunes y casi siempre llegan a la final. Es muy duro. Hay que trabajar bien en la parte de kinesiología y cuidarse mucho.
–¿Por qué en el tenis unos pocos ganan tanto y la mayoría gana tan poco?
–Hay demasiada desigualdad. Es una diferencia muy grande. El número 120 se queda afuera del cuadro principal en los Grand Slams y te puedo asegurar que juega igual que el 80. También hay otra realidad. Los jugadores se tienen que unir y tienen que pelear más los premios en el resto de los torneos. La comparación es una vergüenza con lo que reparten los Grand Slams. En definitiva es un deporte individual y no existe la unión de los jugadores para cambiar eso.
–¿Qué dejó la reunión en Melbourne encabezada por Djokovic para formar un “sindicato” de jugadores, lograr mejores condiciones económicas y repartir mejor los ingresos?
–Sobre esa reunión en Australia mucho no puedo hablar. Pero vuelvo a rescatar algo que es muy importante: los jugadores tenemos que estar unidos en lugar de cuidar nuestra propia quintita. Pero la verdad es que no puedo hablar de este tema.
–¿Jugar la Copa Davis con Argentina es un objetivo en tu carrera? ¿Qué hay sobre el interés de Austria?
–Jugar la Copa Davis sería buenísimo. Soy argentino y debe ser hermoso jugarla y sentir el apoyo de la gente. Si bien de chico no conté con el apoyo de la Asociación, es algo que no tiene nada que ver con la Copa Davis. Me encantaría, claro. Tengo el pasaporte austríaco por mis abuelos, que de hecho me sirve para jugar Interclubes en Europa y me ayuda muchísimo. Pero yo soy argentino.
–¿Qué opinás sobre el nuevo formato de la Davis?
–Que sea durante una sola semana y en una única sede me parece espectacular. La Copa Davis dejó de ser un show. Hay muy poco de eso y la gente perdió el interés. Los jugadores además pierden muchas semanas dentro de un calendario que es cada vez más duro. Que sea al mejor de tres sets también la convertirá en una competencia más corta y dinámica. Los jugadores van a volver porque habrá menos desgaste.
–¿Qué significa Vélez en tu vida?
–A fin de año siempre juego Interclubes porque soy de Vélez y me gusta cómo es el club. Siempre que puedo voy a la cancha. Es un ambiente muy familiar. También cuento con el apoyo de toda la Comisión de Tenis y del presidente de la institución. A fin de 2017 me reconocieron como deportista del año y eso demuestra el cariño que me tienen. De muy chico soy de Vélez; estoy agradecido por el apoyo de siempre.