Uno de los más graves e inquietantes factores de contaminación de las aguas lo representan las heces humanas. Ríos, capas freáticas y hasta el mar no darán abasto en el futuro mediato. La multiplicación geométrica de los habitantes del planeta, sin control, transgrede el equilibrio natural. Si a este problema le sumamos las sequías, constante degradación del líquido elemento por otras vías de contaminación como los hidrocarburos y residuos en general, urge el riesgo de extinción de muchas especies, incluida la nuestra. Sin embargo, la solución es posible a partir de decisiones políticas revolucionarias y, por supuesto, a través de importantes inversiones. Varios países están dedicando mucha atención al propósito de aprovechamiento. Tanto de los detritos como las aguas que intervienen en el arrastre de éstos. El hombre, dotado de la virtud del raciocinio, tiene la capacidad científica y técnica para convertir los excrementos propios en fertilizantes, recuperar y purificar el agua y, asimismo, usar las heces en gestores de biomasa para producir gas de uso doméstico. Nosotros poseemos el privilegio de un río extenso y caudaloso. Una bendición de la naturaleza que estamos agotando a la par de su fauna ictícola. Allí se descargan diariamente millones de litros de líquido fecal. No es hora de ponerse a un vano discurrir sobre el tema, sino a trabajar intensamente en un proyecto similar a los que abordan concretamente países como China, India, Alemania, Guatemala, España, Dinamarca, Chile y Venezuela. La abundancia es mala consejera, lo sabemos porque hasta hoy nos sobra el agua, pero no asumimos conciencia del perjuicio señalado y la naturaleza muy pronto nos lo demandará. Estamos a tiempo para cambiar.
Oscar Mario Ventura
LE Nº 6.016.559
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