Locas de amor
Escribo estas líneas a partir de la lectura del muy interesante artículo de Pedro Lipcovich, publicado el viernes 4 en Página/12, con la intención de rectificar un error al que podría inducir el título: “Las locas de amor van de la ficción a la vida real”. No hay duda de que esa ficción televisiva fue, además de un producto digno, un aporte a que “la gente común desarrollara comprensión y tolerancia hacia los problemas de salud mental”, como dice la Lic. Patricia Malanca al anunciar la apertura de la primera casa de convivencia del programa Preasis. Sin embargo, aquí no fue la ficción lo primero: más bien ésta, es decir “Locas de amor”, abrevó de la experiencia del “Programa de Rehabilitación y Externación Asistida”, que desde 1999 se viene desarrollando en el nada ficcional Hospital Esteves de Temperley, hospital público de la muy real provincia de Buenos Aires. Y si bien algún agradecimiento a la dirección de ese hospital figuró en los títulos de la presentación, bueno es restituir algunas cosas al lugar que les corresponde: en este como en otros asuntos, son trabajadores del castigado sistema público estatal quienes generan alternativas viables al oprobio al que la conjunción entre locura y pobreza condena a miles de ciudadanos y ciudadanas con padecimiento mental.
Lic. Mario Woronowski
Programa de Rehabilitación y
Externación Asistida
Hospital Esteves - Temperley
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Estafas
Hace poco leí en una pared de una estación de subte un aviso en el que se promete mediante algún método mágico el “retorno del ser amado, conseguir trabajo, etc.”. Pero no fue el aviso lo que me llamó la atención. Lo que me descolocó fue lo inteligente del mismo, el cual proponía: “Pagás luego de que compruebes el resultado”. Me puse a pensar en cuál es la probabilidad de que alguien que se pelea con su pareja vuelva a reconciliarse o alguien que perdió el empleo vuelva a ser contratado. Creo que la mayoría de las parejas pasan por algún distanciamiento y la mayoría de la gente que pierde el trabajo, tarde o temprano, consigue otro. El tema es que hay mucha gente que cree en esos avisos. Este hecho, en el que la estadística juega a favor del estafador, no hace más que generarme preguntas. ¿Hasta qué punto no es delito de estafa ofrecer dicho servicio? ¿Hasta qué punto no es una estafa masiva que se publiciten SMS de $ 0,90 + IVA por canales de aire en los que enviando tu signo y el de tu pareja te envían “el horóscopo y te dicen cómo te va a ir en el amor en los próximos días”?La ignorancia de la gente no es excusa para alegar “libertad de elección” del consumidor, ya que es manifiesta la imposibilidad del Estado de cumplir la ley de Defensa al Consumidor que establece que “Incumbe al Estado Nacional (...) la educación para el consumo (...)”. Creo que mucho más delincuente que el curandero chanta es el que lucra con él, permitiéndole llegar a mucha más cantidad de gente a través de un medio masivo de comunicación. Si mis ganancias las obtengo en parte por la venta de publicidad, si el que me paga la publicidad ES un estafador y yo sé que es un estafador... ¿no seré cómplice?
Alejo Rossi
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