Por estos días, en nuestro país se ha propagado el temor a estas nuevas pandemias, como el dengue y la fiebre porcina, se han informado de causas, consecuencias, medidas preventivas y remedios. Yo voy a informar de otra, que a diferencia de las anteriores, no tiene tanta connotación y no tiene remedio posible; en realidad, la cura tiene muchas variantes poco aplicables en este nuestro querido país. Las causas de este mal son ancestrales: gobiernos que no ejercen una buena política económica, beneficiando sólo a una clase social; multinacionales que una vez que logran sus objetivos, les importa muy poco dejar a miles de familias sin trabajo; sindicatos que no defienden con honestidad al gremio, sólo trabajan para sus propios intereses; abandono total de la clase dirigente, falta de compromiso con el pueblo.
Las consecuencias, problemas familiares, sociales y de salud en los trabajadores; desesperación, pánico, depresión, desalojos, pérdida de bienes, decadencia económica, abuso por parte de organismos financieros para con los desocupados, etc. Para prevenir esto, sólo habría que aplicar el preámbulo de la Constitución Nacional, sólo con eso estaríamos frenando esta enfermedad, pero verdaderamente aplicarlo. Soy la mamá de un operario de la planta Mahle, tiene 24 años y un hijo de sólo tres meses, esta semana lo he visto desolado, sin rumbo por esta situación, y desde acá pido que no dejen que se propaguen estas olas de despidos masivos, convoco a nuestros representantes, a nuestros medios de comunicación, a todos los gremios que están atravesando por lo mismo, a todos nuestros representantes sindicales, a todos los trabajadores a lograr que por una vez en la historia erradiquemos este mal, empecemos con esta fábrica, que es la mejor productora de aros de pistón a nivel mundial por su calidad y no paremos hasta buscar la solución para todos los que se encuentran en peligro. Sólo logrando un compromiso de todas las partes lograremos un país justo. En nombre de todos los operarios de Mahle y de todas las fuentes laborales que se encuentren en riesgo, sólo les digo a nuestros dirigentes y gobernantes que la razón nos engaña a menudo, pero la conciencia jamás.
Fabiana Migoni
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