Los inspectores del GCBA son muy eficaces. Quizá la tragedia de Cromañón los sensibilizó. Nos consta que ante cualquier anomalía intervienen con consecuencias: multa o clausura. No escapan a estas medidas los edificios particulares en infracción. Pero bien vale el refrán: “Es más fácil ver la paja en el ojo ajeno”.Somos trabajadores de la Unidad de Adolescencia del Hospital de Emergencias Psiquiátricas T. de Alvear. Hace tres años que realizamos nuestra función en condiciones deplorables al paralizarse la construcción de un nuevo edificio para la atención de jóvenes con padecimientos mentales. Las carencias del ámbito en el que trabajamos afectan principalmente a los jóvenes que concurren a este hospital para su recuperación. Los pacientes internados conviven en condiciones de hacinamiento y falta de intimidad, lejos de resultar aptas para la asistencia y contención que requieren los adolescentes en riesgo.

Un fallo del año 2007 obliga la continuación de las obras iniciadas. Sin embargo, las autoridades del GCBA aún no lo han respetado e informaron que no hay recursos económicos disponibles. Mientras tanto, ejercemos nuestra labor cotidiana inmersos en esta situación inadmisible por los riesgos que implica, a la vez que presenciamos el ensanchamiento de las veredas de Palermo Hollywood, el embellecimiento de avenidas con canteros y reposeras en las plazas. Muy bien, pero un gobierno sensato debe considerar prioridades y evitar la vulneración de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Consideramos el derecho a la salud pública como fundamental para todos, el cual debe brindarse en un ámbito digno, con condiciones ambientales adecuadas. Acordamos con el control de las irregularidades de particulares para prevenir situaciones penosas. Pero sería un acto de responsabilidad comenzar por casa... aunque aquí no se recaude.

Trabajadores de Salud Mental de la Unidad de Adolescencia. Adhieren: Asoc. de Profesionales y filiales de AMM, ATE, Sutecba, Asoc. Psicólogos GCBA del Hepta